lunes, 7 de octubre de 2019

¿Todavía somos un animal político?

El filósofo Aristóteles (384-322 a. C.)

Dado los avatares políticos que últimamente estamos contemplando en nuestro país quiero plantear la discusión sobre si el ser humano es un animal político tal como pregonaba Aristóteles en su obra Política o si, por el contrario, hemos evolucionado hacia otro tipo de animal aún por definir. El ser humano se ha definido en nuestra tradición occidental siempre como un animal racional y se ha considerado que la política es una actividad esencial para nuestra convivencia. En la Antigua Grecia la política entendida las discusiones  en el ágora era esencial para la vida de una polis pues en ella se ponía de manifiesto la capacidad de autogobierno y autoconservación de un conjunto de personas. Se consideraba que las personas más preparadas, aunque no les gustase, tenía la responsabilidad moral de guiar a sus compañeros.
¿En qué ha degenerado la actividad política hoy en día? Nuestros políticos actuales ponen de manifiesto una total y nula capacidad para llegar acuerdos de cualquier tipo. Sobre sus propios fracasos personales se reprochan mutuamente y consideran que la culpa es siempre de otra persona pero nunca de ellos porque ellos actuaron siempre como tenían que actuar. Los políticos manifiestan una gran insensibilidad hacia los problemas que realmente preocupan a la gente. Y la gente, observa atónita todo este desaguisado. En España se han celebrado cuatro elecciones generales en los últimos cuatro años e incluso hemos tenido algún período de tiempo en los que no había gobierno.
¿A qué es debido este falta de entendimiento entre los políticos? En primer lugar llama la atención la ausencia de verdaderos políticos en el sentido propio de la palabra, de personas que sientan una inclinación natural hacia la política. ¿Dónde están los Felipe González o Julio Anguita actuales? Parece que la política se ha convertido en una farsa televisada donde los políticos a través de sus redes sociales de vez en cuando expresan opiniones. ¿Qué pasa sobre los problemas reales que afectan al conjunto de la ciudadanía? Muchos de nuestros políticos parecen que olvidan que su empeño debería ser ponerse al servicio de la ciudadanía y abandonar esos discursos vacíos y sin ningún tipo de significado que dada su ambigüedad y amplia generalidad son susceptibles de todo tipo de interpretaciones.
La política se ha convertido hoy en día en una actividad por la que el político, al modo de Glaucón y Trasímaco de La República de Platón, no gobiernan procurando el bien común sino el bien egoísta.propio y de los suyos. Incluso manipulan el lenguaje, al modo de un sofista, señalando matices en las palabras que a veces resultan inverosímiles. Los docentes cuando dan clase a sus alumnos deben hacer lo posible por presentar su materia de un modo accesible suscitando el interés y la motivación de los alumnos. Sin embargo,  nuestros políticos emplean un lenguaje tan ambiguo e impreciso y no por las palabras que en si misma emplean sino la quijotesca combinación de las mismas. Por ejemplo, para explicar la situación de crisis que ha asolado nuestro país se empleaba desaceleración económica. Surgen dudas evidentes para desentrañar el significado de estas dos palabras. Quizás signifique que nuestros dirigentes políticos que se está produciendo un crecimiento político pero a menor escala del esperado. O puede también significar que se está produciendo un crecimiento económico pero en sentido inverso, es decir, que se está incrementando la crisis económica. O pudiera tener otros significados menos evidentes pero igualmente posible como Yo no sé cómo resolver los problemas pero combino estas dos palabras y pienso que se resuelve el problema. Hay otros términos de nuestra casta política que mejor no entremos en valorar su significado como pagar en diferido. Pienso que sería una auténtica pérdida de tiempo y mucho más costoso que leer y comprender por ejemplo La Enciclopedia de las ciencias filosóficas de Hegel, y mucho menos apasionante.
¿Acaso los políticos no nos comprender y no saben detectar cuáles son los auténticos problemas del país? Muchos políticos de este país llamado España se ponen caras heroicas al escuchar el himno o ver la bandera. Otros políticos no quieren saber nada de esa bandera y de ese himno proclamando su independencia. Otros sólo les preocupan coger dinero de la cartera y otros hacen como si no se enteraran de nada. Independientemente de los intereses políticos de esta casta política no van a la raíz de los problemas de nuestro país. Recordemos que los políticos reciben sustanciosos sueldos por realizar su tarea de resolver los problemas de la ciudadanía. En mi valoración de la situación política hay dos problemas capitales es el paro de nuestros jóvenes y no tan jóvenes y la vivienda. Hay personas muy preparadas en sus disciplinas, con estudios de todo tipo, con capacidad para hablar otros idiomas y que algunos de ellos han tenido que emigrar. El político de turno tiene la responsabilidad para que todas esas personas que no encuentren trabajo porque la oferta laboral es nula. Además, un puesto de trabajo y que se corresponda con su titulación. El paro es uno de los grandes males sociales no sólo porque no pueden tener un sueldo para sobrevivir sino que se le incapacita en muchos casos la posibilidad de formar familia y a tener que vivir con sus padres mucho más tiempo. Pero también supone consecuencias negativas para esa persona a nivel psicológico porque indudablemente queda anulada como persona, no se siente con confianza y decisión y eso distorsiona su vida social.
No solo esto, los jóvenes y no tan jóvenes, de aquellos que trabajan reciben sueldos muy bajos para el desempeño de un puesto de trabajo a un nivel más inferior respecto a su formación. Son puestos de trabajo que tiene que coger necesariamente porque necesitan dinero para hacer su vida y porque si no lo aceptan hay muchas otras personas a la espera.
Pero el problema no queda reducido en este punto. Muchas personas tienen que irse fuera de su lugar de procedencia para el trabajo y nos encontramos que los precios de los alquileres de viviendas es totalmente inasumible  fuera de lugar. ¿Qué hacer cuando el precio de alquiler supera el sueldo del trabajador? Porque aquí nos encontramos una incongruencia total, no sólo que se tenga dificultades para llegar a final de mes sino que en muchos casos el precio de alquiler supera con mucho el sueldo del trabajador. ¿Qué hacer en esta situación tan peliaguda? Las alternativas son pocas. Si tienes la suerte de que la vivienda alquilada sea de algún familiar o amigo íntimo se podría estudiar la posibilidad de reducir el dinero del alquiler. Sin embargo, para qué engañarnos, el dinero por lo general carece de moralidad y no entiende  ni de familia ni de amigos. Otra alternativa sería ocupar una vivienda abandonada y vivir allí sin que te descubran. Esta solución sería poco recomendable porque nos dejaría en una situación permanente de temor a ser descubierto. Quizás la solución más fácil sería alquilar una vivienda entre varias personas, ya sean amigos o desconocidos. Sin embargo, un problema evidente de lo anterior es que las personas ya con una cierta edad no les apetece estar compartiendo piso como si fuera en su etapa de estudiante, ni tampoco de estar con gente que ni siquiera conoce.
Por tanto, en conclusión y haciendo referencia al título de nuestra reflexión ¿Somos todavía un animal político?, parece que la respuesta es negativa por varias circunstancias: la falta de competencia por parte de los políticos, su incapacidad para detectar y resolver nuestros problemas, la falta de confianza de los ciudadanos ante los políticos y que da lugar a un desinterés cada vez mayor.