Estamos ante la nada más y nada menos
sexta película de esa saga cinematográfica de ciencia ficción conocida como Terminador
que se inició en la década de los ochenta. Ante el visionado de este filme un
servidor se encuentra con sentimientos enfrentados y un cierto sabor agridulce
por el resultado final de la película y lo que pudo llegar a ser y no fue. Como
película de ciencia ficción y de acción nos encontramos con una cinta
entretenida, con sus buenas escenas de acción y divertida. Sin embargo,
teniendo en cuenta que es una continuación de la saga de Terminator con
toda una mitología detrás cabría exigirle un mayor nivel. Y a decir verdad han contado
con recursos suficientes para haberlo hecho mucho mejor.
La primera película de Terminator
se remonta al año 1984 y fue una cinta de serie b de bajo presupuesto y
protagonizada por Arnold Schwarzenneger, interpretando a un terminator T 800 y
Linda Hamilton como Sarah Connor, y dirigida por el joven James Cameron que supo
compensar la falta de dinero con una dirección dinámica y eficaz, además de
abundantes dosis de creatividad. La cinta no tardó nada en convertirse en un
clásico de la ciencia ficción de la década de los ochenta.
La segunda entrega se estrenó en el año 1991 con el título de Judgement Day,
dirigida nuevamente por James Cameron y otra vez protagonizado por Arnold
Schwarzenegger y por Linda Hamilton, y con la incorporación de Edward Furlong
como John Connor y Robert Patrick como el modelo de T 1000. La película en el
fondo era un remake de la primera entrega pero con un mayor presupuesto.
La cinta se convirtió en un clásico de la acción y ciencia ficción de los
noventa. Tenía escenas de acción increíbles, humor y sentimiento, diálogos que
más de uno habrá pronunciado a lo largo de su vida y grandes efectos especiales
pero todo eso unido a la utilización de múltiples efectos prácticos que hacían
de la película muy auténtica. La saga alcanzó la cima aquí y a partir de aquí
comenzaría su decadencia. La tercera entrega, Terminator: Rise of machines
nos llegó en 2003 con un Arnold Schwarzenegger en plena forma y con Nick Stahl como John Connor y bajo la
dirección de Johnatan Mostow y con las ausencias destacadas de Linda Hamilton y
de Edward Furlong y con un abultadísimo presupuesto, aunque no de talento. El
guión introduce el humor pero lo hace a partir de chistes sin gracia. Y la
sustitución de Edward Furlong por Nick Stahl decepciona bastante. Incluso a
nivel de guión porque resulta poco creíble la evolución personal de John Connor
de la segunda a la tercera entrega. La película muy alejada de la calidad de la
segunda parte sí que constituye un divertimiento comercial para pasar el rato,
y poco más.
En el año 2008 llegó a los cines una
ambiciosa continuación que se tituló Terminator Salvation, con un alto
presupuesto, con dirección de MCG y protagonizado por Christian Bale y Sam
Wortingthon, y con la ausencia de Arnold Schwarzenegger, aunque su imagen
aparece digitalizada en una escena como recreación de un T 800. La película fue
muy valiente porque nos quiso mostrar ese futuro apocalíptico y el primer
encuentro entre John Connor y Kyle Reese y donde se pone de manifiesto la
paradoja temporal pues el hijo es mayor que el padre. La película recibió
críticas muy negativas no sólo por parte de la crítica especializada o los
propios aficionados sino incluso por los mismos actores, concretamente
Christian Bale que renegó de ella. Sin embargo, todas estas críticas parecen
injustas porque la película abandonaba el repetitivo esquema de los viajes
temporales y nos muestra la sociedad del futuro. La película estaba muy bien
rodada, era divertida y con abundantes efectos prácticos que hacían que la
película tuviera cierto sabor añejo.
La quinta entrega nos llegó en el año
2015 con el título Terminator Genesys, con la dirección de Alan Taylor y
protagonizada por Emilia Clarke como la joven Linda Hamilton y la recuperación
de Arnold Schwarzenegger como T 800. La película comienza de forma prometedora
con la introducción de la versión joven de T 800 y la vuelta del T 1000, aunque
sin Robert Patrick. Sin embargo, una vez pasada la sorpresa inicial la película
se transforma en una inverosímil historia de viajes al pasado y al futuro sin
sentido alguno y con un guión caótico y contradictorio respecto a las películas
anteriores, en la que un servidor acabó sudando y con ganas de que se acabara
el espectáculo. He revisado varias veces más esta cinta con la esperanza de
encontrar algo que me pudiera gustar, pero todo intento fue estéril.
Y en el año 2019 llegó la hasta ahora
última entrega que se tituló Terminator Dark Fate. Es una película
dirigida por Tim Miller, director de Deadpool, y cuenta con la
recuperación de Linda Hamilton como Sarah Connor y de Arnold Schwarzenegger
como T 800 y con el protagonismo de Mackenzie Davis, Gabriel Luna y Natalia
Reyes. Los derechos de autor de Terminator
vuelven a James Cameron, el creador de la mitología Terminator y el
responsable de la historia y un guión escrito por hasta cuatro guionistas. Resulta
sorprendente que un guión firmada por cuatro personas no fuera suficiente para
justificar mejor la historia y eliminar sus muchos agujeros. La película ha
contado con críticas favorables por parte de la crítica especializada pero los
aficionados le han dado la espalda y ha cosechado unos números en taquilla muy
discretos que con dificultad podrá generar beneficios económicos a sus
productores. ¿Qué ha podido fallar? Es algo muy común en el cine actual
cuando se pretende recuperar a clásicos del cine de los ochenta y de los
noventa: se venden como un producto nostálgico típico de esa época cuando
realmente no lo es. No es algo exclusivo de esta película sino que ha ocurrido
con otras sagas como The Predator, de Shane Black, de 2018, Independence
day 2: Contrataque, de Roland Emmerich, de 2016. No pasó lo mismo con las
nuevas secuelas de Alien, concretamente Prometheus de 2012y de Alien Covenant, que a
pesar de ser cintas muy disfrutables fue en parte incomprendido por el público.
Este tipo de película promete recuperar la esencia de las películas originales
aunque adaptándola al momento presente. Pero no es cierto. El cine actual ha
cambiado mucho respecto al cine de los años ochenta y noventa. En esa época
cuando se realizaba una película se echaba toda la carne en el asador y se
pretendía hacer lo más compleja posible. Esto sucedía con la primera de Terminator,
la de Alien o Predator. Dado el éxito de estas películas se
fueron rodando nuevas secuelas en los que cambiaba drásticamente respecto a la
primera película, sobre todo en Alien y en Predator 2, pero
también en el caso de Terminator 2 que, a pesar de que la excusa
argumental de la película se repetía era una película de alto presupuestos y
con efectos especiales que hasta esa época no se habían visto. Hoy en día, sin
embargo, cuando se hace una película de este tipo se pretende que sea el inicio
de una nueva saga cinematográfica. Esto provoca que muchos aspectos de su
historia apenas se desarrollen para que puedan hacerse sucesiva películas. Esto
hace que estas películas parezcan incompletas y parciales, que no desarrollan
todo su potencial. Todo eso sucedió con la recuperación de las películas
anteriores. Independence Day 2 se concibió como el inicio de una nueva
trilogía pero al fracasar en taquilla se decidió no hacer más. Con la saga de Predator,
en el año 2010 Robert Rodriguez produjo la película Predators, con un
final abierto. En este caso, a pesar de que la película cosechó un notable
éxito en taquilla los productores decidieron no darle continuidad y realizando
una nueva película The Predator que sí fue una gran decepción tanto
artístico como de taquilla. Todo esto, se ha repetido con la saga de Terminator
pero con mayor intensidad. La línea argumental de Terminator Salvation
fue obviado por Terminator Genesys. Finalmente, nuestra Terminator
Dark Fate ignora las tres secuelas anteriores, como si no hubieran existido
y se presenta como la verdadera continuación de Terminator 2, en palabras de James Cameron. Sin embargo, estas
palabras no hay que tomarlas muy en serio porque ya hizo lo mismo con Terminator
Genesys y resultó ésta una gran decepción por parte de los seguidores de la
saga. Se nos presenta como una recuperación auténtica de la saga de Terminator
cuando realmente no la respeta. Las dos primeras películas de Terminator
contaban una historia donde había sentimiento, acción, momentos memorables que
se quedaron grabados en nuestra memoria. Y nada de esto ocurre con la película
que nos ocupa. Nuestro Terminator: Dark Fate se aleja de todo ello y
parece seguir la línea de otras sagas cinematográficas actuales como Transformers, Fast and Furious y, por supuesto Los
vengadores: grandes efectos especiales con ordenador, pocos efectos
prácticos y todo ello provoca una cierta despersonalización de la pantalla
porque ocurre todo a tanta velocidad que al espectador le resultado complicado
seguirlo y provoca que desconecte. Pero no sólo esto sino también a nivel de
historia. El supuesto anzuelo de la película fue seguramente la recuperación de
los personajes clásicos de Linda Hamilton y de Arnold Schwarzenegger y esto
supuestamente hace disparar el efecto nostálgico. Sin embargo, la propia
historia los anula. La escena inicial con el que arranca nuestra película
supone que la presencia de Sarah Connor ya no sea necesaria. Igual ocurre con
Arnold Schwarzenegger en su papel de T
800 que es secundario. Aparece ya bastante avanzado el metraje y su
justificación, como seguidor de la saga de Terminator, es ridículo.
¿De verdad que los cuatro guionistas sean incapaces de cuadrar la historia y
dotarle un poco de coherencia y verosimilitud? Los nuevos actores Mackenzie
Davies y Gabriel Luna hacen buenos papeles, aunque no tanto el de Natalia Reyes
que no convence en el papel que interpreta.
Por tanto, la conclusión, es que la
película como vehículo de acción y de ciencia ficción es entretenida y no
aburre pero el desarrollo de la historia es decepcionante para ser una secuela
directa de Terminator 2. ¿De
verdad que un presupuesto estimado de 185 millones de dólares, sin contar los
gastos de promoción y publicidad no daba para mucho más? Espero que en
revisiones posteriores de la película pueda al menos cambiar mi opinión sobre
ella y mejorar un poco su valoración. Al visionar la cinta uno acaba con la
sensación de que James Cameron supo apartarse sabiamente de esta saga,
desvinculándose de las secuelas a partir de la tercera entrega. Supo comprender
que la historia de los terminators venidos del futuro no daba para más de las
dos primeras películas. Aunque siga siendo productor y responsable de la
historia de esta última entrega, indudablemente ésta no es su película, sino la
de Tim Miller. Los seguidores de la saga seguirán con la esperanza de resucitar
estos personajes en el futuro pero dentro de una película que esté a la altura.