Cuadro de La Escuela de Atenas, de Rafael. |
¿Cómo repercute toda esta tecnología y
su consumo desmesurado por parte de los jóvenes? Estos jóvenes
han nacido ya con el tablet y el móvil bajo el brazo y su modo de
procesamiento de información es muy compleja. Hay quienes son capaces de
estudiar, oír música, ver televisión, hablar por teléfono y contestar el whatsapp.
Otro tema distinto sería su nivel real de asimilación de esa información. Pero,
de todos modos, estos jóvenes se encuentran ya en un medio tecnológico desde el
primer momento y se desenvuelven de forma airosa, al menos en principio.
Con todos estos elementos ¿funcionaría
con ellos un tipo de enseñanza-aprendizaje de tipo clasicista basada en la
explicación teórica del docente y la asimilación mecánica de la misma por parte
del alumno? Obviamente la respuesta es no. En los planes de estudios más
antiguos los alumnos no ingresaban tan niños como ocurre hoy en día en los
institutos y a esto se une a su vez la ampliación de edad de los alumnos a la
enseñanza obligatoria hasta los dieciséis años. Antes un alumno que finalizaba
la EGB obtenía el Graduado Escolar y ya se podía desvincular de la educación.
Por tanto, en los institutos tenemos muchos alumnos que están obligados a estar
sin que le gusten lo que están haciendo. Es responsabilidad del profesor
estimular a estos alumnos en los estudios, presentar los contenidos de manera
tal que suscite su interés.
Debemos señalar el caso de alumnos que
tienen serios problemas familiares y esto les afecta de modo ineludible en su
rendimiento académico. A veces, como docente no puedo comprender el
comportamiento disruptivo de muchos alumnos que parecen que su único cometido
es hacer la vida imposible a los docentes y a los propios compañeros. Pero en
cuanto tenemos entrevistas con los padres de los alumnos y conocemos sus
problemas ya empezamos a comprender. El
profesor debe tener la psicología necesaria para procurar un trato correcto a
estos alumnos pues muchos se encuentran verdaderamente desorientados, no saben
lo que quieren y en el fondo lo que quieren es un referente que les guíe y que
les aconseje. A veces ni los alumnos ni los propios padres colaboran lo más
mínimo en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Es un proceso siempre colectivo,
no es sólo de los alumnos: están implicados el equipo docente, orientación, el
propio alumnado y las familias. Entre todos estos elementos debe existir
voluntad de diálogo y colaboración. De lo contrario, todo se complica
sobremanera. El profesor es responsable de que en el aula exista un clima
adecuado de trabajo, que haya respeto y que se respete el derecho de los
alumnos a recibir una educación. No podemos permitir que haya alumnos cuyo
comportamiento hostil impida el desarrollo adecuado de la clase. A veces, esto
no es posible por desgracia por parte del docente y aquí entra en juego el
papel de los equipos directivos y jefaturas de estudios. Sabemos que el
instituto funciona bien cuando las esferas directivas realizan de manera
adecuada y responsable su función. Sin embargo, esto no siempre ocurre porque
hay equipos directivos y jefaturas de estudios que no se comprometen
seriamente, no apoya al profesorado sino que intentan complicarse lo menos
posible la vida.
Las familias constituyen un pilar
fundamental dentro de este proceso de enseñanza-aprendizaje. Lo ideal sería que
hubiese una compenetración adecuada entre familia y equipo docente. He conocido
el caso de profesores que llaman a los padres de ciertos alumnos disruptivos
porque impiden el desarrollo normal de la clase con el propósito de que
mejoren. Sin embargo, muchos de dichos padres se presentan en el centro con una
actitud beligerante y desafiante. Otras veces, el profesorado es víctima de
humillaciones y de insultos por parte de ciertos alumnos y ni siquiera recibe
ni una disculpa de los padres de dichos alumnos. Ante este panorama, en
ocasiones estos alumnos disruptivos carecen de una base familiar que les
permita tener esa estabilidad necesaria para su desarrollo personal. Pero no
todo se reduce a esto sino que el buen profesor ha de ser un buen comunicador y
saber decir bien las cosas. Por ejemplo, ante un alumno cuyo
comportamiento no es el adecuado a veces no resulta útil recriminar su actitud
delante de sus compañeros sino que a veces tenemos que hacer una mirada
incisiva en la que mostremos nuestra disconformidad o en privado después de la
clase llamarle la atención y hacerle ver que esa actitud no es la adecuada. No
nos equivoquemos, no son todavía personas totalmente hechas sino proyectos de
personas muy maleables e influenciables, que van buscando su propia identidad e
individualidad. Recuerdo que en cierta ocasión, siendo alumno, un profesor me
entregó un trabajo corregido elaborado por mí y en la parte superior pude leer No
tienes ni idea. Obviamente el profesor en cuestión no estuvo lúcido al
comunicar mi torpeza en ese trabajo. Lo que realmente consiguió que acabara
odiando su materia.
Hay que dar alumno la oportunidad de
equivocarse, que no tengan miedo a fallar, a expresar su opinión. Desde mi
experiencia propia, aquellos profesores que más me ayudaron a desarrollarme
como persona fueron aquéllos que me enseñaron el derecho legítimo que tenemos a
equivocarnos. No nacemos ya hechos sino que vamos adquiriendo experiencia a
partir de nuestras vivencias y de nuestros muchos fallos. Si un alumno comete
un error que nosotros como docentes consideramos increíble no podemos echárselo
en cara y. ni mucho menos, ridiculizarle delante de los compañeros. El alumno
debe encontrar su lugar en el aula, tener su voz y su opinión y que vaya a
disfrutar y no a pasarlo mal.
Con todo lo anterior la persona que
quiera ser docente debe tener una gran vocación por enseñar. Cuando era un
alumno y antes de decidir dedicar mi actividad profesional a la docencia pensaba
que el profesor ideal era aquél que controlaba todas las vicisitudes de su
materia. Hoy en día que dedico mi vida profesional a la docencia mi punto de
vista sobre eso ha cambiado. Observo que más allá de la formación específica
que tengamos en nuestra materia, lo cual es importante, lo importante es que
estamos formando personas y no químicos, historiadores o matemáticos. Todo
profesor en su trabajo de manera inevitable transmite señales acerca de su modo
de ser y de sus valores y que sin duda alguna nuestros alumnos asumen: un
profesor que va a su trabajo sin interés ni motivación es algo que los alumnos
perciben de inmediato y no permite suscitar su interés; todo es diferente en el
caso de un docente que va motivado a sus clases y con ganas de que sus alumnos
aprendan. Otras veces, no es del todo fácil que los alumnos se interesen por
alguna de nuestras materias ya sea por su carácter abstracto como en el caso de
la Filosofía o la dificultad propia de la misma materia ya sea Matemáticas o
Física y Química. En cualquier caso, independiente de esta dificultad debemos
encontrar el medio adecuado para llegar a los alumnos ya sea mostrando su
aplicabilidad o utilidad o extrayendo ejemplos de la vida cotidiana. Recuerdo
que siendo yo alumno en ocasiones la enseñanza que recibía era mecánico y
repetitivo, no nos permitía ir más allá, cuestionar lo sabido por todos. Por
eso, resulta imprescindible combinar la teoría con otras actividades más
prácticas donde los alumnos se expresen tal como son. La parte teórica lo
considero imprescindible porque el buen profesor debe guiar al alumno mediante
la explicación, pero no podemos reducir todo a ese elemento. Hay profesores que
en el fondo no se involucran en el aprendizaje de los alumnos, no son
disciplinados, no problematizan y en el fondo no hacen trabajar al alumnos.
Estos docentes de manual suelen tener la aceptación y el aplauso fácil del
alumno, sin embargo, no permanecen en la memoria a largo plazo. En la memoria
del alumno quedan aquellos profesores que le sacaron de su zona de confort y
les llevó a cuestionar temas antes tabú.
¿Qué aspectos de la educación actual son
susceptibles de ser mejoradas?
Considero esencial aquellas materias que
puedan estimular la capacidad crítica y reflexiva de los alumnos a través de
materias como Filosofía, Psicología y Ética. Es un contrasentido la
disminución de carga lectiva de estas materias a partir de la Ley Educativa
LOMCE y es enteramente inadmisible que la materia de Historia de la filosofía
se convierta en una mera optativa del segundo curso de Bachillerato. Incluso,
dependiendo de la comunidad autónoma esta materia sólo sea optativa para la
modalidad del Bachillerato de de Ciencias Sociales y Humanidades y no para el
Científico-tecnológico. Esto significa que habrá alumnos que finalicen sus
estudios y que no hayan abordado autores como Platón, Aristóteles, Kant o María
Zambrano. Concretamente Historia de la Filosofía es entendida en muchos casos
como una mera historia de filósofos anquilosados en el pasado y que no tienen ningún
significado en el futuro. Y sin embargo, se equivocan de forma inevitable pues
un autor es clásico porque sigue planteando cuestiones que hoy en día seguimos
planteando y nos permite comprender el sentido profundo de la realidad
histórica que nos rodea. Si quitamos la Filosofía estamos eliminando la columna
vertebral de la educación. ¿Acaso la educación no es suscitar la capacidad
critica de nuestros alumnos, a que estos sean cada vez más autónomos? ¿No
estaremos traicionando al espíritu de Sócrates cuando afirmaba la necesidad de
reconocer nuestra propia ignorancia como paso previo para adquirir el
conocimiento o a Kant cuando afirmaba Sapere aude?
Respecto la introducción de las nuevas tecnologías
de la información y comunicación en el aula. Hemos señalado más arriba que
nuestro alumno hoy en día nace en un mundo enteramente tecnológico. Me llama la
atención cómo los niños aún en una edad tan temprana se desenvuelven
aparentemente de forma airosa con móviles y demás artefactos tecnológicos. Sin
embargo, es responsabilidad de los padres un control sobre lo que hacen sus
hijos cuando navegan por Internet y las páginas web que visita. Más allá
de esto que daría lugar a otro capítulo las nuevas tecnologías suponen un
instrumento muy potente y muy útil en el aula y que resulta conveniente
introducirlo en el aula en la medida de lo posible. No se trata de poner a los
alumnos una película relacionada con nuestra materia la semana previa a las
vacaciones de Navidad o de Semana Santa sino aprovechar las múltiples
utilidades que nos proporcionan: hay muchos materiales como videos, canciones,
testimonios y ejercicios de otros docentes que podemos aprovechar para nuestras
clases. De todas formas, debemos señalar que la tecnología es un medio y no un
fin y es el docente el máximo responsable del uso que hagamos.
Muy importante es también la por la importancia creciente hoy en día la actividad física y la
alimentación. Es esencial fomentar ciertos hábitos de vida saludable basados
tanto la actividad física como la alimentación. Vemos en nuestro mundo y por
desgracia adultos y niños obesos y sedentarios. Es necesario inculcar los
valores positivos del deporte y esto no sólo por lo saludable que pueda ser
para nuestro cuerpo sino como modo de relacionarse con otros compañeros. Más
allá de que en el deporte se pueda ganar o perder lo importante es la
adquisición de valores como el esfuerzo, el compañerismo, el respeto al
contrario así como saber perder y ganar. Por este motivo, igualmente una
alimentación adecuada es un aspecto que desde las aulas debe potenciarse
porque, cada día menos, no sabemos lo que comemos. Basamos nuestra alimentación
en comidas muy calóricas y procesadas, bebidas azucaradas y mucha bollería
industrializada y su consumo sólo puede perjudicar nuestra salud. Es necesario
una dieta equilibrada basada en una buena ingesta de verduras y frutas y todo
ello, como hemos señalado, unida a la práctica habitual del deporte.
La educación es el patrimonio más
importante que tiene el ser humano porque no solo asimilamos nuestro pasado
histórico y cultural sino que nos ayuda a comprender nuestro presente y nos
proyecta de manera inevitable hacia el futuro. Es necesario que los gobiernos
inviertan dinero en la educación para formar personas críticas y autónomas, que
los profesores estemos cada vez más preparados a todos los niveles (a nivel
informático, a nivel de idiomas…) y que no nos manipule de ningún modo ni
intenten imponer una visión interesada de la realidad. Nuestro mundo es cada
vez más diverso y plural donde el pensamiento único ya no tiene cabida.