¿En qué consiste la kehre o
vuelta del pensamiento de Heiddeger? La superación de la metafísica no puede
ser mediante la búsqueda de un nuevo concepto sino que ha de buscarse en un
nuevo modo de ejercitar el pensamiento mismo. No supone un abandono de la postura
de Heidegger en Ser y tiempo sino más
bien una profundización. Es un error suponer que se trata de un planteamiento
en el cual todo depende del ser y no del sujeto.
En la obra Introducción a la
metafísica escrita ocho años después de Ser
y tiempo, Heidegger usa el término metafísica en un sentido negativo para
definir a todo el pensamiento occidental en la medida en que equipara ser y
ente. En esto consiste la diferencia ontológica. De acuerdo con este modelo del
ente el ser se entendería como presencia. En La esencia del fundamento tomando como referencia el principio de
razón suficiente formulado por Leibniz, Heidegger afirmará que el Dasein no es el fundamento último en el
sentido de ser una presencia sino que es ante todo un proyecto. Si planteamos
la cuestión de ¿Por qué el ente?
estamos dentro de una concepción del ser basada en la presencia. En cambio, si
preguntamos ¿Por qué no más bien la nada?
estamos planteando el problema desde un plano no metafísico sino del
fundamento. Esto genera en el Dasein angustia,
miedo a la nada. Nosotros nos definimos a través de la libertad. No se trata de
una propiedad propia sino justo al contrario, ella nos posee. La verdad es
siempre una apertura y una revelación. Por ello, la no verdad es oscuridad y
ocultamiento. El error se encuentra en la separación de la nada pues desde este
momento el ser se identifica de modo inmediato con los entes como presencia.
Pero, del mismo modo que la no verdad pertenece a la verdad, el olvido del ser
es un hecho que afecta al ser como tal. Somos la apertura en la cual los entes
aparecen. La esencia de la metafísica es precisamente el olvido del ser, pero
cuando reconocemos ese olvido como tal ya nos encontramos en condiciones de
recordar lo que se había olvidado, es decir, podemos ir más allá de la propia
metafísica. Heidegger usa la palabra Aletheia
pues aquí se pone de manifiesto que la verdad implica siempre una no verdad. Lo
que aparece en nuestro proyecto se sitúa sobre un fondo oscuro.
La metafísica en principio se desarrolla a modo de pregunta sobre el ser
del ente y en este contexto comprende la diferencia ontológica entre el ser y
el ente. El problema reside que olvida el ser en cuanto tal y lo identificamos
con aquello que los entes poseen en común. La crítica de Heidegger a la cultura
occidental finaliza con la técnica, que es la época de la imagen del mundo.
Todo ocupa un lugar bien definido que coincide con la función instrumental que
la cosa comprende dentro de la totalidad del sistema.
El pensamiento del ser como verdad ontológica no pertenece al hombre. El
ser tiene que dejar de ser concebido como presencia y pasar a ser concebido
como iluminación. Esta iluminación sólo acontece en el hombre, quien no dispone
de ella porque es más bien la iluminación lo que dispone de él. La apertura
coloca al hombre en su propio ahí, constituyéndolo como proyecto. Y aquí
encontramos de nuevo la relevancia del lenguaje, aunque no cualquier tipo de
lenguaje sino el de la poesía. Heidegger llega al concepto de poesía como
esencia de las artes guiado por la palabra. La apertura del mundo se da ante
todo y fundamentalmente en el lenguaje que es donde se verifica toda verdadera
innovación ontológica. Las cosas no son fundamentalmente cosas por estar
presentes en el mundo exterior, sino que lo son en la palabra que las nombra
originariamente y las hace accesibles. Las cosas pueden ser de este modo no en
la presencia tempero-espacial sino en el lenguaje y concretamente en la poesía,
sino que se trata del lenguaje en su fuerza originaria y creadora.