viernes, 29 de mayo de 2020

El Caballero Oscuro de Christopher Nolan.


El Caballero Oscuro es la segunda parte de la trilogía que desarrolló Christopher Notan sobre el personaje de Batman, tras Batman Begins y antes de La Leyenda renace. El Caballero Oscuro, para el que esto escribe, es la mejor de las tres. Es más, puede ser considerada como la gran adaptación que se ha producido del mundo de las viñetas al mundo cinematográfico, con las dificultades que esta empresa implica. Los mimbres con los que disfrutaba Nolan sólo podían crear un gran canasto, que fue lo que finalmente sucedió. Christopher Nolan, responsable de joyas como Memento, dirige la función con un gran pulso narrativo, creando escenas que resultan absolutamente maravillosa. Pero el reparto está a la altura del director: Christian Bale como Batman, Heath Ledger como Joker, Aaron Eckhart como Harry Dent/Dos Caras, además e Maggie Gyllenhaal como Rachel, Gary Oldman como James Gordon, Michael Caine como Alfred, Morgan Freemano com Lucius Fox y Eric Roberts como Salvadore.
La  virtud de toda película que se precie es el modo en que el director juega con el espectador a su antojo, algo muy común dentro de la filmografía de Christopher Nolan como es el caso de El Prestigio o Memento u Origen. A diferencia de otros grandes directores que al dirigir grandes producciones fracasaron ya sea comercial o artísticamente, como el caso de Shyamalam durante su etapa oscura, Christopher Nolan se encuentra cómodo en este tipo de producciones de alto presupuesto sin que merme en absoluto su creatividad y talento. Igual ocurría con Alfred Hitchcock, Stanley Kubrick o Martin Scorsese que hacen películas de un complejo contenido pero, a su vez, muy comerciales. Christopher Nolan coloca al cine de superhéroes en un nivel superior de calidad cinematográfica. Hoy en día los grandes estudios invierten mucho dinero en este tipo de películas. Pero es un hecho muy reciente, y esto es debido en buena medida por la influencia de Christopher Nolan. Quizás una de las pioneras fue la película de Spiderman de Sam Raimi del año 2001, aun siendo un producto menor de entretenimiento, sin grandes reflexiones filosóficas y careciendo del punto de madurez y de seriedad que, sin embargo, sí que tendrá El Caballero Oscuro. Nolan desarrolla su propia visión del superhéroe, aunque no por ello es infiel al mundo de los cómics. Batman, no es sólo un superhéroe sino que es una con problemas y dudas que cuestiona la moralidad de la justicia que impone. El gran mérito de Nolan, sin lugar a dudas, es que asume la mitología del mundo del cómic de Batman y se lo lleva a convertirlo en una historia de cine negro clásico como El Sueño Eterno o El Halcón Maltés, ambas protagonizadas por Humprey Bogart. El Caballero Oscuro toma lo mejor de los cómics de Batman y lo convierte en una película. Hay momentos de El Caballero Oscuro que son cercanos al cine de terror, como ocurre cuando aparece Joker.
La película es un punto de inflexión en la filmografía de Christopher Nolan, considerada para muchos como su mejor película. Batman Begins, el primero de la saga, era una gran película sobre el personaje de Batman, pero no está a la altura de El Caballero Oscuro pues aquí el personaje es Batman en toda su dimensión desde el comienzo. Batman Begins funcionó muy bien a la hora de introducir el personaje, cómo se vuelve un superhéroe, cómo aprende las artes marciales, cómo se introduce en el mundo de Gotham. Nos muestra a Bruce Wayne que tras la muerte de sus padres viaja por el mundo para poder encontrarse a sí mismo. Aunque no tuvo todo el éxito taquillero propio del personaje que nos ocupa, debido seguramente por la profunda decepción que generó la anterior Batman y Robin de 1997 con George Clooney y Arnold Schwarzenegger.
La película fue criticada por muchos seguidores del personaje no es absolutamente fiel a los cómics. ¿Esto constituye realmente un inconveniente? Hay que tener en cuenta que el cine y el cómic constituye dos universos distintos. Yo pregunto: ¿A quién le importa que este Batman no sea idéntico al Batman de los cómics? En este universo cinematográfico creado por Nolan todos los personajes se complementan con suma precisión, además, como he señalado antes, recogiendo la esencia de los personajes del cómic. Además, una persona del talento de Nolan no podía limitarse a adaptar un simple cómic sino que lo interpreta para adaptarlo a su propio universo cinematográfico.
El guión está perfectamente escrito con una complejidad argumental en la que todos los cabos acaban bien atados. La historia tiene como centro neurálgico a Bruce Wayne/Batman, como era de esperar, pero los personajes de Joker, sobre todo éste, y Dos Caras tienen también gran protagonismo. Y éste es uno de los grandes méritos del guión pues: no era fácil repartir el tiempo en pantalla de todos estos grandes personajes del cómic. Pero también está el personaje de James Gordon, interpretado por Gary Oldman, perfectamente desarrollado. La película entrelaza estos personajes y sus historias de manera fluida y natural, sin crear complicaciones argumentales de ningún tipo. Como espectadores, nos sentimos igualmente cómodos viendo a Batman, a Joker o a Dos Caras sin que sintamos en absoluto que nos estemos desviando del centro argumental. El argumento de nuestra película gira en torno a como Batman lucha contra el mundo del crimen de Gotham. Los grandes capos de la mafia contratan a Joker para hacer frente a Batman. ¿Quién es Batman? Batman representa un ideal de justicia que inspira a muchas personas desde los dobles de Batman que pretenden acabar con el crimen de la ciudad hasta la propia policía, en el caso de Gordon concretamente, que pondrá en riesgo su propia vida a favor de su trabajo. Es un personaje que no le importa qué medios utilizar, independientemente de la moralidad o no de los mismos, si sirve para alcanzar su fin que es que prevalezca la luz de la  justicia en Gotham por encima de la injusticia. Filosóficamente encarna el ideal maquiavélico de que el fin justifica los medios. Nicolás Maquiavelo en su obra El Príncipe establecía, a diferencia de Platón o de Aristóteles, una distinción entre ética y política porque son dos disciplinas autónomas que en diversas circunstancias pueden coincidir y en otras no. Lo ideal sería que el gobernante (Maquiavelo lo llama príncipe) actuara en la medida de lo posible respetando y obedeciendo los dictados de la moral, sin embargo, en aquellos casos en los que no es posible para poder alcanzar el fin deseado habrá que prescindir de la moral. Tal como mostró la anterior de la saga, Batman Begins, o la película Joker Bruce Wayne pudo transformarse a partir del dolor que sufre ante la muerte de sus padres. Es una persona atormentada y que tendrá que viajar por el mundo para encontrarse a sí mismo y desempeñar el papel que le corresponde. Este dolor hará engendrar en Batman el deseo de que impere la justicia en la ciudad de Gotham, cueste lo que cueste.
El antagonista es Joker que es la pura representación del caos, carente de reglas, dispuesto a todo para que en Gotham se desate una ola de locura. Heath Ledger, que falleció justo después de la filmación de esta película, compone un Joker a la vez fascinante y perturbador, tomando elementos propios de La Naranja Mecánica y Atraco Perfecto, ambas de Stanley Kubrick. Recuerda mucho también a la interpretación de  Brandon Lee en El cuervo de Alex Proyas, también fallecido a lo largo del rodaje de esa película. En cierta medida la película se convirtió en un mito y en una leyenda sobre todo a raíz de la muerte de Heath Ledger. Se trataba de un joven actor de gran talento que todavía tenía un amplio recorrido. Joker originariamente era Arthur una persona cuyo propósito era divertir a la gente. Cada aparición de Joker tiene una construcción impecable, con grandes diálogos y con cierta tendencia a la violencia como demostración de lo temible que puede ser, incluso con momentos cómicos La presentación de Joker en un atraco a un banco es apoteósica donde la tensión se palpa en cada fotograma.
En el Joker de Todd Philipps se situaba al personaje en una situación de ambigüedad moral donde el espectador podía empatizar y comprender hasta cierto punto las motivaciones del personaje al responsabilizar a la sociedad de su origen personajes como Joker. Pero el Joker de Heath Ledger la crítica no va contra la sociedad pues Joker no se plantea su génesis sino que es directamente un factor de caos. El tono de humanidad del Joker de Joaquin Phoneix ya no está en el Joker de Heath Ledger: es imprevisible, hace las cosas pero sin una razón, porque quiere. Es como un perro que persigue a los camiones, no sabría que hacer si  alcanzara alguno. Este personaje representaría en buena medida el ideal de la voluntad de poder que Nietzsche defiende en Así habló Zaratustra. Joker representa el caos que es el rasgo más definitorio de la voluntad de poder de Nietzsche en la que se define la realidad como caos y no como un cosmos: la realidad es un conjunto infinito de fuerzas y contrafuerzas en permanente conflicto y sólo prevalecen las que tiene un mayor poder. La realidad no es estática sino dinámica y todo lo que pasa en ella no es nada que pueda ser valorado en términos de bueno y malo de acuerdo con la moral tradicional, sino simplemente que está más allá del bien y del mal. En esta voluntad de poder se enfrentan indistintamente el orden de la razón y el caos del instinto y de la fuerza. Ninguna de ellas tiene más importancia que la otra sino que se requieren mutuamente para poder desarrollarse. Este conflicto inevitable entre razón e instinto ha sido una constante en toda la filosofía de Nietzsche. En su primera obra El origen de la tragedia por el espíritu de la música ya consideró el arte trágico griego como un perfecto equilibrio de dos fuerzas antagónicas representados por el Dios Apolo, que constituye el orden y la mesura y el Dios Dionisos que representa el caos y la infracción del principio de individuación. El equilibrio entre ambas fuerzas vitales se rompió a partir de las tragedias de Esquilo donde prestó más importancia a los elementos de carácter racional a través de la incorporación del coro. Esto se traduce en al ámbito filosófico en Sócrates y Platón que son los primeros que afirmaron la razón como fuente de conocimiento y negaron la validez del conocimiento sensible.
El otro lado del triángulo será Harvey Dent, un personaje que constituye el punto de unión entre Batman y Joker y que representaría filosóficamente a Sócrates y Platón Harvey Dent al igual que Batman hará lo posible para que prevalezca la justicia pero cuestiona sus métodos y proceder para castigar a los villanos. Su tótem es una moneda trucada con dos caras, un símbolo de orden y de la seguridad, que no deja nada al azar. El dilema ético que plantea el proprio Harvey Dent y que constituye el centro neurálgico de la película sería el siguiente: ¿Gotham necesita a un ciudadano para que haga prevalecer la justicia sin respetar las normas de una sociedad democrática o dirigentes electos que sancionen a los infractores de la ley pero de acuerdo con esa misma ley? Harvey Dent señala: Cuando el enemigo estaba en las puertas los romanos abolían la democracia y elegían a un hombre para que protegiera la ciudad. Y no se consideraba un honor sino un servicio público. Y continúa Harvey Dent señalando que o mueres como un héroe o vives lo suficiente para verte convertido en un villano. Y Batman se ha convertido de este modo en un villano. Para Harvey Dent el emblema de Gotham no puede ser ni Batman ni Joker, sino él mismo, una persona aparentemente incorruptible. Esto es lo que nos muestra la película al principio. Batman debería responder ante las leyes que ha infringido ante la sociedad, pero no ante Joker. Representaría el Intelectualismo moral de Sócrates porque únicamente el conocimiento de la virtud hace posible un comportamiento moral. Si conocemos el bien, hemos de obrar rectamente y no es posible actuar mal a sabiendas.
¿Cómo es posible la transformación de Harvey Dent, el honorable fiscal, en Dos Caras? Debido a la influencia de Joker, Harvey Dent se transforma en Dos Caras suponiendo un cambio no sólo a nivel físico sino moral. En la escena en la que Harvey Dent está en el hospital y aparece allí Joker disfrazado de enfermera mantienen una conversación: Joker le explica su modo de ser y cómo Gotham va a desembocar en el caos. Joker manifiesta lo siguiente: ¿De verdad tengo pinta de tener un plan? ¿Sabes qué soy? Soy un perro que corre detrás de los coches. No sabría qué hacer si alcanzara uno. ¿Sabes? Actúo sin pensar. Joker parte de la premisa de que en el mundo todo es caótico, no hay orden ni coherencia: A nadie le entra el pánico cuando todo sucede de acuerdo con lo previsto, aunque lo previsto sea terrible. Si mañana dijera a los medios por ejemplo que se van a cargar a un violador o que un transporte de tropas va a volar por los aires, a nadie le entraría el pánico porque todo iría de acuerdo con lo previsto. Pero si digo que un simple alcalde va a morir, entonces la gente se vuelve loca. Instaura una pequeña anarquía, altera el orden establecido y comenzará a reinar el caos. Soy un agente del caos. ¿Y sabes lo que tiene el caos? Que es justo. Dos Caras, a diferencia de Harvey Dent, está más próximo a Joker. Es una persona destrozada física y moralmente pues ha quedado desfigurado y ha perdido el amor de su vida.
Es muy representativo el intento de Dos Caras por matar al hijo de James Gordon y su enfrentamiento con Batman. Dos Caras señala: No se trata de lo que quiere hacer sino de lo que es justo. Tú creías que podíamos ser hombres decentes en tiempos indecentes. Pero te equivocabas. El mundo es como es. Y la única ética en un mundo cruel es el azar. Objetivo, imparcial, justo.
Ante la pregunta de por qué Joker eligió a Harvey Dent, Batman le contesta: Porque eras el mejor de los tres. Quería demostrar que incluso alguien tan íntegro como tú podía corromperse. En esto consiste la victoria de Joker.
La secuencia del interrogatorio entre Batman y Joker pone de manifiesto una situación bastante equívoca desde un punto de vista ético. El espectador es testigo de la paliza que Joker recibe por parte de Batman. Se ha pasado de la justicia constituida y organizada de manera civilizada al ojo por ojo, a la justicia tribal y a la venganza. Esto lleva a la siguiente paradoja: los ciudadanos aparentemente civilizados, amantes de la ley y del orden acaban recurriendo a un tipo de violencia ilegítima, incluso peor que mucha gente que vive siempre en la ilegalidad. Joker nos demuestra que en el fondo nos encontramos en una contradicción respecto a la justicia y su aplicación. Una cuestión que podemos plantearnos es: ¿más seguridad a costa de menos libertad o más libertad a costa de menos seguridad? El espectador es puesto en tela de juicio: cada uno puede escoger su camino, puede ser Joker o puede ser Batman. Mueres siendo un héroe o vives lo suficiente para verte a ti mismo convertido en un villano. Batman nace de la tragedia: ¿Gotham necesita a Batman y Batman a Gotham? Es una relación de amor/odio donde hay una constante lucha. Batman es pura contradicción.
El final es perfecto: es un desenlace en el que Batman reconoce que no es el héroe que la ciudad necesita y hace un acto de sacrificio para convertirse en un héroe de verdad. Convence a Gordon para que lo responsabilice de todos los asesinatos de modo que Harvey Dent se convierta en un símbolo de la justicia en Gotham, y nadie pueda saber el triunfo de Joker. Ahí radica la ambigüedad moral de Batman.

viernes, 22 de mayo de 2020

La Filosofía Trascendental de Kant: el principio supremo de los juicios supremos y el giro copernicano del conocimiento.

Inmanuel Kant (1724-1804).
     El Principio supremo de los juicios sintéticos a priori que desarrolla Kant en su Crítica de la Razón Pura, concretamente en  A 158/ B 197 (Analítica trascendental, Libro II, capítulo 2, sección 2), se formula del siguiente modo: las condiciones de posibilidad de la experiencia son las condiciones de posibilidad de los objetos de la experiencia, de modo que las condiciones de posibilidad de la experiencia constituyen a los objetos de la experiencia que, a su vez las legitiman. En este camino de ida y vuelta entre constitución de los objetos de la experiencia y legitimación de las condiciones de posibilidad de la experiencia es donde se produce un acoplamiento entre experiencia y objeto, es decir, la objetividad o la circularidad trascendental. Kant toma los objetos como hilo conductor para indagar las condiciones de posibilidad de la experiencia es lo que denomina Kant en su Crítica de la razón pura como deducción trascendental de las categorías. A partir de esta deducción las condiciones de posibilidad de la experiencia encuentran su legitimidad en su aplicación sobre los objetos de la experiencia que constituyen. Las condiciones de posibilidad de la experiencia son, por tanto, trascendentalmente deducidas tomando como hilo conductor de la indagación los objetos constituidos. Hay que poner entre paréntesis o hacer caso omiso de aquello que carezca de justificación fenomenológica. Desde esta la filosofía trascendental no tiene sentido hablar de una cosa en sí, y en el caso de lo tuviera sólo tendría un sentido estratégico: en el caso de Kant para oponerse al racionalismo. La filosofía trascendental se da en Kant en el contexto de un Idealismo Crítico, contra el dogmatismo racionalista. No es posible un conocimiento absoluto de lo real sino sólo de los fenómenos que nos son dados a través de la experiencia. Kant es responsable en teoría del conocimiento de lo que él denomina como giro copernicano del conocimiento: son los objetos los que tienen que acomodarse a la intuición y no la intuición a los objetos. La verdad como adecuación o correspondencia consistía en que las cosas eran ya verdaderas de antemano, de modo que el sujeto debía reflejarlas. Pero todos los intentos de averiguar a priori algo de ellos mediante conceptos y ampliar nuestro conocimiento desembocan de modo necesario en el fracaso. Por ello hay que partir justamente de lo contrario, a saber, que los objetos tienen que adecuarse a nuestro conocimiento. A diferencia de lo que era el planteamiento tradicional del problema del conocimiento y de la verdad ya no se trata de que el entendimiento y el conocimiento reflejen las cosas a modo espejo, sino que es la experiencia la que ha de proponer lo que haya de ser conocido y experienciado. Aquí se encuentra la deuda que mantiene Kant con el empirismo clásico de Locke y no tanto al de Hume: la experiencia es el origen y el límite de todo conocimiento válido. No podemos pretender conocer nada que esté más allá de la experiencia. Antes incluso de que las cosas nos sean dadas, en el darse como tal de la cosa ya ha sido objetivado. No se nos puede dar algo que se encuentre más allá de las condiciones de posibilidad de la experiencia. Si consideramos la cuestión de cómo es posible el conocimiento a priori o cómo son posibles los juicios sintéticos a priori, y si al mismo tiempo tenemos en cuenta el hecho de que para Kant no es posible derivar de los datos empíricos la necesidad y la universidad estricta, resulta difícil sostener la concepción del conocimiento como adecuación del espíritu a sus objetos. Si para conocer objetos el espíritu tiene que adecuarse a ellos, y si, por otra parte, no puede hallar en esos objetos en cuanto empíricamente dados conexión necesaria alguna, se hace imposible explicar cómo podemos formar juicios necesarios y universales. Si por una parte estuviera la cosa en sí y por otra el sujeto jamás habría un entre, pues las cosas en sí están más allá del sujeto. No se trata de la relación de la cosa en sí con el sujeto psicológico, sino del objeto con el sujeto que se relaciona con el objeto.
     La revolución copernicana no quiere decir que la realidad se pueda reducir al espíritu humano y a sus ideas: el espíritu humano no crea las cosas al pensarlas sino que las cosas no pueden ser objetos de nuestro conocimiento más que en la medida en que se sometan a ciertas condiciones a priori del conocimiento puestas por el sujeto. Si el espíritu humano fuera puramente pasivo en el conocimiento no podríamos explicar el conocimiento a priori. El espíritu impone al material último de la experiencia sus propias formas cognoscitivas, determinadas por la estructura de la sensibilidad y del entendimiento humano. El objeto en cuanto dado a la experiencia consciente, el objeto acerca del cual pensamos está ya sometido a esas formas cognoscitivas que el sujeto humano le impone como por necesidad natural, por el mero hecho de ser ese sujeto lo que es, por su estructura natural de sujeto conocedor.
     Kant distinguirá entre tres facultades cognitivas en el ser humano: la sensibilidad, el entendimiento y la razón. A través de la sensibilidad nos son dados los objetos y a través del entendimiento son pensados, esto es, conocidos. Por tanto, si bien todo conocimiento arranca de la experiencia, como afirmaron los empiristas, no todo conocimiento procede exclusivamente de la experiencia pues hay un tipo de conocimiento a priori independiente de la experiencia. Las intuiciones puras del espacio y del tiempo que proceden de la facultad de la sensibilidad sólo dan la parte más inferior del conocimiento, la parte sensible. Con sólo las intuiciones de espacio y tiempo, que son independientes de la experiencia pero que se proyectan sobre ella, el campo de los fenómenos no está totalmente organizado y ordenado. Además de las intuiciones hay que contar con los conceptos puros o categorías que proceden de la facultad del entendimiento que son los que propiamente dan orden y estructuran los fenómenos de la experiencia y hacen posible el conocimiento. Por esto, el objeto en el sentido Kantiano es el fruto de la unión entre el campo de fenomenalidad básico procesado por la intuición y, por otra parte, la categorización o conceptualización de ese campo de experiencia que hace posible el objeto. El conocimiento y los objetos en sentido estricto son el fruto de la colaboración entre el campo de fenómenos que proporciona la intuición sensible y, por otra parte la categorización de ese campo de fenómenos. La sensibilidad y el entendimiento cooperan para constituir la experiencia y para determinar los objetos en cuanto objetos, aunque sus respectivas aportaciones sean distinguibles. Habría un momento de donación pura y dos niveles de principios a priori. El primer nivel a priori intuitivo-sensible es la proyección de las intuiciones puras del espacio y el tiempo y, en segundo lugar la proyección del nivel a priori conceptual, las categorías puras del entendimiento. La función de los conceptos puros o categorías del entendimiento consiste en sintetizar los datos de la intuición sensible. El planteamiento de Kant es una síntesis entre racionalismo y empirismo: se critica al empirismo en la medida en que defiende que no hay sólo conocimiento sensible sino también a priori, es decir, una constitución a priori de los objetos. Pero critica al racionalismo cuando dice que no sólo hay conocimiento a priori sino que éste debe proyectarse sobre lo sensible. Si Kant se hubiera inclinado sobre la tesis de que el conocimiento a priori tiene validez independientemente a que se pueda proyectar sobre los sentidos habría sido racionalista. Por el contrario, si Kant hubiera considerado que nuestro conocimiento procede exclusivamente de lo sensible, habría sido empirista. En conclusión, el conocimiento, según Kant, procede de lo sensible, pero es aprióricamente categorizado. Las condiciones de posibilidad de la experiencia no son empíricas sino trascendentales. Supongamos, por ejemplo, la estrella más alejada del universo que podría ser vista, aunque empíricamente no pueda ser vista. Si se diesen las condiciones de posibilidad empíricas adecuadas para conocerla la podríamos ver, pues, en este caso, se produciría un perfecto acoplamiento entre condiciones de posibilidad de la experiencia y los objetos de la experiencia. El alma, por su parte, no podría acoplarse a la sensibilidad externa sino interna, a la autopercepción del sujeto. Por tanto, el alma no es que sea no vista, como en el caso de la estrella más lejana, sino que no sería visible. La estrella más lejana si sería visible pues se produciría un acoplamiento entre el objeto y las condiciones de posibilidad, mientras que en el caso del alma no sería posible. Un microbio puede ser visible, de modo que su visibilidad no depende del carácter empírico del microscopio. El microscopio sería una condición empírica de posibilidad pero no condición trascendental. La condición trascendental de la visibilidad del microbio reside en que el microbio sea visible y será visible cuando sea un ente físico que se acople a la visibilidad.


viernes, 15 de mayo de 2020

Reflexiones en torno a El ocaso de los ídolos de Nietzsche.

Friedrich Nietzsche (1844-1900).

En Máximas y dardos, perteneciente a la obra El ocaso de lo ídolos, Nietzsche realiza una crítica ácida  a lo que considera los grandes vicios de la cultura occidental y no desde un punto de vista exclusivamente filosófico. En el punto 3 señala lo siguiente: Para vivir solo hace falta ser un animal o un Dios, dice Aristóteles. Falta una tercera condición: hay que ser ambas cosas, es decir, un filósofo… En el Libro I de su Política Aristóteles señalaba que el que no necesitaba de la sociedad humano no podía ser sino un animal o un Dios. El ser humano es sociable por naturaleza, lo que significa que necesita asociarse con sus semejantes para ser plenamente feliz. En esta sentencia define al filósofo como un ser intermedio entre el animal de carácter instintivo y un Dios, un ser cuya función no sería otra que el conocimiento y la contemplación, tal como señaló el propio Aristóteles. El ser humano en la medida que se hace filósofo trasciende la pura animalidad, alcanza el pleno desarrollo de acuerdo con su naturaleza racional y puede cuestionarse todo conocimiento que considere insuficiente. Pero a diferencia de un Dios, el filósofo pocas certezas o verdades absolutas podrá alcanzar porque, como consecuencia de su finitud, una verdad que pensábamos absoluta en el pasado deja de serlo en el presente. Y lo que hoy pensamos que es verdad puede ser falso en el futuro. Además para ejercer el pensamiento crítico es necesario disciplina y un férreo adiestramiento que buena parte de las personas no están dispuestos a pasar pues es más fácil vivir en una docta ignorantita, sin involucrarse, sin asumir riesgos, dejándose llevar. Como dice el famoso refrán Ojos que no ven, corazón que no siente. ¿Cuál es el riesgo que ha de asumir todo aquél que quiera asumir una existencia responsable? Debemos negarnos a vivir del modo que otras personas nos quieran imponer desde el exterior. Debemos actuar siempre conforme con nuestra naturaleza racional, siguiendo nuestro propio criterio. La existencia humana es esencialmente individual: no podrás compartir tu perspectiva del mundo, ni que los demás participen de tu alegría y de tu dolor. Es manifiesto que el ser humano, como advirtió Aristóteles, es eminentemente social, y a través de la empatía puede colocarse en el lugar de los demás, pero no puede en sentido propio sentir tu gozo y tu dolor, no puede experimentar los mismos sentimientos que pueda producir a una persona un determinado evento.
¿Cuál es la verdad humana en el mundo? El máximo grado de verdad que podamos llegar a aspirar es la provisionalidad. Nada hay de eterno entre los asuntos humanos, por mucho que los pensadores del pasado abrigaron dicha esperanza o aspiraron, incluso presumieron de alcanzar. La verdad humana es constitutivamente mutable y voluble. En al punto 4 señala Nietzsche: “Toda verdad es simple.” ¿No es esto una mentira al cuadrado? La verdad humana no es una, ni fija ni inmutable, sino que debido a la finitud consustancial al ser humano ha de ser plural y cambiante. Los nominalistas de la Edad Media a través del llamado principio de economía formulaban que la verdad gustaba de expresarse mediante la simplicidad. Esta concepción nominalista tuvo un gran acogimiento por parte de los principales representes de la Revolución Científica Moderna como Galileo o Newton. Estos autores decidieron limitar el campo de la investigación científica a lo experimental y matematizable. Sobre aquello que no sea susceptible de expresión matemática y cuyos efectos no puedan comprobarse a través de la experiencia. Esto pone de manifiesto el carácter constructivo del conocimiento humano como muy bien supo expresar Kant en su Crítica de la razón pura. La realidad en sí, lo que Kant llamó la cosa en sí, permanece siempre inadmisible y vedado para el ser humano. No conocemos la realidad tal cual es sino más bien nuestra interpretación de la realidad, nuestra forma de conocerlo a priori. Por eso señala Kant el conocimiento es universal y necesario, justamente porque todos captamos el mundo a través de las mismas formas a priori de la sensibilidad y del entendimiento. Pero ¿es este tipo de conocimiento y de verdad la que interesa al ser humano alcanzar? Por supuesto que no, en la 2ª parte de la Crítica de la Razón Pura la verdad científica que el reformulaba con la cuestión ¿qué puedo saber? no era más que una de las tres cuestiones que definían su proyecto crítico de la filosofía junto ¿Qué debe hacer? y ¿Qué me cabe esperar? Finalmente todo se resume en la cuestión ¿Qué es el ser humano? Y esta última cuestión que describe la intención globalizadora de la filosofía crítica kantiana posee más un carácter práctico que teórico-científico. La verdad científica describe la realidad física pero no nos ayuda a revelar nuestra verdad más íntima ni a cómo desenvolvernos u orientarnos en el mundo. Pero ¡cuan complejo y difícil de entender es el alma humana! ¿A que verdad llegaremos cuando atendamos nuestro interior? y no me refiero al alma sino nuestras tripas. ¿Qué esperanza alcanzaremos al comprender la verdad de nuestras tripas? Allí no hallaremos ni esperanza ni rendición y parece que en este nivel estamos más próximos a la animalidad salvaje que de la naturaleza divina.
En el punto 2 señala Nietzsche Hasta el más valiente de nosotros pocas veces tiene valor para enfrentare con lo que realmente sabe…Si en nuestras tripas no hay ni eternidad ni inmortalidad, ¿qué verdad hallaremos? ¿Por qué nos suscita tanto temor el mirar dentro de nosotros? Quizás no encontremos una verdad definitiva que era la que más aspiraba alcanzar el ser humano. O quizás si. Las diversas corrientes existencialistas señalaban la primacía de la existencia sobre la esencia pues el ser humano no nace hecho sino que se va haciendo. A diferencia de cualquier ser vivo cuya existencia se encuentra determinada por el instinto de forma automática y mecánica, en el caso del ser humano se tiene que, literalmente, inventarse mediante su razón y elegir entre posibilidades. Pero ¡es tan difícil elegir aquello que nos conviene de verdad sin caer en la indecisión! Sartre llamó al ser del mundo como en-si pues estaba hecho y acabado, con una esencia definida de antemano. Por su parte el ser humano es para-si pues en sí mismo es la nada, en su esencia está recogido el tener que hacerse. Su existencia carece se sentido y por ello tiene que aventurarse y comprometerse en aquello que elija. Pero en el fondo, todo aquello que elijamos y podamos alcanzar a ser es gratuito, carente de sentido ¿Cuál es la gran tragedia del ser humano? Pues, desde el existencialismo ateo de Sartre, al afirmar que Dios no existe, se afirma que no existen unas normas supremas que sirvan de guía y de referencia para la existencia. El tema de la muerte de Dios ya aparecía en Hegel y en Nietzsche. Sin embargo, en el caso de Hegel la muerte de Dios dejaba paso a otro ente igualmente poderoso como es el Espíritu Absoluto que pretende dar cuenta racional de la realidad en su devenir. Sin embargo, en el caso de Nietzsche, la muerte de Dios tiene en el caso del ser humano unas consecuencias incluso más drásticas. Es el propio ser humano el que ha matado a Dios y se queda totalmente huérfano ante la vida, sin referente al que seguir. Quedamos solo con nosotros mismos. En la tarea de definirnos y hacernos en la vida que nos haya tocado somos nosotros los máximos responsables de lo que somos y de lo que podemos llegar a ser. Esto conduce a una situación vital que Sartre identificó con la náusea. Se trata de una angustia vital ante la incertidumbre que nos provoca el que no haya caminos absolutamente válidos y verdaderos, que en el fondo todo camino por el que optemos es igualmente insignificante. La mayoría de las personas optan por una existencia inauténtica, dejar de ser el responsable y hacedor máximo de la propia vida y dejamos que esta tarea lo haga otra persona. Es una existencia mucho más cómodo en el que no nos aventuramos, no asumimos riesgos ni responsabilidades y culpamos a los demás de lo mal que nos van las cosas. Es una existencia que Nietzsche llamó como una moral de los esclavos: aquí el individuo se encuentra impotente para desarrollar un proyecto personal de vida y esto hace que en su espíritu vaya naciendo un profundo odio y resentimiento a todo aquello que se le oponga. Sartre, frente a esta existencia al que denominó mala fe pues pretende autoconvencerse de que no era libre ni, en consecuencia, responsable de lo que hacía. Sartre distinguía en segundo lugar que llamó existencia auténtica: en esta situación el sujeto asume que su esencia es justamente el tener que hacerse, que no existen normas supremas que puedan orientarnos, que en el fondo cualquier camino que elijamos es insignificante. Estamos condenados a ser libres. Ésta es la esencia del ser humano. Incluso en el caso de aquella persona que ha elegido no elegir y permanecer en la indiferencia del ostracismo, lo ha elegido él y por eso es responsable.
Más allá del carácter inacabado de todo ser humano, lo que define al ser humano es la muerte. En Así habló Zaratustra cimentó sobre esta condición de finitud su teoría moral conocido como el Eterno Retorno. Es una idea que Nietzsche asume de la filosofía presocrática pero lo que interpreta de un modo personal con la intención de instaurar la eternidad en la finitud. En principio parece defender una concepción circular del tiempo en la que toda nuestra existencia está abocada a la repetición una y otra vez. Sin embargo, el sentido que Nietzsche quiere imprimir a su concepción es moral. La razón de ello es que es necesario afirmar cada acción que llevemos a cabo en la vida, cada momento, ya sea de placer o de dolor, y quererlo de tal modo que, a su vez, quereramos su eterno retorno en el tiempo. Si queremos el eterno retorno de nuestra vida eso implica que cada momento de existencia es importante y por eso debemos esforzarnos y ser lo máximamente creativo para hacer de nuestra vida una experiencia inolvidable. Si no lo logramos debemos culparnos a nosotros mismos y a nadie más. ¿Cómo es posible que una persona llegue al punto de considerar que cada momento de su existencia es importante? Sobre todo en situaciones en las que una persona se ha encontrado muy próximo a perder algo realmente importante para su vida, o cuando ha tenido experiencias en las que ha muerto un ser querido o que haya vivido un accidente y ha sobrevivido de manera milagroso. Cuando asumimos de modo firme que el ser humano es un ser abocado para la muerte, que no existe ninguna otra alternativa la escala de valores de las personas cambia de forma irremediable y nos damos cuenta de qué cosas son importantes y cuáles no. Heidegger lo tematizó perfectamente en su obra Ser y tiempo donde definía al ser humano como Da-sein, un Ser-Ahí, abocado a la muerte. Somos tiempo de manera inevitable, en el que pasado, presente y futuro concluyen de manera inevitable. Somos pasado en la medida en que lo que hicimos repercute de manera inevitable en nuestro presente. Somos futuro en la medida en que nuestro presente se aboca hacia el futuro a modo de proyectos y de realización de posibilidades. Somos en el tiempo de manera inevitable pero sobre todo somos en el momento presente, un instante tan efímero que cuando queremos darnos cuenta ya pasó. Lo único que el ser humano tiene como certeza más segura sería el presente. El pasado ya aconteció y si su influjo llega hasta nosotros, tanto lo bueno como lo malo, es porque nosotros lo queremos así. El futuro es un ideal regulativo de la vida que siempre se proyecta que, por el contrario, nunca se hace real y efectivo. Siempre hay un mañana y un futuro. Gastamos mucho tiempo en pensar cómo de feliz será nuestra vida cuando alcancemos tal o cual objetivo, pero llegado ese momento, debido fundamentalmente a nuestra naturaleza deseosa y proyectiva, nos damos cuenta que esa felicidad era incompleta. Pues centrémonos en el presente, responsabilicémonos de nuestra vida desde este mismo instante. No culpe a los demás si no encuentras color a tu vida, sino a ti mismo.

sábado, 9 de mayo de 2020

Viktor Frankl y la búsqueda de sentido.


Viktor Frankl (1905-1997).
La lectura de El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl, neurólogo y médico austriaco que sobrevivió al holocausto, que se publicó en 1946, nos sumerge en la terrible experiencia del autor en los campos de concentración de Auschwitz, durante la Segunda Guerra Mundial. Originariamente su intención era publicar su obra de manera anónima, poniendo únicamente su código de prisionero en la portada del libro. En esta obra podemos encontrar las huellas de las filosofías de Nietzsche, Kierkegaard y Sartre. Reflexionar sobre el significado de nuestra vida es una tarea compleja de difícil realización, pero cuando se consigue obtenemos una orientación en nuestra existencia, además de un equilibrio mental. Aquéllos que huyen de su responsabilidad se están engañando a sí mismo, y en lugar de alcanzar una existencia auténtica, vivirá una existencia vacía e hipócrita. Kant señalaba en su opúsculo ¿Qué es la Ilustración? ya advertía sobre lo cómodo que resulta que otras personas piensen y decidan por nosotros mismos y de las nefastas consecuencias que se derivan de tal irresponsable actitud. La frase de Nietzsche Quien tiene un por qué podrá soportar cualquier cómo, que aparece en la obra de El ocaso de los ídolos del año1889, impregna toda la obra.
Viktor Frankl se encargó de fundar una nueva corriente psicológica conocida como logoterapia que explica que para prosperar y para sobrevivir en circunstancias extremas es necesario adquirir un significado personal de la vida. El sufrimiento y el dolor no deben ser evitados a toda costa sino que es necesario asumirlos para que nuestra no permanezca inerte. Nuestra tarea de vivir es sumamente complicada pues con frecuencia nos encontramos desorientados y perdidos debido a un problema que pensamos que no tiene solución… La gente se queja de lo difícil que es la vida y el sufrimiento que puede deparar. Sin embargo, si a todo esto unimos las atrocidades del holocausto en los campos de concentración donde los prisionero ignoraban si vivirían al día siguiente, o si lo iban a trasladar de campo, o si les iban a llevarlos a las cámaras de gas, o si sus hijos y parejas seguirían con vida o no, la vida se torna más complicada. Durante el mandato de Hitler, millones de hombres, mujeres y niños fueron expulsados de sus hogares en contra de su voluntad. No había esperanza para los prisioneros: Viktor Frankl perdió sus pertenencias físicas desde el primer día, incluso un manuscrito que consideraba la obra de su vida.
Viktor Frankl establece que encontrar el sentido y el propósito de la vida nos mantiene vivo independientemente de las circunstancias más oscuras que podamos siquiera imaginar. Todos podemos hacer de nuestra vida una experiencia extraordinaria, pero para ello es necesario conocer cuál es el propósito de tu vida. Pero el sentido se adquiere mediante la toma de decisiones que desarrollamos en este mismo momento presente. Las terribles experiencias vividas por el autor le ayudaron a formular una visión única de la vida humana.
¿Cómo podremos alcanzar el significado de nuestra vida? Viktor Frankl dedica esta obra a responder a esta cuestión. Toda persona que tiene un por qué para vivir, consigue superar cualquier dificultad sobre cómo vivir. Pero esto no es aplicable solamente para aquellas personas que han pasado por experiencias traumatizantes en su vida, sino también para aquéllas han alcanzado la fama, la riqueza. La mayoría de las personas buscan un significado a su vida mediante la realización de su vocación: un trabajo que además de proporcionarnos dinero para satisfaces nuestras necesidades básicas de vida, nos dé un sentido a nuestro día a día. Pero más allá del significado que nos pudiera proporcionar el trabajo también podemos encontrar significado a la vida mediante el amor, haciendo favores, contribuyendo al voluntariado…
¿Qué significado puede dotar a nuestra existencia la superación de problemas? Como hemos señalado, el sufrimiento y el dolor no son un ingrediente necesario para buscar y encontrar sentido a la vida. Sin embargo es posible encontrar significado a pesar del sufrimiento y del dolor. El sufrimiento por sí mismo no tiene significado sino la forma con la que respondemos a aquello que nos hace sufrir. Por tanto, un concepto esencial es responder ante el sufrimiento. No podemos controlar todos los eventos que suceden a nuestro alrededor, pero sí podemos controlar la forma en la que respondemos ante los eventos. La vida es imprevisible pues cosas que no queremos que pasen simplemente pasan y cosas que queremos que pasen no pasan. Podemos ser cuidadoso al conducir pero eso no elimina totalmente la posibilidad de sufrir un accidente. Podemos ser sumamente cuidadosos en el gasto de nuestro dinero pero puede ocurrir que un desaprensivo nos robe el dinero. No por el hecho de que ciertas situaciones en la vida nos parezcan incontrolables debemos poner excusar y no asumir la responsabilidad respecto a aquello que nos pase. Hemos de asumir la responsabilidad de nuestras acciones y decisiones. El ser humano es un ser racional y, en consecuencia, responsable de su vida, y por ello libre. El cambio depende de uno mismo. Cuando nos enfrentamos a fuerzas que nos sobrepasan y que  están más allá de nuestro control, jamás podrán arrebatarnos de  nuestra capacidad de cómo responder a lo que ocurre en nuestra vida. Como decía José Ortega y Gasset, al ser humano se le impone la vida, se le impone el mundo, la circunstancia, que forma parte de su persona. Vivir no es elegir un lugar que previamente hemos elegido, sino encontrarse de pronto, sin saber cómo, caído, sumergido en un mundo que no se puede cambiar por ningún otro. En este sentido, nuestra vida es imposición, fatalidad. A cada uno de nosotros se le impone la vida y una circunstancia: nacemos con un cuerpo que tiene unas características determinadas, en una determinada época, en una clase social concreta, en un país… Pero lo que no se nos impone sino que tiene que tenemos decidir continuamente, es cómo vamos a vivir esa vida. La vida humana no está nunca previamente prefijada, puesto que en todo instante el ser humano se ve forzado a elegir entre varias posibilidades.
Viktor Frankl narra en su libro como en un campo de concentración  los prisioneros no eran tratados como personas sino como objetos. Kant señalaba que la persona es un fin en sí mismo y nunca un objeto, por eso era digno de respeto. En su Fundamentación de la metafísica de las Costumbres, del año 1784, realizaba, entre otras, la siguiente formulación del imperativo categórico: Obra de modo que trates a la humanidad, ya sea uno mismo, ya sea otra persona como fin y nunca meramente como medio. Sin embargo, incluso ante este nivel de embrutecimiento y de inhumanidad, la persona jamás podrá perder su dignidad. Desde su llegada al campo de concentración, la vida del prisionero pendía de un fino hilo. Los oficiales alemanes seleccionaban a aquéllos que parecían más fuertes para la realización de trabajos forzados mientras que aquéllos que mostrasen algún síntoma de debilidad eran exterminados.En tales circunstancias, el objetivo del prisionero no podía ser otro que el de sobrevivir cada día. Tal como nos cuenta Viktor Frankl, uno de sus grandes temores para todo prisionero era  ser trasladado a otro campo de concentración pues eso podía significar la muerte ya sea por cámara de gas o por hornos crematorios. En tales circunstancias parecería más razonable optar por el suicidio, incluso la muerte por hambre. Desde que los prisioneros llegaron hasta que definitivamente se asentaron en los campos de concentración, experimentaron muy diversas reacciones. En primer lugar fue conmoción a su llegada. La mayoría de los prisioneros ya conocían qué ocurría en los campos de concentración. Sin embargo, desde su llegada los prisioneros pretendían autoconvencerse de que para ellos las circunstancias serían totalmente diferentes. Los reclusos recién llegados quedaban muy impactados al ser testigo de como otros prisioneros eran castigados de la manera más brutal por los delitos más triviales y banales. Ante la persistencia de este tipo de experiencias brutales los prisioneros perdían la esperanza y comenzaron a contemplar la muerte como una buena salida. A medida que pasaban los días en el campamento los prisioneros cayeron en un estado de apatía, comenzaron a acostumbrarse al horror y a la muerte, volviéndose emocionalmente aburridos. A partir de ese momento todos sus pensamientos y emociones se centraron en la supervivencia. Los prisioneros soñaban con la comida y con todo tipo de satisfacción vital que normalmente damos por hecho. A diferencia de la primera fase donde los prisioneros huían del horror, intentaban racionalizar todo lo que les pasaba y sufrían sobremanera al ser testigo de las más atroces situaciones, en la segunda fase, las emociones desaparecían  y esto constituía una especie de escudo para soportar todo tipo de crueldades y aprovechar cualquier posibilidad  de supervivencia. Nos cuenta Viktor Frankl que en una ocasión muchas personas murieron por un brote de tifus y los prisioneros ya acostumbrados a la deshumanización no sintieron ni aversión ni lástima mientras ante la multitud de cadáveres, sino que, muy al contrario, aprovecharon la oportunidad para recoger restos de comida, zapatos y prendas de vestir. Esto constituye un síntoma bastante evidente sobre cómo se había alterado su percepción del tiempo y del futuro. El ser humano, por lo general, vive su vida desde el momento presente pero proyectado hacia el futuro. Sin embargo, la mayoría de los prisioneros pensaban que su vida había finalizado y que esos días en el campo de concentración constituía una prórroga macabra donde la dignidad de su persona se había disipado de modo pleno. Como plantearse siquiera la posibilidad de salir con vida de los campos de concentración, resultaba muy remoto pues dicho evento no depende de ellos, y es una de las ideas directrices que defiendo el autor, había que centrarse en la manera en que reaccionamos ante semejantes situaciones tan dramática. Esto es una decisión que sólo puede tomar nuestra conciencia. Esta dimensión del ser humano no podía ser arrebato por ningún nazi en ningún momento. Es la última libertad: la batalla que todos nosotros hemos de librar es interna y consiste en hallar una razón para seguir adelante. Es muy célebre la distinción que Isaiah Berlin desarrolló entre una liberta externa y otra interna. La libertad externa consiste en que nadie nos impida trasladarnos y actuar como nos parezca oportuno, dentro de lo que permitan las leyes y costumbres del propio país. Este tipo de libertad es el que perdieron los prisioneros en el campo de concentración. La libertad externa puede ser más o menos amplia, según sea el marco jurídico y político de una sociedad. En cambio, la libertad interna consiste en poder decidir por uno mismo sobre las cuestiones que nos afectan: es la libertad de querer una cosa u otra, también llamada libertad de la voluntad. Ésta es la libertad que nunca podría ser arrebata a los prisioneros, al menos en principio. Si la libertad interna no existiera, no tendría sentido reclamar libertad política, puesto que la libertad interna es libertad moral, es decir, la capacidad para conducir la propia vida conforme a los propios criterios. Sin embargo, esta libertad tan fundamental puede ser perdida cuando perdemos el control de nuestra vida consciente, ya sea mediante sustancias estupefacientes, hipnosis, o a través de las técnicas de control mental que suelen utilizar algunas sectas. El filósofo existencialista Sartre afirmaba que el ser humando estaba condenado a ser libre. No sólo podemos existir o no existir, también nos vamos haciendo, nos define a nosotros mismos en cada acción, inventamos nuestras reglas y valores. La libertad es radical y el ser humano es absolutamente responsable. No hay excusa en Dios ni principio alguno: la elección siempre es posible, y el principio de la elección surge siempre del ser humano.
Los prisioneros que tuvieron la suerte de sobrevivir a los campos de concentración se enfrentarían a un nuevo desafío tras su liberación: la vida fuera de los campos de concentración era muy distinta a la que había dentro de los campos de concentración y cambiar de perspectiva era complicado. A los prisioneros les resultaba complicar volver a experimentar alegría o placer. Muchos de ellos, después de haber sido víctima de la más visceral brutalidad inhumana, consideraron que ahora les tocaba a ellos infringir daño a los otros a modo de venganza. A esto se une el hecho de que muchos de ellos no siempre recibieron una cálida bienvenida cuando regresaron a casa, descubriendo que su familia había sido asesinada y sus hogares destrozados. Se consideraban especialmente incomprendidos muchas personas que parecían no tener la empatía suficiente para comprender todo su dolor.
¿Cómo superar los horrores de la guerra y conservar su cordura? Viktor Frankl considera que es muy importante centrar nuestro foco de atención. Para algunos pensar en sus seres queridos y recordar el pasado hizo posible escapar de la brutalidad y deshumanización de su entorno. Los prisioneros que lograron mantener una mayor estabilidad mental fueron los que fueron más capaces de sobrevivir. Actividades sumamente cotidianas como encender las luces de una habitación, la lectura de un libro, tomar un café son remedios muy útiles para seguir conservando nuestro equilibrio mental cuando parece que todo nuestro mundo se está desmoronando. El sentido del humor era un elemento muy importante para los prisioneros de guerra pues implicaba pensar en el futuro alejado de los campos de concentración y bromear sobre cómo eran las rutinas en el campamento y cómo esto podía afectar a su vida posterior. También la toma de decisiones aunque fueran las más banales. Muchos prisioneros aceptaron su destino pero otros trataron tomar decisiones siempre que pudieron: elegir los atuendos, los almuerzos o cómo disponer del dinero. Sin embargo, en el campo de concentración, la capacidad de decidir por uno mismo adquirió un sentido completamente nuevo: la gran mayoría de las decisiones era de vida y de muerte y muchos prisioneros tenían miedo de tomarlas. Con frecuencia los guardias pedían voluntarios para ir a otros campos, supuestamente áreas de descanso. Sin embargo, no se podía estar totalmente seguro de que no se llevaran a los prisioneros a las cámaras de gas. No había forma para saber cuál era la mejor decisión. Por tanto, muchos prisioneros decidieron no intervenir en su destino. A pesar de sus condiciones miserables, estos prisioneros procuraron vivir de acuerdo con sus propios valores.
Cuanto mayor sea nuestro deseo por un futuro mejor, mayor será nuestra capacidad para superar dificultades. En los momentos difíciles, como sucedía en los campos de concentración, la vida se centraba en la supervivencia.
El prisionero que carecía de un propósito en la vida, se abandonaba y decaía. Cualquier intento de reestablecer la fortaleza interna del recluso bajo las condiciones de un campo de concentración pasa antes de nada por el acierto de mostrarle una meta futura. Quien tiene algo que vivir es capaz de soportar cualquier cómo. Lo que necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud hacia la vida. Tenemos que aprender por nosotros mismos y después enseñar a los desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida sino que la vida espera algo de nosotros. El gran mensaje de Víktor Frankel es éste. Hay situaciones en la vida que son tristes en las que cualquier ser humano puede ser oprimido hasta el punto de desear que todo acabe. ésta es la pérdida de las ganas de vivir, la pérdida en la creencia en el futuro. Víktor Frankl nos relata que dependiendo de los trabajos realizados, los prisioneros recibían cupones que podían ser intercambiados por cigarrillos. Y esos cigarros podían ser valiosos porque si los guardaba podría intercambiarse a su ver por sopa y pan. Esto podría ser decisivo para no morir de hambre. Así el enfoque era guardar esos cigarros para esos momentos cruciales. Sin embargo, cuando un prisionero perdía las ganas de vivir, dejaba de ahorrar los cigarros y en vez de usarlos como moneda cambio empezaba a fumárselos. Éste es un acto en el que se pone de manifiesto que el individuo ha llegado a su límite. Aquéllos que habían perdido la voluntad de vivir querían disfrutar de sus últimos días. Una vez perdida la voluntad de vivir, rara vez se recobraba. Esto significa que hay una conexión esencial entre nuestra capacidad para realizar pequeños sacrificios hoy con la esperanza de un futuro mejor. Cuanto mayor sea la creencia de tener un futuro prometedor mayor será la capacidad de resistir a los deseos de la gratificación instantánea. Cuanto más significativo sea tu deseo por un futuro mejor, mayor será tu capacidad de superación. Por tanto, visualizar u futuro deseable ayuda a desarrollar la resistencia, ganas de vivir. Es en el momento presente, en el ahora cuando tomamos nuestras decisiones. Necesitamos ambiciones y es importante visualizar un futuro mejor. Es un error mirar a una persona en su condición actual y creer que es infeliz sólo por el hecho de estar lejos de su sueño. La felicidad puede venir sólo del hecho de estar en el camino y disfrutar del viaje. Una persona obesa que tiene el deseo de ponerse en forma, o una persona que se encuentra endeudada y que desea tener prosperidad financiera. Estas personas no tienen que esperar estar delgadas o estar sin deudas para ser feliz, puede sencillamente ser feliz haciendo aquello que tiene que hacer, o sea, disfrutando del camino. Siempre ha de existir una distancia entre nuestras aspiraciones y nuestros logros, la distancia entre lo que una persona tiene hoy y lo que le gustaría tener en el futuro no es en sí un motivo de infelicidad. Es posible usar la disciplina para buscar lo que deseamos y éste puede ser un camino feliz. Hay una tensión entre lo que ya hemos conseguido y lo que todavía puede conseguirse en el futuro, la distancia entre lo que una persona es hoy y lo que puede convertirse mañana. Esta tensión forma de la vida de todos nosotros. Sólo uno mismo puede dotar de sentido a su propia existencia. Es preciso evitar el estado de estancamiento en el que no exista ganas de mejorar, no es capaz de ver el futuro, no se está esforzando por lograr algo que haya escogido libremente. Muchas personas creen que la vida dócil es una vida buena donde descansamos. Como señala Sartre, la falta de propósito conduce a una sensación del vacío existencial, de falta de sentido de la vida. Muchas personas no se toman en serio sus propios sueños por el miedo al fracaso. No debemos tener miedo a fracasar sino más bien al arrepentimiento de nunca haberlo intentando.
¿Por qué hay sufrimiento? El sufrimiento ocurre cuando oponemos resistencia a no aceptar la realidad. Si persiste el sufrimiento un mecanismo de defensa es la apatía. La apatía es una especia de muerte emocional, de tranquilidad del alma. Dejamos de mostrar emoción y nos volvemos indiferentes. Y esto nos ayuda a lidiar con el dolor y con la frustración. Sin embargo, con la apatía se disminuye la sensibilidad, la rabia, la pena, o la repulsión. Pero la apatía está en todas partes: hay apatía en el votante que ha perdido la esperanza en todos los partidos políticos, en el joven cuando ha intentado conseguir un trabajo y nunca encontró una oportunidad o en el funcionario cuando se da cuenta que su empresa es corrupta. Otra forma de escapar del dolor y del sufrimiento es mediante el recuerdo de momentos felices en el pasado. Sin embargo, quien atiende demasiado al pasado puede sentir la dificultad de visualizar el futuro o, incluso de vivir el momento presente.
En situaciones difíciles tenemos la oportunidad de crecer, podemos ver las dificultades como un examen a nuestra fuerza interna. Si ignoramos el dolor podemos y cerramos los ojos y la vida puede quedar desprovista de sentido. El dolor y el sufrimiento de la vida pueden ser positivo en la medida en que lo afrontemos como una oportunidad de crecimiento personal, de cerrar un ciclo e iniciar otro nuevo lleno de esperanza y con nuevos significados. En los momentos de dificultad, aumenta el grado de conciencia para observar nuestros propios pensamientos. Cuando miramos a nuestro yo interno frente a frente podremos comprender la trivialidad de muchos de nuestros pensamientos habituales. Cuando pasamos por momentos difíciles si fuéramos capaces de observarnos desde fuera, como si fuéramos otra persona nos ayuda a tener un cierto distanciamiento respecto al propio sufrimiento. Desde esta perspectiva, visualizar una situación concreta desde el exterior nos permite conocer otras perspectivas más allá de nuestro punto de vista individual. Todo ser humano siempre posee un cierto nivel relativamente estable de felicidad a pesar de los acontecimientos positivos o negativos que pudiera sufrir. Un tiempo después de ganar la lotería o de perder a un ser querido la tendencia es volver a tener un nivel de felicidad parecido al que teníamos antes de haber pasado por esos acontecimientos, independientemente de lo bien o de lo mal que lo hayamos podido pasar. La vida, independientemente de quienes podamos llegar a ser, siempre nos pondrá en situaciones no deseadas y en diversos grados desde pequeñas decepciones a hechos devastadores. Por eso debemos estar siempre preparados para enfrentarnos a la realidad tal como es. Después de una larga fase de apatía existe el riesgo de perder la habilidad de sentir alegría. Necesitamos entonces aprenderla de nuevo poco a poco. Psicológicamente éste es el proceso llamado despersonalización: todo parece irreal e improbable, como si fuese un sueño al final de un largo período de sufrimiento. Debemos tener cuidado con las dificultades del reajuste y adaptación. ¿Cómo conseguir superar una dificultad? En primer lugar tener la esperanza de que podamos superar ese problema y si esto no es el caso aceptarlo. La naturaleza de nuestras decepciones cambia, pero los eventos no deseados y el dolor forman parte de la vida humana de manera irremediable. Es necesario saber afrontar la realidad tal como el porque si éste no es el caso, el sufrimiento no tendrá límites. En una vida aparentemente cómoda podemos sufrir incluso con más intensidad. No sólo debemos mejorar nuestras condiciones objetivas de vida, sino adquirir un desarrollo personal adecuado. Necesitamos mejorar nuestra preparación interna para lidiar con las frustraciones, las tristezas de la vida cotidiana. Lo queramos o no, todos tenemos problemas en el día a día cotidiano. La alegría y la tristeza son relativas en el sujeto capaz de percibirlas pues la naturaleza humana se acostumbra a las diversas situaciones. Una noticia ligeramente negativa puede ser percibida con alegría si nos encontramos en una situación miserable: si un ladrón nos asalta y nos roba nuestra cartera, podemos al menos alegrarnos de que no nos ha hecho ningún sufrimiento. Pero una noticia sólo ligeramente positiva puede ser vivida con dolor: un famoso que se encuentra instalado en un hotel y se le obsequia con un vino que no es de su gusto. Esto es consecuencia de que el ser humano siempre vive mediante comparaciones. De continuo nos creamos ciertas expectativas sobre cómo deberían ser las cosas y las comparamos con cómo son en la realidad, y de manera inevitable nos sentimos decepcionados. Nos compararnos con personas cercanas a nosotros y esto lejos de beneficiarnos nos perjudica y nos hace infelices. En lugar de sentirnos realizados con lo que hemos hecho nos debilitamos pues la felicidad ya no está en ti sino en la otra persona.
¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Es  sencillamente sobrevivir? Viktor Frankl nos cuenta en su obra que en los campos de concentración era necesario tener médicos voluntarios. Como él era médico, quiso realizar esta acción como voluntario. Sus compañeros le intentaron persuadir de que era una mala elección porque probablemente él también enfermaría y podría morir rápidamente. El conflicto era la siguiente: ¿valía la pena seguir hasta el fin huyendo de las situaciones arriesgadas para vivir una vida sin sentido o valdría más la pena arriesgarse y ayudar a sus compañeros usando sus conocimientos médicos de forma productiva? Cuando una persona obra de acuerdo con lo que cree que es lo correcto, incluso sabiendo que podría sufrir riesgos. Pero es así es como logró alcanzar la felicidad y la tranquilidad de saber que has tomado una buena decisión. Éste es el modo de alcanzar nuestra paz interior. Las dificultades y problemas que podemos llegar a tener en la vida sólo representan una pequeña parte de lo que somos. Tal como hemos señalado antes, es la libertad interna la que define nuestra condición humana y que nadie puede arrebatar. Tenemos la facultad de enfrentarnos a nuestro destino del modo que queramos. Independientemente de cuáles puedan ser nuestras condiciones de vida o los problemas a los que nos enfrentemos, siempre tenemos la posibilidad escoger nuestras acciones, de mantener nuestra libertad espiritual, nuestra independencia mental. Pero hay que asumir que el dolor es una parte inevitable de la vida, igual que la muerte. La forma en la que aceptamos nuestro destino y el dolor que forma parte del camino es una oportunidad para añadir un significado más profundo a la vida. Podemos actuar con coraje, con dignidad, con generosidad, o podemos actuar de manera resentida luchando por nuestra propia conservación, por encima de cualquier cosa, olvidando nuestra dignidad humana y convirtiéndonos en un animal que sólo reacciona ante los acontecimientos para sobrevivir. Es posible practicar el arte de vivir en cualquier circunstancia, incluso en las más opresoras pues tenemos la capacidad de controlar nuestra mente para superar el sufrimiento.
Viktor Frankl fundó una perspectiva psicoterapéutica llamada logoterapia. Los campos de concentración supusieron para nuestro autor una ocasión para probar las ideas con las que ya estaba teorizando de antemano. La logoterapia se centra en los significados que puede alcanzar y conseguir el paciente en el futuro. Mientras que el psicoanálisis de Freud requiere un profunda acto de introspección en el individuo para revelar el porqué de su neurosis, la logoterapia es totalmente diferente: no se investiga en las vivencias pasadas del sujeto como causas de su patología sino que pretende inculcar en el sujeto una visión amplia de modo que pueda reconstruir el sistema de creencias y valores. La fuerza motora de la vida humana no es lo inconsciente sino el significado: tener un propósito en la vida es lo que nos empuja a seguir adelante. La búsqueda de significado es la mayor motivación que podemos tener en nuestras vidas, de modo que aquél que no encuentre un significado en su vida permanece en un estado de vacío existencial. No es necesario sufrir traumas graves como el de la propia vida de Viktor Frankl en los campos de concentración, para experimentar ese vacío experimental. Muchas personas en la tranquilidad de una mañana de domingo, cuando no tiene que soportar la presión en la que nos sumerge la vida puede darse cuenta de que su vida es gobernada por principios totalmente insustanciales. El paciente ha de enfrentarse a decisiones que guían el significado de su vida. Cuando tomamos consciencia del significado de nuestra vida, aumenta su habilidad de superar dificultades.
¿Existe un significado general de la vida? No, no existe un significado general de la vida sino que cada uno de nosotros tiene su propio significado específico en un momento dado. Si el significado es único y específico, entonces solo puede cumplirlo el propio individuo. No podemos esperar que otra persona haga la tarea por nosotros. Así es como va a obtener el significado de su propia existencia. ¿Cómo hacemos para encontrar nuestro propio significado de la vida? Muchas personas creen que antes de tomar decisiones importantes es importante descubrir su propósito en la vida, pero esto no es lo que defiende Viktor Frankl.  La logoterapia establece que nuestra forma de actuar y la responsabilidad que sentimos ante nuestras elecciones es lo que determina nuestro significado. Los prisioneros del campo de concentración que consiguieron mantener un propósito en la vida lo hicieron en base a las decisiones que tomaron en cada momento. La decisión de buscar la belleza en la naturaleza o ayudar a otras personas más necesitadas les dio un propósito. Por eso, los significados no pueden ser los mismos en cada una de las personas. Cada uno tiene su propio sentido de la vida. Igual pasa para un maestro de ajedrez que considera que no hay un mejor movimiento en general, sin embargo sí que hay una mejor jugada dependiendo de las diferentes situaciones dentro del juego. Lo mismo se aplica al significado de la vida, no hay un sentido general de la vida sino que depende del conjunto único de circunstancias y decisiones de cada individuo.
La logoterapia hace comprender a las personas que sus vidas pueden tener sentido y que todos tienen que descubrir el propósito de sus vidas de acuerdo con sus propias decisiones. El paciente es aquél que se encuentra impotente para encontrar un significado. Por eso, como señaló Nietzsche, la persona que tiene un por qué vivir, superará cualquier cómo. Cuando somos oprimidos y obedecemos un mandato que consideramos injusto es justamente porque somos víctimas del totalitarismo. Para liberarnos hay que hacer lo que tenga sentido para nosotros. Cada situación de la vida va a representar un desafío para nosotros. Esos  son momentos valiosos para encontrar un significado a nuestra vida. La interpretación que damos a eventos azarosos, el sentido que prestemos a una situación es más importante que la situación propia. En lugar de preguntar qué esperamos de la vida, sería más correcto preguntar qué espera la vida de nosotros. Todos nosotros podemos responder a esa cuestión y hay que hacerlo responsabilizándonos de nuestras decisiones. La logoterapia hace que el paciente tome consciencia de su responsabilidad. No podemos dejar en los demás la responsabilidad de nuestra vida. Si seguimos lo que hacen los demás y rechazamos ser el artífice de nuestra propia vida estamos siendo preso del conformismo. La responsabilidad, en definitiva, es la esencia de nuestra existencia humana. 
La vida nos brinda las situaciones más variadas, muchas de ellas serán muy dolorosas e incómodas. Viktor Frankl considera que podemos dominar nuestros miedos persiguiéndolos de modo activo. La logoterapia usa la intención paradójica en la que se le pide al paciente que haga justamente aquello que teme: cuando tememos que algo suceda, a menudo sucede y cuando tratamos de forzar una situación para que suceda no sucede. Supongamos el caso de aquella persona que no puede dormir, entonces se le pedirá que haga esfuerzos para no dormirse, y justamente por ello quedará dormido. 
En definitiva el modo de superación de las situaciones dolorosas es encontrar un significado y un propósito reinterpretando la situación de forma de que tengamos un mecanismo de enfrentamiento. En primer lugar, debemos hacer lo posible para invertir o controlar la situación. Pero si no es posible, la última alternativa es aceptar el dolor. Si nos resistimos al dolor, esto lo que hace en el fondo es ampliar el sufrimiento. Si nos oponemos al dolor que sentimos, eso da lugar a la agonía y a la ansiedad. Cuando el dolor nos resulta inevitable debemos aceptarlo y buscar cuál es el sentido que añade el dolor en tu vida. Por eso podemos encontrar el sentido de nuestra vida mediante la actitud que tenemos ante un dolor inevitable. Viktor Frankl cuenta que en cierta ocasión un médico anciano con una fuerte depresión le confesó que no era capaz de superar la muerte de su mujer. Para ayudarlo a encontrar un propósito a Viktor Frankl solo le bastó una única pregunta: ¿Qué pasaría si tú te hubieras muerto primero y tu esposa tuviera que sobrevivir sin ti? Ante esta cuestión el anciano respondió que hubiera sido terrible si él hubiera fallecido primero porque sería su esposa la que estaría sufriendo. Así, ante el dolor del luto logró encontrar el significado. El sufrimiento de la mujer amada  es salvado y él que sigue vivo es el que va a lidiar con el dolor del luto. Este sufrimiento es el precio que él paga para sobrevivir y al ahorrarle a la esposa el dolor de seguir viviendo sin él. En este ejemplo, en esta percepción el dolor logra adquirir significado y con significado el dolor no se transforma en sufrimiento. El hombre en busca de sentido es un libro actual porque hoy en día la gente se encuentra ocupada de tareas sin propósito. Cuando conoces tu propósito eres capaz de enfrentarte a cualquier dificultad.


viernes, 1 de mayo de 2020

La llegada (2016), de Dennis Villaneuve.


Dennis Villaneuve, responsables de cintas como Enemy y Prisioneros se ha ido consagrando como un gran director. A lo largo de toda su carrera ha ido cambiando de género, dejando constancia en todas sus cintas de su buen hacer desde detrás de las cámaras. Con este señor en la dirección tenemos asegurados una gran película, y en ésta no es para menos. La Llegada es una de las grandes películas del año 2016 que dejará impactado al espectador haciendo que se pregunte sobre qué ha pasado. Es algo muy difícil de hacer hoy en día un tipo de cine original y sorpresivo como sucede con La Llegada. El guión está muy bien escrito por parte de un Eric Heisseser que es un guionista de películas como Destino final 5 o el remake de Pesadilla en Elm Street, y su obra más notable fuera quizás Nunca apagues la luz, que tampoco era brillante pero que al menos estaba bien construida. La llegada cuenta varios giros de guión que son sencillamente magistrales. La película se basa en el relato La historia de tu vida, de Ted Chiang, título mucho más fiel al contenido de la película que ésta La llegada.
No es la típica película de invasión alienígena que hemos visto ya muchas veces en cine como Transformers o Independence Day sino algo muy original en su planteamiento y donde ofrece al espectador mucho más de lo esperable. Es una película intimista porque trata del drama y de las emociones que vive la protagonista. Pero son perfectamente extrapolables a cada uno de nosotros. Y esto es lo propio de la ciencia ficción reflexionar sobre un drama que vive un personaje para tratar las grandes cuestiones de la humanidad. Dennis Villaneuve toma un tema fantástico de ciencia ficción para abordar el tema humano del sentido de la existencia. En este sentido la referencia a Interestellar de Christopher Nolan está muy presente pues allí el tema de la relatividad del tiempo era usado para indagar la naturaleza humana. Pero mientras que la película de Nolan apostaba por la aventura y la épica, el tono de la cinta de Villaneuve es más pausado. Toma también bastante del cine de Terrence Malick, con reminiscencias especialmente de la película El árbol de la vida en el modo de rodar las escenas de la vida cotidiana en el hogar, además del poder de la música como vehículo expresión. Nos puede recordar un poco a la película de Distrito 9, aunque esta última tuviese más acción. Se podría comparar con la película de Contact, de Robert Zemeckis y protagonizada por Jodie Foster en 1997.que igualmente usa una trama de ciencia ficción para indagar en los traumas de la protagonista. Además, al igual que Contact, La Llegada se ocupa mucho del tema del lenguaje y de la comunicación del ser humano seres extraterrestres, además del aspecto de investigación científica. También nos recuerda a la película de Encuentros en la tercera fase, dirigida por Steven Spielberg en 1977 retratando a unos extraterrestres poco hostiles. Y por supuesto, esta película bebe mucho de lo que Stanley Kubrick planteaba en 2001, Una Odisea del espacio en la medida en que investiga sobre lo desconocido.
La película está protagonizada por Amy Adams, que también sale en Animales Nocturnos, Jeremy Renner, que salía en En tierra hostil, de Kathryn Bigelow y Forest Whitaker. Tiene buenos efectos especiales, está estupendamente bien dirigida, sobre todo tiene un excelente guión, además de muy bien llevado a la pantalla grande. La película funciona perfectamente como vehículo de ciencia ficción pero sobre todo como drama intimista humano. Películas como Transformers o Independence Day, al ser tan grande todo, perdemos la visión individual del drama humano. La película se ocupa de la vida del personaje que interpreta Amy Adams. El espectador desde el primer momento se identifica con el personaje de Amy Adams y entiende el drama en el que se encuentra. Todo ello planteado con un impresionante acabado visual, gracias al talento de Dennis Villaneuve de un modo muy inteligente y que nos muestra cómo hay momentos en nuestra vida que nos define.
La película se inicia con la llegada de 12 naves extraterrestres monolíticas, que nos recuerdan de manera irremediable a Stanley Kubrick y a su película 2001, una odisea del espacio, que van a parar a distintas zonas de nuestro planeta. El gobierno americano contacta con Louise Banks, protagonizada por Amy Adams, una lingüista, para que en compañía de Ian  Donnely, protagonizado por Jeremy Renner, intentar entablar un tipo de comunicación con unos seres extraterrestres, de modo que puedan  descifrar si sus intenciones son pacíficas o beligerantes. El comienzo de la cinta puede provocar interpretaciones diversas: la más normal sería considerar que la protagonista ha tenido una hija que muere probablemente de cáncer y poco a poco va rehaciéndose su vida. En primer lugar, llama la atención la sutilidad con el que presenta la trama: con muy pocos elementos presenta a la profesora Louise que llega a la Universidad donde hay poca gente. Pasa algo pero el espectador lo desconoce. Van llegando mensajes a los alumnos hasta que uno de ellos le pide que ponga las noticias. Es apasionante el modo en cómo la cámara no muestra lo que hay en la televisión sino la reacción de los estudiantes. La histeria de esos momentos está muy bien retratada por Dennis Villaneuve, por ejemplo en el momento en que Louise abandonaba la universidad y pasan dos aviones a todas velocidad. O cuando cogía su coche para volver a casa, otro coche cuyo conductor se encuentra presa del pánico casi sufre un accidente. Cuando nos enfrentamos a algo a lo que no estamos acostumbrados muchos sienten pánico, tal como podemos observar en las reacciones de las gentes ante la irrupción del Covid-19 que en los primeros días arrasaban los supermercados dejándolos sin pan, papel higiénico o alcohol.
La película está interpretada desde el punto de vista de la actriz protagonista Amy Adams. El espectador se va identificando su personaje, con un ritmo pausado, engendrándole temor hacia lo que se enfrenta la protagonista. Louise es una persona muy solitaria, una constante muy habitual en el cine de Dennis Villaneuve como ocurría en Enemy con el personaje de Jake Gyllenhaal, Emily Blunt en Sicario, otra vez Jake Gyllenhaal en Prisioneros o Ryan Roslyng en Blade Runner 2049. Todos ellos tienen en común, además de la soledad, un rico mundo interior unido a un gran sufrimiento y un poco depresivos.  La película comienza con las siguientes palabras de Louise: Yo solía pensar que éste era el comienzo de tu historia. La memoria es algo extraño. No funciona como yo creía. Estamos atados al tiempo, a su orden. Recuerdo momentos intermedios y ése fue el final. Ahora no sé si sigo creyendo en principios y en finales.
Hay varios temas en los que reflexiona la película: el sentido de la existencia humana, la comunicación con seres con los que no tenemos nada en común y todo ello simbolizado en el encuentro entre humanos y extraterrestres. La perspectiva que asume la película es la de Louise Banks, la lingüista que protagoniza Amy Adams. No asume el estilo de Roland Emmerich o Michael Bay sino desde la perspectiva del nerviosismo y del miedo hacia lo desconocido. Dennis Villaneuve hace un trabajo excepcional que se aprecia en el perfecto acabado visual y la música de la película que nos vuelve a traer reminiscencias de Terrence Malick. Louise tiene como objetivo estudiar el lenguaje de los extraterrestres y, así, poder comunicar con ellos. A medida que Louise aprende el lenguaje extraterrestre va teniendo visiones de una niña. El espectador pensaría que es un recuerdo de su hija Hannah. Si analizamos la expresión facial de Louise observamos su absoluta sorpresa como si no fuera una visión sino que está pasando justo en ese momento.
La película reflexiona sobre cómo podemos comunicarnos con alguien que, no ya ni siquiera comparten nuestro lenguaje, es que sus conceptos de las palabras son muy distintos a nosotros. Los extraterrestres regalan a la humanidad un nuevo tipo de lenguaje que permitirá a todo aquél que lo domine una visión de la realidad desde la eternidad, al modo del planteamiento filosófico de Spinoza. ¿Cómo podríamos llegar a comunicarnos con alguien que desconocemos su lenguaje y no tenemos nada en común? Además, es peor si considerados que estos seres son extraterrestres y su forma de comunicación es mediante círculos. Sin dudas, el lenguaje es una dimensión fundamental del ser humano, tal como expresó Aristóteles en el Libro I de su Política señalando que a través del mismo, y a diferencia del resto de seres vivos puede conocer lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, lo conveniente y lo perjudicial. Dian consideraba que el pilar del conocimiento es la ciencia. Sin embargo, la ciencia quedaría huérfana de expresión sin un lenguaje.
¿Qué peculiaridades encierra el lenguaje heptápodo? Louise al aprender este lenguaje, su percepción de la realidad se hace omnisciente, captando de manera simultánea pasado, presente y futuro, pero siempre desde el efímero momento presente. El ser humano sólo vive el presente, no puede revivir el pasado de manera directa ni vivir el futuro. Sólo podemos entender la dimensión temporal de manera lineal desde el pasado hacia el futuro pero siempre instalado desde el presente. Cada instante que vivimos no se puede repetir nunca más y no se puede recuperar. Es cierto que mediante la ciencia podemos predecir en gran medida el futuro de los objetos de estudio, aunque siempre desde un margen de duda. Pero no podemos verlas ni vivirlas como si estuviera pasando en este momento. No podemos volver al pasado a no ser por nuestros recuerdos, muchas veces sumamente imprecisos, o de artefactos como videos o fotografías. Son pequeñas retenciones del pasado que podemos interpretar pero no vivir en primera persona. Pero los heptápodos si que pueden percibir el tiempo como una dimensión física, de un modo muy distinto al nuestro. Ellos entienden el tiempo de un modo físico en el que se puede acceder tanto a pasado, presente y futuro. En la ficción de la película se revela que dentro de 3000 años van a necesitar la ayuda humana, aunque no se precisa para qué. ¿Cómo una mente humana puede concebir el tiempo de un modo físico? Como los heptápodos necesitarán la ayuda humana en el futuro y por nos entrega su lenguaje. Con este lenguaje el ser humano puede entender el tiempo desde un punto de vista físico. Cuando aprendemos un lenguaje, de modo inevitable empezamos a pensar en ese lenguaje. En la medida en que la protagonista aprende su lenguaje cambia su modo de percibir la realidad. El lenguaje determina de manera inevitable la forma en que percibimos la realidad y abre nuevas formas de pensamiento de manera inevitable. La realidad seguiría un orden determinista, al modo estoico y spinozista. Para Baruch de Spinoza la realidad es una sustancia que se identifica con Dios o naturaleza y que sigue un curso necesario e inevitable. El ser humano sería un modo finito de esa sustancia o realidad y solamente a través del conocimiento puede alcanzar la verdad y ser libre. Cuando nos formamos ideas adecuadas del mundo, señala Spinoza, tenemos una idea de totalidad, la idea que remite al conjunto de las causas y de la estructura lógica de lo que es, de lo que ocurre, de lo que hay en la naturaleza, al conjunto de las causas. Por eso una idea adecuada es ser causa sui, ser causa de lo que somos y de lo que nos ocurre. Esto hace necesario que la persona se comprometa con su vida y con cada empresa que ejecute. En contraposición, con las ideas inadecuadas no somos dueños de nosotros mismos, vivimos en la servidumbre, percibimos la realidad de manera mutilada. El conocimiento se refiere a la totalidad, tal como también señalaba Hegel. Spinoza considera que este conocimiento del orden de lo real en su totalidad, que se asemejaría bastante al lenguaje de los extraterrestres, permite la libertad, alejarnos de la servitus, la servidumbre. Solo mediante el conocimiento alcanzamos la necesidad de las cosas, la necesidad de la naturaleza eterna  Como para Spinoza toda la realidad es Dios, la suprema felicidad será la comprensión de Dios, esto es, entender la necesidad de lo que ocurre. Esta intuición es el Amor Dei Intelectualis, el amor intelectual de Dios. De este modo, Louise a través alcanza un conocimiento de la realidad desde la perspectiva de la eternidad, sub species ab eternitatis. Cuando Louise aprende el lenguaje extraterrestre es capaz de vivir la noción del tiempo en presente, pasado y futuro. Por eso Louise en muchas secuencias de la cinta aparece un poco desorientada cuando tiene esas visiones. Por ejemplo cuando en una visión Louise parece estar desorientada y pregunta a su hija qué día es. Esto nos conduce al planteamiento del eterno retorno que se encuentra en la obra de Así habló Zaratustra de Nietzsche. Lo que nos enseña este pensamiento es la necesidad de que vivamos cada uno de nuestros momentos en la vida con total intensidad, pues todos ellos son importantes. El eterno retorno es, tal como le ocurre a la protagonista de la cinta, una prueba para el querer, para la capacidad de afirmación de cada uno de los momentos de nuestra vida. Nietzsche pretende afirmar la inmanencia y una negación de la trascendencia divina. Y esto es sumamente complicado pues hay que aceptar el mundo tal cual es, con todos sus elementos placenteros y dolorosos. Louise acepta la muerte de su hija, aunque esto le suponga un dolor tremendo, porque comprende que lo importante es vivir cada uno de los momentos con su hija como si fuera el último. El eterno retorno simboliza, en su eterno girar, que este mundo es el único mundo posible.Todo es bueno y justificable puesto que todo debe repetirse. Y ello es posible por el eterno retorno, que permite dotar a la caducidad y fugacidad de todo lo real del espesor de lo eterno. Louise ha decidido afirmar su vida en su totalidad, ha aceptado la realidad tal como sucede y no pone excusas.
Dentro de la ficción de la cinta, ¿era posible que Louise pudiera cambiar el futuro? Quizás un espectador pudiera pensar que Louise era libre de casarse o no con Dian y en consecuencia de tener su hija. Pero esta interpretación no es correcta. La protagonista tiene la capacidad de percibir la realidad en su totalidad en cualquier momento de presente, pasado y futuro, pero siempre desde el presente. Y ese presente va cambiando constantemente. El encuentro con los heptápodos no podía no haber pasado, ni su separación ni la muerte de su hija tampoco. Se trata de una concepción determinista del tiempo, en la que cada uno tiene un destino prefijado del que no puede escapar sino sólo asumir.
Esta concepción del tiempo aparece simbolizada a través de la figura circular que pone de manifiesto su reversibilidad. Esto, en la ficción de la cinta no significa que Louise pudiera viajar en el tiempo, sino que pasado y futuro confluyen en su percepción de la realidad a través del aprendizaje del lenguaje heptápodo. Para los antiguos griegos el círculo era una figura geométrica que representaba la perfección pues no tiene ni principio ni fin sino un devenir eterno. En la película la figura del círculo está muy presente desde el comienzo al final y se refiere no sólo a la unidad temporal sino de todos los seres humanos. La figura circular aparece en la forma de los pasillos y la forma de comunicarse de los extraterrestres mediante círculos. El nombre de la hija de protagonista es Hannah. Este nombre es un palíndromo, al igual que la película completa: se lee igual cuando se lee de izquierda a derecha o de derecha a izquierda. Todo ello constituye una metáfora a la historia de la película: todo aquél que llegue a aprender el lenguaje de los heptápodos su concepción del tiempo deja de ser lineal para convertirse en circular: no tiene un inicio ni un final. Representa el infinito, una serpiente que se muerde la cola por toda la eternidad. Un gran acierto del guión es el final: el final conecto con el principio de la película. Desde el final de la película adquiere completo sentido lo que sucede al principio de la cinta.
La película nos enseña que no debemos anclarnos en los momentos de tristeza y de dolor sino disfrutar del momento presente. Louise sabe de antemano el final trágico que tendrá su hija y no se lamenta sino que lo acepta al modo estoico. Es necesario de que disfrutemos del momento presente pues, aunque sumamente efímero, es lo único seguro que tenemos. No debemos proyectarnos constantemente hacia el futuro. Cuando asumimos la finitud de nuestra existencia y al modo heideggeriano comprendemos que somos un ser para la muerte, nos angustiamos y nuestra perspectiva de la realidad ha de cambiar. El tiempo que pasa es irrecuperable y no podemos volver atrás. Al igual que Louise, en lugar de apenarnos hay que disfrutar de la oportunidad de estar vivos. Cuando en un momento de la cinta Louise pregunta a Ian qué haría si supiera lo que va a ocurrir en el futuro, éste le contesta que comunicar más veces las emociones que siente. Evidentemente cuando tomamos consciencia del poco tiempo que tenemos de vida, queremos disfrutar más cada momento y pasar más tiempo con las personas que más queremos. Los momentos en los que vivimos son efímeros y por desgracia no se volverán a repetir. Es la misma idea en la que David Fincher reflexionaba en su excelente El curioso caso de Benjamín Button vivir la vida del mejor modo posible.
Otra reflexión interesante de La llegada es el comportamiento conciliador de los extraterrestres. Esto pone de manifiesto la importancia de la comunicación y no de la violencia como medio de resolución de todos los conflictos. Dirigentes políticos entienden que la violencia es el único modo para solucionar los problemas: guerras, peleas, insultos, bombas. Pero se nos olvidan las palabras, la comunicación, incidir en aquellos aspectos que más nos unen que aquéllos que nos separan. El ser humano, lo quiera o no, es sociable y debe esforzarse en comprender el punto de vista de los demás, aunque a veces resulte complicado. Los seres humanos temen aquello que desconocemos. Además, los heptápodos no sólo resultan desconocidos, es que ni siquiera son de nuestro sistema solar. En La llegada se muestra al ser humano preparado para atacar a los heptápodos desconociendo sus intenciones. Respecto a las intenciones de los heptápodos debemos señalar que no son altruistas sino que tienen el interés egoísta de que en el futuro los humanos les ayuden en su supervivencia. Pero para que eso tuviera lugar era necesario que los seres humanos aprendieran el lenguaje heptápodo. Los heptápodos sabían que Louise sería la indicada para aprender su idioma, que uno de los heptápodos moriría. ¿Por qué no evitaron eso si conocían perfectamente lo que iba a pasar? Tanto el heptápodo como Louise estaban dispuestos a sacrificarse por un bien mayor. Pero no sólo eso, es que aunque hubieran querido, no habrían podido actuar de modo distinto a cómo efectivamente actuaron. Así no se produce ninguna paradoja temporal.
En definitiva, La llegada es una grandísima película especialmente recomendado para todos aquellos espectadores que quieran emocionarse y reflexionar sobre el sentido de la existencia humana. Es un producto muy por encima de la media que con el paso del tiempo se convertirá en un clásico de la ciencia ficción.