Reanimator
fue la segunda película dirigida por Stuart Gordon en 1985,
producida por Brian Yuzna, que posteriormente se encargaría de rodar
la segunda y la tercera entrega de la saga y protagonizada por
Jeffrey Combs, en el papel del doctor Herbert West, David Gale, que
interpreta al villano de la función: el doctor Carl Hill, Barbara
Crampton, que interpreta a Megan, hija del Decano de la Universidad y
Bruce Abbott interpreta a Dan Cain, estudiante de Medicina y novio de
Megan. El guión está escrito por el propio Stuart Gordon, además
de William Norris y Dennis Paoli, que fueron colaboradores habituales
tanto de Gordon como Yuzna en otras películas. La película resultó
ganadora en el festival de Sitges en el año 1985. Se trata una
película de bajísimo presupuesto, lo cual no significa que sea una
mala película sino, justo al contrario, ponen de manifiesto el
enorme mérito de aquéllos que se encuentran detrás de la
producción de la película. Tiene sabor a serie b ochentero y es un
tanto inclasificable desde el punto de vista del género al que
pertenece, pues combina suspense, terror, gore
y comedia negra sumamente macabra, además de tratar la temática
zombie,
como consecuencia del deseo del protagonista de revivir a los
muertos. En este sentido, la película La
noche de los muertos vivientes
(1968), de George A. Romero será uno de sus grandes referentes. como
hemos señalado, su bajo presupuesto no se nota en absoluto sino que
se compensa por el gran ingenio de su director y de los técnicos de
efectos especiales: es la necesidad
hecha virtud, con un uso
inteligentísimo efectos prácticos y artesanales.
La
película adapta de un modo bastante libre un relato corto de H. P.
Lovecraft que se tituló Herbert West:
Reanimator del año 1922, y que, por
cierto, no se encuentra entre lo más conocido del famoso escritor.
Al igual que muchas otras películas de su época, Reanimator
tiene todo el aroma añejo del de cine que se realizaba en los años
80 siguiendo la estela de otras películas del género como La
noche de Halloween (1976), de John
Carpenter, Viernes 13
(1981) o las secuelas de Psicosis.
Su deuda con esta última es más que evidente, concretamente si nos
fijamos en el tema principal de la banda sonora de Reanimator,
firmada por Richard Band, autor de bandas sonoras de películas de
temática parecida como Ghoulies
(1985) y que suena durante todo el metraje es un homenaje a la banda
sonora de Bernad Herrman de Psicosis,
o mejor dicho, un plagio descarado. Stuart Gordon se inspira en las
películas de terror de la década de los 30, concretamente
Frankenstein
(1931) y La novia de Frankenstein
(1935), ambas dirigidas por James Whale, y s actualiza al cine de los
80 con un estilo muy característico muy exagerado y sangriento. Es
una película muy bizarra, sin concesiones, dinámica en su segunda
parte, que no da tregua al espectador a base de sangre y truculencia,
unido a su ritmo absorbente que atrapa al espectador desde el primer
momento. La película posee una primera parte sorprendentemente bien
trabajada que se toma su tiempo para establecer las tramas
argumentales y conflictos éticos, además de definir los personajes.
Este aparente ritmo pausado desaparecerá en cuando llegue la segunda
mitad con un ritmo trepidante y en la que Stuart Gordon definirá los
cimientos del gore
posterior y que, por ejemplo, Peter Jackson lo radicalizó en su
película Brainhead
de 1992, que en España tuvo el título imposible de Tu
madre se ha comido a mi perro.
La
película se basa en un ingenioso guión, que aunque no sea
Shakespeare, rebosa ingenio y originalidad, con tensión y
sorprendentes dosis de humor negro, cuya intensidad va creciendo a
medida que la trama se va desarrollando. Al igual que el relato en el
que se basa, la película se inspirará de Frankenstein
de Mary Shelley pues reflexiona sobre la licitud ética o no rebasar
el límite estrictamente natural para avanzar en las investigaciones:
¿El científico debe establecer algún
límite en su investigación? ¿Cuál es ese límite? ¿Quién lo
debe establecer? Mary Shelley
reflexiona sobre la muerte y la posibilidad de crear la vida a partir
de lo muesto, desafiando a Dios, al modo de Prometeo. Pero no nos
engañemos estas reflexiones son de carácter meramente superficial
sin el menor desarrollo, como pretexto para el posterior espectáculo
de sangre y de vísceras. Es cierto que el paso del tiempo no le ha
pasado factura en absoluto a la cinta, es más, ha ganado con el
tiempo hasta convertirse en un título de culto y de referencia para
el cine gore
posterior. Hoy en día Reanimator
es un filme perfectamente disfrutable pues resulta bastante
innovadora al mezclar muy diversos géneros de modo brillante, con un
tono irreverente muy alejado del cine políticamente
correcto de hoy en día. Observamos
como muchas cintas de los años 80 eran mucho más valiente a la hora
de desarrollar sus historias, que contrasta sobremanera con el
ambiente de temor permanente que parece caracterizar la industria
cinematográfica hoy en día caracterizado por el temor permanente de
que nadie se ofenda y con la pretensión de contentar a todos. Aunque
eso implique idiotizar las historias que se vayan contando. Si una
película tiene tantos momentos que se han grabado en la memoria
colectiva y permanecen todavía en la retina del espectador medio a
pesar de los años, es indicativo de que sea convertido en un
clásico: el doctor West rompiendo lápices ante las explicaciones
del doctor Carl Hill, el gato que vuelve a la vida, las jeringuillas
resucitadoras, la cabeza separada del cuerpo que tiene vida propia.
Todos los actores realizan sus papeles de modo brillante, en la que
destaca Jeffrey Combs en su papel de científico obsesivo y
meticuloso que no le importa lo más mínimo ir más allá de la
moral en aras al desarrollo científico. Jeffrey Combs acabó por
convertirse en un icono del cine de terror ochentero con una
interpretación que va del espíritu crítico que le impulsa al
conocimiento de la verdad y al desvelamiento de los misterios de la
naturaleza hasta la locura al comprender como su experimento se le va
de las manos. Lo mismo le sucedía a Victor Frankenstien en la novel
a de Mary Shelley. No podemos olvidarnos del actor David Gale
interpretando al inicialmente serio doctor Carl Hill, que, a su vez,
protagonizará varias escenas especialmente cómics. Es un persona
que simboliza la vieja escuela de la medicina basada en el respeto
absoluto al pasado y la prohibición taxativa a aventurarse a un
campo de la investigación que vaya más allá de lo establecido
previamente.
Respecto
a la génesis de la película, originariamente estaba concebida como
la adaptación del relato de Lovecraft al medio televisivo por parte
de Stuart Gordon cuya única incursión hasta ese momento en el mundo
del cine había sido una película llamada Bleacher
Bums, del año 1979. La serie constaría
de 10 capítulos de aproximadamente 30 minutos de duración cada uno.
Sin embargo, Stuart Gordon no tuvo éxito y no logró vender su
historia a ningún canal de televisión. Finalmente, el productor
Brian Yuzna, consumado especialista en descubrir talentos
cinematográficos, quedó cautivado por la historia y puso el dinero
suficiente para que Reanimator
pudiera convertirse en realidad cinematográfica. Finalmente la
película fue distribuida por Empire Pictures. Stuart Gordon acabó
por convertirse en un director de culto con otras películas como
From Beyond
(1986), Dolls
(1987), El pozo y el péndulo
(1991)
Analicemos
algunos aspectos de la película a continuación. El doctor Herbert
West es un obsesivo científico que estudia en Suiza un método que
haga posible la resurrección de los muertos. Sin embargo, tras un
fallido experimento en el que acaba falleciendo su propio compañero
se verá obligado a huir y trasladarse a Estados Unidos. Allí se
matriculará en una prestigiosa universidad de Masachussets donde
retomará de nuevo sus estudios. A partir de esta premisa argumental
se seguirá una serie de acontecimientos muy cómicos y, a la vez,
macabros dando lugar a resurrecciones varias, aunque el resultado
final dista mucho del esperado. Para desarrollar sus investigaciones
y experimentos contará con la ayuda de Dan Cain, un estudiante de
medicina con el que, además, compartirá piso junto a su novia Megan
Podemos
identificar varias líneas argumentales en la película. Como hemos
señalado antes, Mary Shelley y su mito de Frankenstein está
presente a lo largo de toda la trama. Al igual que Victor
Frankenistein, el doctor West rebasará los límites de éticamente
correcto para regenerar la vida a partir de lo muerto. Igual que
sucedía con Victor Frankenstein de la novela de Mary Shelley, el
doctor West es un joven ambicioso que antepone la ciencia y su
desarrollo a cualquier otra cosa, aunque vaya más allá de la moral
imperante o de los convencionalismos sociales. Este carácter entra
en conflicto con el del doctor Carl Hill que representa un tipo de
pensamiento científico de carácter mucho más clasicista y
meramente academicista, anquilosado al pasado y opuesto a cualquier
novedad.. Frente a ello el doctor West representa un tipo de ciencia
crítica y novedosa que cuestiona de manera permanente los logros
pasados de la ciencia y establece la necesidad de adentrarse a nuevos
hacia campos inhóspitos de la investigación científica. Para
llevar a cabo sus investigaciones el doctor West contará la con la
colaboración de Dan Cain, un joven estudiante, que pronto se
fascinará con sus investigaciones y que se convertirá en su aliado.
Ambos compartirán piso, además de la novia de Cain, Megan. La unión
entre West y Cain resulta sumamente provechosa para ambos. En primer
lugar West con una persona de su absoluta confianza que tiene acceso
a los recursos de la universidad, esos mismos recursos que el propio
West necesitaba para desarrollar sus investigaciones. A su vez, Dan,
al formar equipo con West, podrá obtener el reconocimiento del padre
de su novia Megan que es el decano de la Universidad de Medicina. De
todas formas, se trata de una relación sumamente ambigua: podría
ser interpretada como amistosa inicialmente aunque finalmente se
degenerará en una relación profesional al descubrir Cain el
carácter trastornado de West.
Uno
de los aspectos más reivindicables de la cinta es su humor negro y
macabro, además de una crítica hacia muchas instituciones
universitarias y la forma de entender la educación por parte de
muchos profesores basado en la transmisión de las teorías del
pasado sin permitir el menor atisbo de crítica y de creatividad por
parte de los estudiantes. Como he señalado antes, la película es
una adaptación muy libre del cuento de Lovecraft desprendiendo toda
su seriedad a cambio de un gran sentido del humor, sin convertirse
nunca en una parodia, aunque sabe perfectamente reírse de sí misma.
La
película daría lugar a dos continuaciones más, ya no tan buenas y
perfectamente olvidables pero que serviría para inspirar a otros
directores en lo que es un lavado de cara al cine de zombies.
Ambas secuelas cinematográficas serán dirigidas por el propio Brian
Yuzna. La primera llegó en el año 1990, cuyo título La
novia de Reanimator es un homenaje a la
película La novia de Frankeinstein
(de 1935), dirigida por James Whale. La segunda secuela se estrenaría
ya en 2003 y se tituló Beyond
Reanimator, protagonizada también por
Jeffrey Combs, y que contaba en el reparto con Elsa Pataky y Santiago
Segura. Se trata de una película tardía y parcialmente fallida y
que no entusiasmó a los seguidores de las películas anteriores. En
definitiva, una película sumamente recomendable para todo amante del
cine de terror de los 80, donde disfrutará de grandes dosis
diversión.