viernes, 2 de abril de 2021

Reanimator (1985), de Stuart Gordon.

 

Reanimator fue la segunda película dirigida por Stuart Gordon en 1985, producida por Brian Yuzna, que posteriormente se encargaría de rodar la segunda y la tercera entrega de la saga y protagonizada por Jeffrey Combs, en el papel del doctor Herbert West, David Gale, que interpreta al villano de la función: el doctor Carl Hill, Barbara Crampton, que interpreta a Megan, hija del Decano de la Universidad y Bruce Abbott interpreta a Dan Cain, estudiante de Medicina y novio de Megan. El guión está escrito por el propio Stuart Gordon, además de William Norris y Dennis Paoli, que fueron colaboradores habituales tanto de Gordon como Yuzna en otras películas. La película resultó ganadora en el festival de Sitges en el año 1985. Se trata una película de bajísimo presupuesto, lo cual no significa que sea una mala película sino, justo al contrario, ponen de manifiesto el enorme mérito de aquéllos que se encuentran detrás de la producción de la película. Tiene sabor a serie b ochentero y es un tanto inclasificable desde el punto de vista del género al que pertenece, pues combina suspense, terror, gore y comedia negra sumamente macabra, además de tratar la temática zombie, como consecuencia del deseo del protagonista de revivir a los muertos. En este sentido, la película La noche de los muertos vivientes (1968), de George A. Romero será uno de sus grandes referentes. como hemos señalado, su bajo presupuesto no se nota en absoluto sino que se compensa por el gran ingenio de su director y de los técnicos de efectos especiales: es la necesidad hecha virtud, con un uso inteligentísimo efectos prácticos y artesanales.

La película adapta de un modo bastante libre un relato corto de H. P. Lovecraft que se tituló Herbert West: Reanimator del año 1922, y que, por cierto, no se encuentra entre lo más conocido del famoso escritor. Al igual que muchas otras películas de su época, Reanimator tiene todo el aroma añejo del de cine que se realizaba en los años 80 siguiendo la estela de otras películas del género como La noche de Halloween (1976), de John Carpenter, Viernes 13 (1981) o las secuelas de Psicosis. Su deuda con esta última es más que evidente, concretamente si nos fijamos en el tema principal de la banda sonora de Reanimator, firmada por Richard Band, autor de bandas sonoras de películas de temática parecida como Ghoulies (1985) y que suena durante todo el metraje es un homenaje a la banda sonora de Bernad Herrman de Psicosis, o mejor dicho, un plagio descarado. Stuart Gordon se inspira en las películas de terror de la década de los 30, concretamente Frankenstein (1931) y La novia de Frankenstein (1935), ambas dirigidas por James Whale, y s actualiza al cine de los 80 con un estilo muy característico muy exagerado y sangriento. Es una película muy bizarra, sin concesiones, dinámica en su segunda parte, que no da tregua al espectador a base de sangre y truculencia, unido a su ritmo absorbente que atrapa al espectador desde el primer momento. La película posee una primera parte sorprendentemente bien trabajada que se toma su tiempo para establecer las tramas argumentales y conflictos éticos, además de definir los personajes. Este aparente ritmo pausado desaparecerá en cuando llegue la segunda mitad con un ritmo trepidante y en la que Stuart Gordon definirá los cimientos del gore posterior y que, por ejemplo, Peter Jackson lo radicalizó en su película Brainhead de 1992, que en España tuvo el título imposible de Tu madre se ha comido a mi perro.

La película se basa en un ingenioso guión, que aunque no sea Shakespeare, rebosa ingenio y originalidad, con tensión y sorprendentes dosis de humor negro, cuya intensidad va creciendo a medida que la trama se va desarrollando. Al igual que el relato en el que se basa, la película se inspirará de Frankenstein de Mary Shelley pues reflexiona sobre la licitud ética o no rebasar el límite estrictamente natural para avanzar en las investigaciones: ¿El científico debe establecer algún límite en su investigación? ¿Cuál es ese límite? ¿Quién lo debe establecer? Mary Shelley reflexiona sobre la muerte y la posibilidad de crear la vida a partir de lo muesto, desafiando a Dios, al modo de Prometeo. Pero no nos engañemos estas reflexiones son de carácter meramente superficial sin el menor desarrollo, como pretexto para el posterior espectáculo de sangre y de vísceras. Es cierto que el paso del tiempo no le ha pasado factura en absoluto a la cinta, es más, ha ganado con el tiempo hasta convertirse en un título de culto y de referencia para el cine gore posterior. Hoy en día Reanimator es un filme perfectamente disfrutable pues resulta bastante innovadora al mezclar muy diversos géneros de modo brillante, con un tono irreverente muy alejado del cine políticamente correcto de hoy en día. Observamos como muchas cintas de los años 80 eran mucho más valiente a la hora de desarrollar sus historias, que contrasta sobremanera con el ambiente de temor permanente que parece caracterizar la industria cinematográfica hoy en día caracterizado por el temor permanente de que nadie se ofenda y con la pretensión de contentar a todos. Aunque eso implique idiotizar las historias que se vayan contando. Si una película tiene tantos momentos que se han grabado en la memoria colectiva y permanecen todavía en la retina del espectador medio a pesar de los años, es indicativo de que sea convertido en un clásico: el doctor West rompiendo lápices ante las explicaciones del doctor Carl Hill, el gato que vuelve a la vida, las jeringuillas resucitadoras, la cabeza separada del cuerpo que tiene vida propia. Todos los actores realizan sus papeles de modo brillante, en la que destaca Jeffrey Combs en su papel de científico obsesivo y meticuloso que no le importa lo más mínimo ir más allá de la moral en aras al desarrollo científico. Jeffrey Combs acabó por convertirse en un icono del cine de terror ochentero con una interpretación que va del espíritu crítico que le impulsa al conocimiento de la verdad y al desvelamiento de los misterios de la naturaleza hasta la locura al comprender como su experimento se le va de las manos. Lo mismo le sucedía a Victor Frankenstien en la novel a de Mary Shelley. No podemos olvidarnos del actor David Gale interpretando al inicialmente serio doctor Carl Hill, que, a su vez, protagonizará varias escenas especialmente cómics. Es un persona que simboliza la vieja escuela de la medicina basada en el respeto absoluto al pasado y la prohibición taxativa a aventurarse a un campo de la investigación que vaya más allá de lo establecido previamente.

Respecto a la génesis de la película, originariamente estaba concebida como la adaptación del relato de Lovecraft al medio televisivo por parte de Stuart Gordon cuya única incursión hasta ese momento en el mundo del cine había sido una película llamada Bleacher Bums, del año 1979. La serie constaría de 10 capítulos de aproximadamente 30 minutos de duración cada uno. Sin embargo, Stuart Gordon no tuvo éxito y no logró vender su historia a ningún canal de televisión. Finalmente, el productor Brian Yuzna, consumado especialista en descubrir talentos cinematográficos, quedó cautivado por la historia y puso el dinero suficiente para que Reanimator pudiera convertirse en realidad cinematográfica. Finalmente la película fue distribuida por Empire Pictures. Stuart Gordon acabó por convertirse en un director de culto con otras películas como From Beyond (1986), Dolls (1987), El pozo y el péndulo (1991)

Analicemos algunos aspectos de la película a continuación. El doctor Herbert West es un obsesivo científico que estudia en Suiza un método que haga posible la resurrección de los muertos. Sin embargo, tras un fallido experimento en el que acaba falleciendo su propio compañero se verá obligado a huir y trasladarse a Estados Unidos. Allí se matriculará en una prestigiosa universidad de Masachussets donde retomará de nuevo sus estudios. A partir de esta premisa argumental se seguirá una serie de acontecimientos muy cómicos y, a la vez, macabros dando lugar a resurrecciones varias, aunque el resultado final dista mucho del esperado. Para desarrollar sus investigaciones y experimentos contará con la ayuda de Dan Cain, un estudiante de medicina con el que, además, compartirá piso junto a su novia Megan

Podemos identificar varias líneas argumentales en la película. Como hemos señalado antes, Mary Shelley y su mito de Frankenstein está presente a lo largo de toda la trama. Al igual que Victor Frankenistein, el doctor West rebasará los límites de éticamente correcto para regenerar la vida a partir de lo muerto. Igual que sucedía con Victor Frankenstein de la novela de Mary Shelley, el doctor West es un joven ambicioso que antepone la ciencia y su desarrollo a cualquier otra cosa, aunque vaya más allá de la moral imperante o de los convencionalismos sociales. Este carácter entra en conflicto con el del doctor Carl Hill que representa un tipo de pensamiento científico de carácter mucho más clasicista y meramente academicista, anquilosado al pasado y opuesto a cualquier novedad.. Frente a ello el doctor West representa un tipo de ciencia crítica y novedosa que cuestiona de manera permanente los logros pasados de la ciencia y establece la necesidad de adentrarse a nuevos hacia campos inhóspitos de la investigación científica. Para llevar a cabo sus investigaciones el doctor West contará la con la colaboración de Dan Cain, un joven estudiante, que pronto se fascinará con sus investigaciones y que se convertirá en su aliado. Ambos compartirán piso, además de la novia de Cain, Megan. La unión entre West y Cain resulta sumamente provechosa para ambos. En primer lugar West con una persona de su absoluta confianza que tiene acceso a los recursos de la universidad, esos mismos recursos que el propio West necesitaba para desarrollar sus investigaciones. A su vez, Dan, al formar equipo con West, podrá obtener el reconocimiento del padre de su novia Megan que es el decano de la Universidad de Medicina. De todas formas, se trata de una relación sumamente ambigua: podría ser interpretada como amistosa inicialmente aunque finalmente se degenerará en una relación profesional al descubrir Cain el carácter trastornado de West.

Uno de los aspectos más reivindicables de la cinta es su humor negro y macabro, además de una crítica hacia muchas instituciones universitarias y la forma de entender la educación por parte de muchos profesores basado en la transmisión de las teorías del pasado sin permitir el menor atisbo de crítica y de creatividad por parte de los estudiantes. Como he señalado antes, la película es una adaptación muy libre del cuento de Lovecraft desprendiendo toda su seriedad a cambio de un gran sentido del humor, sin convertirse nunca en una parodia, aunque sabe perfectamente reírse de sí misma.

La película daría lugar a dos continuaciones más, ya no tan buenas y perfectamente olvidables pero que serviría para inspirar a otros directores en lo que es un lavado de cara al cine de zombies. Ambas secuelas cinematográficas serán dirigidas por el propio Brian Yuzna. La primera llegó en el año 1990, cuyo título La novia de Reanimator es un homenaje a la película La novia de Frankeinstein (de 1935), dirigida por James Whale. La segunda secuela se estrenaría ya en 2003 y se tituló Beyond Reanimator, protagonizada también por Jeffrey Combs, y que contaba en el reparto con Elsa Pataky y Santiago Segura. Se trata de una película tardía y parcialmente fallida y que no entusiasmó a los seguidores de las películas anteriores. En definitiva, una película sumamente recomendable para todo amante del cine de terror de los 80, donde disfrutará de grandes dosis diversión.

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