lunes, 14 de octubre de 2019

Heidegger y la segunda etapa de su pensamiento.


¿En qué consiste la kehre o vuelta del pensamiento de Heiddeger? La superación de la metafísica no puede ser mediante la búsqueda de un nuevo concepto sino que ha de buscarse en un nuevo modo de ejercitar el pensamiento mismo. No supone un abandono de la postura de Heidegger en Ser y tiempo sino más bien una profundización. Es un error suponer que se trata de un planteamiento en el cual todo depende del ser y no del sujeto.
En la obra Introducción a la metafísica escrita ocho años después de Ser y tiempo, Heidegger usa el término metafísica en un sentido negativo para definir a todo el pensamiento occidental en la medida en que equipara ser y ente. En esto consiste la diferencia ontológica. De acuerdo con este modelo del ente el ser se entendería como presencia. En La esencia del fundamento tomando como referencia el principio de razón suficiente formulado por Leibniz, Heidegger afirmará que el Dasein no es el fundamento último en el sentido de ser una presencia sino que es ante todo un proyecto. Si planteamos la cuestión de ¿Por qué el ente? estamos dentro de una concepción del ser basada en la presencia. En cambio, si preguntamos ¿Por qué no más bien la nada? estamos planteando el problema desde un plano no metafísico sino del fundamento. Esto genera en el Dasein angustia, miedo a la nada. Nosotros nos definimos a través de la libertad. No se trata de una propiedad propia sino justo al contrario, ella nos posee. La verdad es siempre una apertura y una revelación. Por ello, la no verdad es oscuridad y ocultamiento. El error se encuentra en la separación de la nada pues desde este momento el ser se identifica de modo inmediato con los entes como presencia. Pero, del mismo modo que la no verdad pertenece a la verdad, el olvido del ser es un hecho que afecta al ser como tal. Somos la apertura en la cual los entes aparecen. La esencia de la metafísica es precisamente el olvido del ser, pero cuando reconocemos ese olvido como tal ya nos encontramos en condiciones de recordar lo que se había olvidado, es decir, podemos ir más allá de la propia metafísica. Heidegger usa la palabra Aletheia pues aquí se pone de manifiesto que la verdad implica siempre una no verdad. Lo que aparece en nuestro proyecto se sitúa sobre un fondo oscuro.
La metafísica en principio se desarrolla a modo de pregunta sobre el ser del ente y en este contexto comprende la diferencia ontológica entre el ser y el ente. El problema reside que olvida el ser en cuanto tal y lo identificamos con aquello que los entes poseen en común. La crítica de Heidegger a la cultura occidental finaliza con la técnica, que es la época de la imagen del mundo. Todo ocupa un lugar bien definido que coincide con la función instrumental que la cosa comprende dentro de la totalidad del sistema.
El pensamiento del ser como verdad ontológica no pertenece al hombre. El ser tiene que dejar de ser concebido como presencia y pasar a ser concebido como iluminación. Esta iluminación sólo acontece en el hombre, quien no dispone de ella porque es más bien la iluminación lo que dispone de él. La apertura coloca al hombre en su propio ahí, constituyéndolo como proyecto. Y aquí encontramos de nuevo la relevancia del lenguaje, aunque no cualquier tipo de lenguaje sino el de la poesía. Heidegger llega al concepto de poesía como esencia de las artes guiado por la palabra. La apertura del mundo se da ante todo y fundamentalmente en el lenguaje que es donde se verifica toda verdadera innovación ontológica. Las cosas no son fundamentalmente cosas por estar presentes en el mundo exterior, sino que lo son en la palabra que las nombra originariamente y las hace accesibles. Las cosas pueden ser de este modo no en la presencia tempero-espacial sino en el lenguaje y concretamente en la poesía, sino que se trata del lenguaje en su fuerza originaria y creadora.