Abraham Maslow (1908-1970). |
Abraham Maslow (1908-1970) es
considerado como uno de los fundadores de la psicología humanista y es conocido
en el campo de la psicología a partir de la pirámide que lleva su nombre o jerarquía
de las necesidades humanas. Afirma que no tiene
sentido extrapolar al ser humano las investigaciones que se han desarrollado en
torno a los animales sin atender a sus facultades intelectuales superiores. En
su obra La teoría de la motivación humana del año 1943 introduce una
concepción jerárquica de las necesidades que todas las personas tenemos que
satisfacer y que de un modo u otro estarán presentes en nuestra vida. Muchos
elementos de su obra han sido utilizados en ámbitos tan diferentes como el
marketing, la economía o las finanzas. Es una concepción que se encuentra muy
influenciada por ideas y estereotipo propios de una sociedad capitalista.
Maslow considera que ningún ser humano
puede pasar al siguiente nivel sin tener cubierto el anterior. Se ocupa en primer lugar de las necesidades
básicas o fisiológicas del organismo y del cuerpo. Podemos encontrar
necesidades como respirar, alimento, descanso, dormir, evitar el dolor,
actividad sexual…. Parece que sin la satisfacción de estas necesidades básicas
de carácter instintivo y biologista no nos sería posible desarrollar un
proyecto de vida propio. Sin embargo, si analizamos la historia podremos
encontrar a diversos personajes que supieron elevarse más allá de esa
limitación en la satisfacción de esas necesidades básicas y constituyeron un
ejemplo para la humanidad. Por tanto, si nuestras necesidades fisiológicas o
biológicas quedan parcialmente
insatisfechas, esto no significa que no podamos seguir avanzando. Lógicamente,
es manifiesto que empobrece el proceso y genera más sufrimiento.
La segunda parte de las necesidades que
plantea jerárquicamente Maslow corresponde a las necesidades de seguridad.
Se incluye todas aquellas necesidades
que son básicas para vivir pero que ya no son meramente fisiológicas: seguridad
física que asegura la integridad física, salud, los aspectos de carácter moral
y físico que nos permita disfrutar de las primeras necesidades fisiológicas:
acceso a una vivienda digna, conseguir nuestros propios recursos para
satisfacer nuestra vida mediante el trabajo, acceso a planes sanitarios o de
salud, la capacidad de tener propiedades privadas o seguros que nos protegen en
caso de conflicto o problema. A nivel psíquico, a medida que el ser humano
evoluciona se da cuenta que más allá de la satisfacción de la necesidades
básicas de carácter fisiológico necesita también de satisfacción de necesidades
de seguridad. En principio este tipo de necesidad es apremiante. Hay personas,
sin embargo, que se encuentran en situación de indefensión aprendida, o en
general de poca responsabilidad en su vida, y, por tanto, no asumen el
compromiso para satisfacer las necesidades de este segundo estrato de la
pirámide de Maslow.
El tercer tipo de necesidades que
procuramos su satisfacción tienen que ver con la afiliación o pertenencia.
En este tercer estrato o nivel de la pirámide encontramos la necesidad de la
amistad, del afecto. Aquí nos encontramos el amor de pareja y no centrado
exclusivamente al aspecto sexual sino al afecto y a la pertenencia. Se trata de
un tipo de necesidad que nos lleva a la superación de la soledad y del
ostracismo. Como mamíferos que somos de manera inevitable tenemos una necesidad
fuerte de vínculo. Y no sólo físicamente sino también a tener una cotidianidad
de sabernos parte de una comunidad, de una iglesia, de un club social. Esta
necesidad pudiera ser explotada sobremanera por el capitalismo para hacernos
sentir parte de grupos a los que no necesariamente somos: las marcas,
determinado tipo de comida… A veces el ostracismo, el aislamiento, el exceso de
trabajo, las inseguridades personales nos desconectan de esta necesidad de
fusión y de afiliación con los otros. De nuevo, nos damos cuenta que los nuevos
tipos de necesidades no invalidan a la otra sino que jerárquicamente una es más
necesaria para que una persona pueda existir. ¿Cómo podemos estar pensando
en una gran necesidad de amar y de ser amados si no sabemos dónde vamos a
vivir, si vamos a tener una casa que nos?
El cuarto nivel o estrato de la pirámide
se refiere a la necesidad de reconocimiento. Una vez que hemos
satisfecho las necesidades anteriores es necesario satisfacer las necesidades
de autoestima, de confianza, de respeto, alcanzar logros y éxito en la vida.
Necesitamos un reconocimiento hacia aquello que hemos logrado, a través de
nosotros mismos o con ayuda de los demás. Pero, ¿cuántas veces no nos
sentimos esclavizados, lejos de ser independientes o de ser libres aun
tendiendo las necesidades tanto de tipo fisiológico, de seguridad y afiliación
resueltas? Maslow distingue entre la estima alta y la estima baja.
La estima alta se refiere a la necesidad de respeto hacia uno mismo e incluye
sentimientos como confianza, competencia, maestría, logros, independencia y
libertad. Y la estima baja se refiere a la necesidad de respeto por el resto de
personas, la necesidad de atención, de aprecio, de reconocimiento, de
reputación, de estatus, de dignidad, de fama, de gloria e incluso de dominio.
Las personas de baja estima son aquellas personas que se preocupan por lo que
el resto de personas puedan pensar en él. Por lo tanto, dependiendo del
individuo puede surgir una alta estima o baja, o ambas simultáneamente.
Por tanto, el autorreconocimiento, la
confianza en sí mismo, el sentido de dignidad, de respeto, de éxito son
necesidades legítimas siempre y cuando no dominen a todo el yo. Si éste
fuera el caso nos transformaríamos en neuróticos y enfermos en busca de
aprobación, de aceptación y de reconocimiento Y así, no podríamos ser felices
sino que seria una forma de ser esclavo. No somos libres cuando imploramos el
reconocimiento de los otros. Maslow considera que la necesidad de
reconocimiento incluye el respeto de los demás, el estatus, la fama, la
atención, la reputación, la dignidad. Y en su parte más elevada la
autoconfianza, la autoestima, el sentido de competencia o logro personal, de
independencia y de libertad.
Finalmente, el quinto estrato o nivel de
la pirámide se relaciona con la satisfacción de las necesidade de
autorrealización. Maslow considera que ningún individuo puede llegar a la
autorrealización sin haber cubierto antes los cuatro primeros puntos de la
pirámide, al menos hasta cierto punto. Podemos encontrar desde los aspectos
espontaneidad, creatividad, el ir más allá de los prejuicios, aceptación de
hechos, gestión de problemas, liderazgos o de los sistemas de creencias que nos
han alimentado, la aceptación de la realidad tal como nosotros la podamos
entender, una capacidad de tener resiliencia, es decir, la capacidad para
adaptarnos y resolver problemas en situaciones críticas o de conflicto.
Maslow se basó en personajes como
Abraham Lincoln, Thomas Jefferson, Gandhi o Albert Einstein personajes que han sido muy admiradas por la
sociedad. Son personas muy centradas en las realidad, que saben distinguir lo
verdadero de lo falso, se enfrentan a los problemas pero siempre orientado a
las soluciones, independientes del entorno y de la cultura dominantes, basados
en las experiencias y juicios propios, resistentes a la enculturación,
inconformistas, con sentido del humor, aceptación de sí mismos y de los demás,
sin ser pretenciosos, creativos, originales y con tendencia a vivir con una
gran intensidad. El nivel más alto se relaciona con la autorrealización
y desarrollo de nuestro ser interior. Es necesario crecer como personas, de
llegar a ser quienes somos realmente por naturaleza. Se trata de un desarrollo
psico-espiritual y no necesariamente religioso, que da una forma y un sentido
personal al mundo. Las necesidades de autorrealización, en muchos sentidos, se
relacionan directamente con la humanización de la conducta, de la comprensión
de uno mismo y del prójimo. Observamos que muchas personas que aparentemente
tienen todo lo necesario para ser felices: pareja, hijo, trabajo, dinero,
reconocimiento… pero que en el fondo tienen una existencia vacía. Esto es
consecuencia de que no son dueños de su vida. Estas personas no han encontrado
una verdadera autorrealización. Concretamente Viktor Frankl, fundador de la logoterapia. centra su enfoque psicoterapéutico en el
sentido humano de lo que nos sucede. Se trata de una evaluación personal de lo
que es realmente importante en la vida de las personas. Aquí la persona
encuentra la integración de su vida completa como persona: ¿Por qué vivimos
esta vida? No es algo sencillo, sino que es altamente personal, único y
apasionante. Es un viaje de desarrollo psico-espiritual, no necesariamente
religioso, donde comprendemos el sentido y los verbalizamos y caminamos con las
otras necesidades luchando por seguir satisfaciéndolas. Si para alguien la
autorrealización es evitar el sufrimiento en seres vivos (el budismo…) entonces
se convertirá en vegano: se transforma en una persona menos violenta y con una
forma de comer más pacífica y centrado en el no dolor. Sus necesidades de
seguridad cambian: es una persona menos consumista. Desde el punto de vista de las necesidades de
afiliación, se relacionará con personas más congruentes con su tipo de vida, a
actuar desde el respeto. La autorrealización dota de un sentido profundo y
personal a la vida y no pretende imponerlo a nadie. A su vez, en su necesidad
de reconocimiento, podría observar que los demás hacen lo mismo y entonces
existe un proceso de retroalimentación.
Con la autorrealización, se alcanza una
situación de homeostasis o equilibrio. Y, por supuesto, el equilibrio siempre
va a estar relacionado con la armonía y con la salud, es decir, nuestras vidas
tendrá menos y más congruencias.
La pirámide de Maslow no es una estructura
mecánica y fría que podamos imponer a nadie. Es un enfoque dinámico pues
nuestra vida es movimiento y cambio. Se asocia al bienestar y no como
manipulación de las necesidades de las personas. Es una estructura viva que
constantemente se va moviendo, nos permite observarnos a nosotros y nuestro
mundo circundante.