viernes, 20 de diciembre de 2019

Crítica de El Irlandés, de Martin Scorsese.


La crítica posee comentarios que revelan aspectos centrales del argumente de la película objeto de crítica. Estamos ante la última película dirigida por Martin Scorsese y protagonizado por un reparto de campanillas con Robert De Niro, Al Pacino, Joe Pescie, Harvey Keitel, Ray Romano, Ana Paquin y Stephen Graham. El guión está escrito por Steven Zaillian que adapta el libro I heard you paint houses, de Charles Brandt, ex fiscal, cuyo título al castellano fue Jimmy Hoffa. Caso Cerrado, en el que desvela supuestamente el misterio en torno a la desaparición  de Jimmy Hoffa en 1975. El título original del libro  se refiere en código mafioso a alguien dispuesto a matar por encargo, es decir, un sicario o un mercenario que al matar a su víctima manchaba la pared de sangre. En la película se muestra esta expresión en el primer encuentro vía telefónica entre Fran Sheeran el irlandés y Hoffa.
En 1982, siete años después de la desaparición de Jimmy Hoffa, el FBI lo declara muerto. Finalmente en 2002 el FBI cierra de manera definitiva el caso. La teoría aceptada muestra que Jimmy Hoffa fue asesinado por la mafia ante el temor de revelar altos secretos ante la justicia y comprometerlos. El libro en que se basa la película recoge el testimonio de Frank Sheeran el irlandés que, en los últimos días de su vida, se atribuyó ser el autor material de la muerte de Hoffa, además de otros asesinatos como el de mafioso Joe Gallo. En cualquier caso, muchos investigadores cuestionan su versión y el FBI nunca lo catalogó como verdadero responsable. Martin Scorsese declaró al respecto que a la hora de filmar la película no le interesó tanto mostrar la verdad del hecho sino describir ese mundo de personajes, cómo se comportan y se relacionan entre sí.
La figura del sindicalista Jimmy Hoffa fue llevado al cine en 1992 con Hoffa: un pulso al poder del año 1992, dirigida por Danny de Vito y protagonizada por Jack Nicholson, con guión de David Mamet. Sylvester Stallone escribió con Joe Eszterhas y protagonizó en 1978 la película Símbolo de fuerza, dirigida por Norman Jewison sobre un líder sindicalista inspirado en la figura de Jimmy Hoffa.
Respecto a la película que nos ocupa, ninguna de las productoras tradicionales quiso financiar la cinta que nos ocupa. Inicialmente fue Paromount Pictures la compañía encargada de producirla, sin embargo, debido al incremento desmesurado del presupuesto en más de cien millones, dinero dedicado sobre todo al rejuvenecimiento de los actores, se desentendió del proyecto. Finalmente Netflix logró adquirir los derechos y aportó el dinero para que la película pudiera visionarse en sus plataformas previo paso por unos pocos cines. El presupuesto final de la cinta es de aproximadamente 150 millones de dólares, es decir, un presupuesto típico de grandes producciones como Stars War o las películas de superhéroes como Los vengadores. Se trata, por tanto, de la primera película de Martin Scorsese para Netflix a pesar de su oposición a ver cine en la pantalla pequeña. De todas formas, es inaudito que un trabajo de Scorsese como El Irlandés no pueda ser disfrutado por todos en pantalla grande que es como debería ser. Su lanzamiento limitado en pocos cines es con la intención de poder competir en la carrera de los Oscars del próximo año. Igual ocurrió este año con la película Roma de Alfonso Cuarón. Hay quienes afirman que la película de El irlandés puede ser visionada en partes, al modo de una serie de televisión, pero Scorsese, con buen criterio, en algunas entrevistas considera que su película ha sido hecha para ser disfrutada en su totalidad en un solo visionado.
La película retrata la vida de Frank Sheeran el irlandés, papel que interpreta Robert de Niro, un asesino a sueldo del clan dirigido por Russell Bufalino. Frank Sheeran acabó convirtiéndose en guardaespaldas y finalmente amigo de Jimmy Hoffa.  Fue un veterano de la Segunda Guerra Mundial enviado a Italia, lugar donde adquirió habilidades necesarias para matar. Al volver de Europa, una vez acabado su periplo en la guerra, trabajó como camionero transportando carnes. A partir de un encuentro casual con el líder mafioso Russell Bufalino, papel que interpreta Joe Pesci, comenzará su carrera como asesino para la mafia. Es digno de señalar que,entre las grandes interpretaciones de la cinta, a Joe Pesci: desarrolla una interpretación serena, pausada y reflexiva que nos recuerda al Vito Corleone de Marlon Brando de la película El Padrino de año 1972 y al Vito Corleone de Robert de Niro de la película El Padrino II de 1974. A su vez contrasta con la acelerada e impulsiva interpretación en otras películas de Martin Scorsese como Uno de los nuestros, donde obtuvo el oscar al mejor actor secundario y en Casino.
Con el paso del tiempo trabaría amistad con Jimmy Hoffa, papel que interpreta Al Pacino, y sobre el que recae gran parte del interés de la trama. Fue un líder sindicalista de los camioneros en EEUU durante la década de los cincuenta y sesenta. En la cinta se afirma que fue tan famoso como Elvis Presley en la década de los cincuenta y como The Beatles en los sesenta. Tal fue su carisma que pudo ganarse el favor de los trabajadores, contando con más de un millón de afiliados. Sin embargo, en ocasiones empleó en ocasiones medidas violentas como extorsiones. Tuvo muy mala relación con la familia Kennedy. De hecho, Bobby Kennedy, hermano de John Kennedy, inició su carrera pública con el propósito de encarcelar a Jimmy Hoffa, combatiendo la corrupción y a los mafiosos de los partidos sindicalistas. En la cinta se afirma que el partido de Kennedy fue financiado en las elecciones con dinero procedente del sindicato de Hoffa. Sin embargo, contrariamente a lo que podríamos pensar, posteriormente la familia Kennedy combatió a los mismos que les ayudó a alcanzar el poder. En el año 1967 fue condenado pero fue indultado en 1971 por el presidente Richard Nixon con la condición de no volver a controlar el sindicato. Sin embargo, tal como se ve en la película Jimmy Hoffa quiso volver a ser el líder del sindicato. Sin embargo, ya no contó ni con el apoya de sus antiguos compañeros ni de los líderes de la mafia. Finalmente, en el año 1975 Jimmy Hoffa desapareció y nunca más se volvió a saber de él con certeza, a no ser por simples conjeturas.
Peggy, papel que interpreta Anna Paquin, es la hija de Frank Sheeran y es un personaje absolutamente clave, de modo especial para comprender el sentido de la película y las motivaciones de sus protagonistas. Este papel ha sido criticado curiosamente por el poco diálogo que tiene y no han sabido ver que lo grandioso de su actuación es la mirada desaprobatoria y severa sobre su padre.
La película destila talento cinematográfico en cada uno de sus fotogramas, además de un gran aroma a cine clásico, un tipo de cine que hoy en día no se hace. Desde el inicio el buen aficionado identifica los rasgos característicos del cine de Scorsese, la voz en off del protagonista, una gran banda sonora con canciones de los años sesenta y setenta, las largas secuencias en las que la cámara sigue a sus personajes o recorre un amplio espacio, el uso de la violencia, el crudo pero romántico retrato a los mafiosos y su dudosa moralidad. Contrariamente a lo que podíamos imaginar, este retrato crepuscular de la mafia tiene más puntos de convergencia con la película Érase una vez en América, de Sergio Leone y protagonizada precisamente por Robert De Niro que con las clásicas de Martin Scorsese de Malas Calles, Uno de los nuestros, Casino o Inflitrados. Si bien es cierto que El irlandés atesora mucha violencia, tales como las películas antes señaladas tiene un tono crepuscular y nostálgico que la hace distinta y nos lleva a un terreno que recuerda a la cinta de Sergio Leone. Hay violencia y muertes pero sobre todo miradas y silencios. Incluso también podemos encontrar analogías con Una historia del Bronx, de 1995 y El Buen Pastor de 2006, ambas dirigidas por Robert De Niro. Si estamos atentos la película presenta numerosas reminiscencias de la película El Padrino de Francis Ford Coppola. El asesinato de Joe Gallo a manos de El irlandés, en una cena en un restaurante cuando celebraba su cuarenta y tres cumpleaños nos recuerda a esa escena de El Padrino en el que Michael Corleone asesina a sangre fría a un líder mafioso y a un policía corrupto. Hay otra cena en la que Frank Sheeran y Russell Bufalino cenaban y suena una melodía muy parecida a la de El Padrino. Además, la cinta incluye en sus películas elementos religiosos, en concreto asistimos a un par de escenas donde los mafiosos mojan el pan en el vino en una especie de comunión.
El guión está firmado por Steven Zaillian  con gran mérito pues se trata de un libro no fácil de adaptar debido a sus flashbacks temporales, los numerosos personajes y situaciones, Se trata de una amalgama de historias entrelazadas y de personajes que si el espectador debe estar atento  a cada momento para no perder el hilos argumental. Pero, independientemente de la veracidad o no de la historia que cuenta, es un testimonio y reflejo de una época que abarca desde la década de los cuarenta hasta los primeros años del 2000, con la muerte de Frank Sheeran el irlandés. La película muestra el vínculo de Hoffa con la mafia, su animadversión con la familia Kennedy, tanto con el presidente John Kennedy como con el fiscal Bobby Kennedy, la simpatía de Hoffa por Richard Nixon. Muchos acontecimientos de la cinta son harto discutibles por los estudiosos e historiadores, por ejemplo, una escena muestra a Frank Sheeran el irlandés transportando armas en su camión para cubanos entrenados por la CIA con el fin acabar con Fidel Castro.
Efectivamente, la cinta posee una duración de tres horas y veintinueve minutos que lo convierte en la de mayor duración de la filmografía de Scorsese. Algún productor atento debería haber vigilado el trabajo del director para que centrase la atención de la trama en algún aspecto concreto y no tratar un abanico tan amplio de temas. Éste es el principal defecto de la cinta y en el que caía también Tarantino en la película de Érase una vez en Hollywood alcanzando un final que ya habíamos visto en Los odiosos ocho.
La película gravita sobre varios temas por los que no acaba tomando partido por ninguno de ellos en ningún momento. En este sentido la película se hace dispersa narrativamente, abriendo vías narrativas que no conducen a ningún sitio. En principio, podría definirse la película como una historia clásica de la mafia con todos sus elementos de violencia y de venganza. Pero va más allá y trata sobre la amistad y la traición. Pero también sobre el perdón, la familia y a modo de apunte la infidelidad. El espectador despistado no sabrá hacia dónde quiere llevarnos Martin Scorsese que no será sino la historia de Frank Sheeran el irlandés  y su relación con Jimmy Hoffa. Sin embargo, tal como hemos señalado antes, tal es el número de temas tratados que acaba por desviar la atención de esa historia principal como la muerte de Kennedy o el deseo de Hoffa por recuperar el poder, que finalmente acaban resultando  irrelevantes en la historia que nos cuenta. Por tanto, para el espectado exigente faltó profundizar más la relación entre Frank Sheeran y Jimmy Hoffa pues se supone que debería ser el centro emocional de la película. Y se trata de una cuestión ética profunda: Frank Sheeran el irlandés tiene que matar a su amigo Jimmy Hoffa por orden de sus superiores mafiosos, acción que iba en contra de los dictados de su conciencia. De esta acción acaba derivándose una serie de consecuencias que afecta al entorno más próximo del protagonista. FranK Sheeran racionaliza su trabajo comparándolo con la guerra: simplemente hizo el trabajo que le pidieron. Es tal su frialdad que, cuando se confiesa ante el cura al final de la cinta no presenta síntoma alguno de arrepentimiento aludiendo a que no conocía a las familias de las víctimas. Sin embargo, Frank Sheeran si que acaba arrepintiéndose de la llamada que realizó después del asesinato a la mujer de Jimmy Hoffa preguntándose: ¿Qué clase de persona hace una llamada así?  El momento clave sin duda es el asesinato de Jimmy Hoffa y el espectador no siente esa angustia ni conmoción debido a que no se le ha dado fuerza suficiente a esa relación. 
Tampoco aparece desarrollado la relación entre Jimmy Hoffa y Peggy. Martin Scorsese lo resuelva a través de un montaje rápido de imágenes con una voz en off. El espectador pide dos o más escenas en los que se explicara mejor esa relación que nace entre los dos. No es asunto baladí porque la fuerza dramática y emocional de la película depende de esta misma relación. Si lo comparamos con Uno de los nuestros descubrimos también una multitud de personajes, pero sí que había una línea narrativa más definida en torno a la frase que interpreta el personaje de Ray Liotta justo al comienzo con la frase Desde que tuve uso de razón siempre quise ser un gangster. Esto hace que el espectador se interese a lo largo de esa película por el personaje  interpretado por Ray Liotta y por los mil avatares que sufre, aún habiendo diversos personajes y situaciones sin perder el foco narrativo. En la película de El Irlandés la narración se dispersa: al principio parece que la película se centraría en la relación entre Frank Sheeran y Russell Buffalino. Justo a mitad de la película aparece Jimmy Hoffa y la película se centra en la relación entre Frank Sheeran y el mismo Hoffa. Incluso, en esta parte Al Pacino es más protagonista de la película que Robert De Niro.
También habría sido positivo para la narración de la película un mayor detenimiento en torno a los flashback en la guerra de Frank Sheeran pues es en este ámbito donde nuestro protagonista aprende las habilidades necesarias que lo convertirán en un asesino. Hay simples apuntes pero sin el mínimo desarrollo.
Otro aspecto que echo de menos en la cinta de manera particular es la ausencia del gran Ricardo Solans, excelente doblador que a lo largo de su vida ha prestado su voz a grandes mitos como Robert de Niro o Al Pacino, y que hubiera sido un gran detalle por parte de los creadores de la cinta el incluirlo en el reparto. Este aspecto no sólo habría aumentado la calidad de la película, si es que se puede sino un gran guiño para los admiradores de estos dos grandes actores. Independientemente de ello, los dobladores de la película cumplen perfectamente en su cometido.
Destacamos la reflexión final de la película. En otras películas sobre la mafia como Malas Calles, Uno de los nuestros o Casino Scorsese reflexionaba sobre el mundo del gangster y de su violencia circundante. En ésta reflexiona sobre el destino final de estos mafiosos. Justamente es lo mismo que hacía Francis Ford Coppola con El Padrino III de 1990: Michael Corleone tiene una relación complicada con su mujer y sus hijos, siendo su castigo, al igual que Frank Sheeran, no la muerte violenta sino contemplar cómo mueren a todos aquéllos a los que ama. Es elocuente una escena de la película que nos ocupa en que Frank Sheeran y Russell Bufalino dialogan mientras que Peggy juega a los bolos. Russell comenta a Frank Sheeran que percibe cierta incomodidad de su hija respecto a ellos, como si le tuviera miedo. Esta actitud contrasta con la que Peggy mantiene con Jimmy Hoffa al que le acoge cariño y respeto. Será la desaparición de Jimmy Hoffa la que constituye el desencadenante de la ruptura definitiva entre Peggy y su padre Frank Sheeran. Al final de la cinta se ve como Frank Sheeran intenta hablar con Peggy cuando ésta se encontraba trabajando y cómo  ésta al darse cuenta se marcha. A continuación Frank Sheeran habla con su otra hija y ésta le comenta que a veces no le contaba las cosas porque sabían que iba a reaccionar con violencia
Un aspecto a destacar de la película, y que trasciende el valor cinematográfico de la cinta, serían los efectos especiales de rejuvenecimiento de los actores. Esta nueva tecnología abre nuevas posibilidades en el mundo del cine, no sólo para rejuvenecer a los personajes con en el caso de esta película, u otros casos como Robert Downey Jr. en Los vengadores, Kurt Russell en los Guardianes de la galaxia 2 o Patrick Stewart dentro de la saga de X Men, sino directamente resucitarlo. De este modo, actores que murieron pueden seguir trabajando haciendo nuevas películas siempre y cuando cuente con el consentimiento previo de sus familiares. Todo buen aficionado al cine, y en particular del cine de Scorsese, supone un placer cinéfilo ver otra vez a estos grandes actores rejuvenecidos. Parece que el cine ya tiene su arma para combatir el paso del tiempo. El rejuvenecimiento de los actores está realizado de modo sobresaliente y, es cierto, que al espectador puede resultarle llamativo cuando lo ve por primera vez. Sin embargo, tan grande es la historia que cuenta la cinta que se acostumbra rápidamente. Ha habido comentarios que critican este efecto especial respecto a los movimientos de Robert de Niro de joven afirmando que son más propios de una persona de setenta y seis años.
El irlandés es, a pesar de los aspectos que hemos señalado, una cinta altamente recomendable para todo aficionado al cine. Se recupera el sabor del mejor cine clásico y unos actores realmente maravillosos y que requiere de nuevas revisiones. Aunque no alcance la maestría de otros trabajos del director como Taxi Driver, Toro Salvaje o Uno de los nuestros, seguro que el paso del tiempo lo convertirá en un clásico de la historia del cine.