Willian Peter Blatty al hacerse con la dirección de la película evitaría repetir las repetidas discusiones que mantuvo con William Friedkin en la gestación del guión de la película. Como sabemos sería finalmente William Friedkin el que impondría su visión sobre la historia de carácter muy pesimista. La polémica no finalizaría aquí sino que una vez finalizado el rodaje los productores, una vez visionada la película, exigieron rodar un nuevo final incluyendo una escena de exorcismo y cambiar el título originalmente previsto de Legión por el del supuestamente más comercial El exorcista III. Lo que quedó al final fue un thriller policíaco con elementos sobrenaturales y que en cuanto historia se desmarca de la historia que se cuenta en El exorcista.
La película comienza de manera sumamente interesante mostrando las famosas escaleras de la primera entrega por donde cayó y supuestamente falleció el padre Karras. El teniente Kindermann, personaje que apareció en la primera entrega como secundario, desarrolla una investigación sobre unas recientes muertes en Georgetown, Nueva York, las cuales tienen el mismo modus operandi que un asesino en serie llamado Géminis y que fue ejecutado años atrás por la justicia. El asesino dejaba unas señas claramente identificativas en los cuerpos de sus víctimas pero que fueron distorsionadas por la prensa con el objetivo de librarse de los muchos imitadores. Casualmente el mismo día que Géminis fue ejecutado en San Francisco, Karras y Merrin practicaban el exorcismo. En un hospital psiquiátrico despierta un paciente que ha estado en coma durante mucho tiempo que nos recuerda sobremanera al padre Karras. Este Paciente X explica detalles sobre los asesinatos que dice haber cometido.
El Exorcista III es una película muy interesante pues no deja de ser una continuación de uno de los clásicos del terror pero en su desarrolla se revela un tanto irregular pues se alternan momentos brillantes con otros más prescindibles. Intenta mantener ese clima de suspense y de terror que los consigue en varios momentos,además de plantear algunas reflexiones filosóficas sobre la naturaleza del bien y del mal, aunque de modo germinal. La película contó con un presupuesto de 11 millones de dólares y logró recaudó en los cines de EEUU 26 millones de dolares que sumando la taquilla internacional alcanzaría casi 40 millones. Sin ser un fracaso si que quedó lejos de las perspectivas de taquilla que plantearon inicialmente sus productores.
La fotografía y los ambientes están muy conseguidos donde se palpa en muchos momentos una gran tensión, sobre todo a medida que se van acumulando los asesinatos, sin necesidad de introducir ninguna violencia gráfica.
El trabajo de George G. Scott es correcto pero sale perdiendo en su comparación con el papel del mismo personaje que interpretó J. Lee Cobb en la cinta original. J. Lee Cobb falleció el año 1976, lo que le impidió repetir en el papel. Brad Dourif destaca en su papel componiendo a un asesino sumamente perturbador. Sus escenas en la celda 11 resultan aterradoras. Por su parte, Jason Miller , en su retorno a la saga, sólo está correcto y no por culpa suya sino por el breve papel que le encomiendan.
Como hemos señalado más arriba, originariamente la película debería haberse titulado Legión, al igual que la novela pero debido a la introducción de una gratuita escena de exorcismo impuesta por los productores, la película deja de ser un spin off hasta convertirse en una continuación directa de la cinta original de El Exorcista. Sin embargo, este cambio no mejoró los resultados, justamente sucede lo contrario. En realidad la película no tenía por qué haber tratado el tema de los exorcismo pues no es afín con el estilo de la película: el eje central gira en torno a los asesinatos cometidos por el asesino en serie Géminis. Buena parte del desarrollo de la película tiene lugar en un centro psiquiátrico donde el protagonista investiga el caso de unos misteriosos asesinatos. Todo parece indicar que el responsable es el famoso asesino Géminis. Es sumamente interesante cuando Kindermann concluye que el ser que poseyó a Regan se refugió en Karras. Ahora ambas entidades conviven en el mismo ser. Permanece encerrado en una sala aislada, poseído por el asesino Géminis y es a través de su cuerpo como Géminis ha realizado sus últimos crímenes.
Un aspecto ha destacar de la película fue el enfrentamiento dialéctico entre el paciente X y el teniente Kindermann y donde el primero lleva a cabo sorprendentes revelaciones. Como señalamos más arriba Blatty se esfuerza por dotar a la película de una cierta entidad intelectual y de un transfondo teológico sobre todo a partir de los debates que mantienen el teniente Kindermann y el padre Dyer. Estos debates tienen que ver con la naturaleza del bien y por qué si Dios existe, por qué permite el mal en el mundo. De todos modos solo queda en meros apuntes.
En conclusión, podría haber sido una grandísima película policíaca con toques sobrenaturales, pero, debido a los productores, al querer que formara parte del universo de El exorcista pierde de modo completo toda la originalidad que pudiese ostentar en un principio. La película pedía a gritos ser una historia autónoma, como lo tenía planteado inicialmente William Peter Blatty. Tiene un buen guión, los personajes perfectamente definidos a través de grandes actuaciones por parte de los actores. La película fue estrenada en EEUU un mes antes que la comedia Reposeída protagonizada por la mismísima Linda Blair y Leslie Nielsen. Ya en la década del 2000 nos llegaría dos precuelas fallidas de El Exorcista tituladas El Exorcista el comienzo (2004) de Renny Harlin y El exorcista: la versión prohibida (2005) de Paul Schraeder.
No hay comentarios:
Los comentarios nuevos no están permitidos.