Sócrates (470-400 a. C.). |
Vivimos en una
época de retroceso de la filosofía hasta el punto de encontrarse arrinconada
tanto en los planes de estudio como de la vida cotidiana y presentarse como un
elemento extraño dentro de esa fábula llamada mundo. La filosofía ya no está de
moda, pregonan unos, otros que ha dejado de ser útil y, en consecuencia,
innecesaria. Otros advierten que la filosofía ha muerto. En definitiva, una
disciplina como la filosofía donde la pregunta es más importante que la misma
reflexión, donde se avanza en forma de bucle y sin resultados apreciables
parece que no tiene razón de ser en nuestro mundo actual. Me gusta
preguntar a los alumnos su opinión sobre este retroceso de la filosofía y sus
respuestas suelen coincidir. Consideran que es una disciplina anquilosada que
trata sobre las teorías de unos extraños seres llamados filósofos muy antiguos
y que no tienen un significado hoy en día. Además suelen utilizar una
terminología muy compleja de entender. Se trata una visión inadecuada de la
filosofía, aunque no por ello menos extendido.
Esta concepción
del saber filosófico ha ido extendiéndose y generalizándose cada vez más. Ello
ha dado lugar a una falsa imagen del filósofo como una persona alejado de las
preocupaciones cotidianas con su mirada puesta hacia el cielo y el horizonte,
intentando buscar la respuesta más allá de la mera apariencia. Parece como si
los filósofos hablasen un lenguaje altamente técnico e inteligible y que tratan
de problemas pertenecientes al pasado y que hoy en día carecen de cualquier
tipo de actualidad.
Todo lo anterior
ha desembocado en un retroceso de la filosofía a nivel académico gracias en
buena medida a la incompetencia de nuestros políticos. Esto es consecuencia en
buena medida de la politización que en nuestro país sufre la educación de modo
que, cuando se produce un cambio político de gobierno, se anula o se modifica
la ley educativa anterior y se desarrolla otra. En la educación estamos en un
período en el que la llamada LOE va siendo sustituida por la LOMCE. Parece que
el futuro de nuestra querida filosofía va a depender de los políticos y del
apego o desapego que éstos pudieran sentir sobre ella. Recuerdo que no hace
mucho tiempo cierto ministro de educación aconsejaba a los jóvenes estudiar
aquellas carreras que tuvieran salida. Supongo, interpretando sus palabras
que las carreras que tenían salida eran aquéllas que se vinculaban con el área
de las ciencias, las tecnologías o la informática. Por el contrario, aquellas
carreras que se relacionasen con las humanidades debían ser evitadas. Suponga,
además, que las salidas a las que hacía referencia nuestro atrevido
político tendría que ver con un criterio económico, es decir, de ganar más
dinero. ¿Qué tipo de sociedad es aquella en la que todo lo que hacemos se
justifica finalmente para conseguir más dinero? ¿Acaso el dinero lo es
todo? Se trata de una sociedad capitalista y profundamente deshumanizada donde
el fin justifica los medios y ese fin es el dinero. ¿De verdad que para eso
sirve la educación?
La filosofía es
algo demasiado grande para dejársela a los políticos. El problema de fondo que
encontramos en esta politización de la educación sería el siguiente: ¿qué
hacer cuando la vida las personas dependen de las arbitrarias decisiones de
personas que ostentan un cargo pero para las que, por el contrario, no
demuestra competencia alguna? Habrá que hacer lo posible para denunciarlo.
Vosotros políticos preocuparos por resolver los problemas del país, que son
muchos y variados, por ejemplo, el paro de los jóvenes y el precio desorbitado
que pagamos por los alquileres de viviendas. Pero, por favor, aparten sus
tentáculos de la educación y en concreto de nuestra querida filosofía. El filósofo no
tiene ningún afán hacia la política, señalaba Platón en su obra La República.
Pero todos nuestros problemas se resolverían, señalaba Platón, si los
dirigentes políticos fueron realmente filósofos, o los que hoy son políticos
decidiesen filosofar de modo verdadero. Sin embargo, este rey-filósofo no tiene
la intención de gobernar porque para él sería más fructífero y cómodo
permanecer al margen procurando el conocimiento y la felicidad propia, pero lo
asume como una tarea de responsabilidad para ayudar a sus compañeros.
Para contestar a
nuestro político, citaremos a Tales, el padre fundador de la filosofía
occidental. Al igual que ocurre hoy en día, a Tales se le reprochaba que la
filosofía no era útil porque no servía para ganar dinero. Incluso, en cierta
ocasión, Tales fue objeto de burla porque estaba tan absorto en sus
pensamientos que no se dio cuenta de la presencia de un pozo en el que cayó.
Estaba tan abstraído en sus pensamientos que olvidaba lo que tenía más cerca.
Tales, quizás movido por el orgullo, quiso demostrar a los demás que con la
filosofía se ganaba también dinero, aunque este fin no sea el mas importante
para la filosofía. Predijo una gran cosecha a partir de sus conocimientos sobre
los cielos. Compró unos terrenos a precio muy barato y las alquiló
posteriormente, y después de cierto tiempo ganó mucho dinero.
Conozco las
reacciones de los alumnos cuando se enfrentan por primera vez a nuestra
filosofía. A muchos no les motiva ni les interesa pues la consideran como una
materia densa, abstracta, que trata cuestiones que quedan totalmente
anquilosadas y que sería necesario que fuera sustituida por más horas de otras
materias realmente importantes como la física o las matemáticas. Éstas últimas
sí que serían realmente útiles para su futuro laboral, opinan muchos de ellos.
Hoy en día hay deportistas, de políticos o personas pertenecientes al mundo del
espectáculo que inventan todas las trampas legales posibles para evadir
impuestos y llevar su dinero a paraísos fiscales. Incluso entre muchos de
nosotros no encontramos censurables estos comportamientos, especialmente en el
mundo deportivo donde deportistas de élite al comparecer al tribunal de
justicia fueron aclamados por la gente y que exigían que les declarase
inocentes de manera inmediata. ¡Ay, lo que puede hacer la ignorancia,
siempre tan atrevida!
Pero yo le
pregunto al alumno, ¿qué significa la utilidad? Intuyo que contestaría
más o menos que adquirir aquellos conocimientos, habilidades y destrezas que
les permita ejercitar su trabajo de manera provechosa en el futuro. ¿Acaso
nuestra vida sólo se reduce al ámbito laboral? El ámbito laboral es
necesario en la vida de las personas para adquirir el sustento económico básico
que nos permita vivir. Pero la vida es mucho más compleja que todo eso. Tenemos
familia, amigos, tenemos que relacionarnos con personas, algunas de ellas
pretenden hacernos daños, y tenemos que tomar decisiones importantes acerca de
nuestra vida, y debemos tomarlas con total responsabilidad.
Cuando explico a
los alumnos qué es eso de la filosofía me gusta compararlo con la ciencia.
Mientras que la ciencia es un tipo de conocimiento parcial de la realidad, pues
su objeto de estudio es limitado: los seres vivos, las estrellas, los seres
físicos… la filosofía es un tipo de saber globalizador. Porque pretende ir más
allá de las propias ciencias encontrando una base común. Pero no sólo eso, sino
que, además es radical en la medida en que busca el sentido último de nuestra
vida. La tarea última de la filosofía es, como decía la famosa sentencia, Conócete
a ti mismo, pues únicamente así será posible encontrar nuestro lugar en el
mundo. ¿Acaso hay algo más útil que todo eso?
La educación, y
de manera especial la filosofía, nos prepara para la vida en su sentido más
amplio. Es cierto que consideramos que la filosofía es algo muy inactual, trata
cuestiones que a los jóvenes no interesan. Pero esta valoración no es cierta.
Hay autores de la Historia de la filosofía, como Platón o Aristóteles que son
considerados clásicos justamente porque trata cuestiones sumamente actuales: la
política, la felicidad. Además, sus vidas constituyen un perfecto ejemplo para
todo aquél que quiera llevar a cabo una vida plena. Los filósofos y,
en definitiva, toda persona que asume la famosa frase del ensayo de Kant ¿Qué
es Ilustración? ¡Sapere aude! (¡Atrévete a pensar por ti mismo!,
son consideradas peligrosas porque no se amoldan al patrón de pensamiento de la
época. Eso fue justamente lo que le pasó a Sócrates en Atenas cuando fue
condenado a la pena capital debido a su cuestionamiento de las ideas de la sociedad. Es más, tal fue la honestidad de Sócrates que se le
ofreció la oportunidad de ser desterrado y seguir con vida, como asumiendo que
estaba equivocado. Sócrates, prefirió no huir y aceptar la muerte, pero siempre
de acuerdo con sus ideas. Y este es un aspecto que define a nuestra sociedad:
el seguir pensando como piensan los demás, dejar de ser uno mismo, incluso
anularnos como persona.
Nuestra sociedad
considera que el dinero lo compra todo. Y las personas que tienen mucho dinero
constituyen el ejemplo a seguir. Son famosos el caso de deportistas que a lo
largo de su vida profesional amasaron importantes cantidades de dinero pero que
debido a su desconocimiento de la vida no supieron invertirlas de forma eficaz
o fueron aconsejados de mala manera. Obviamente, muchos de los amigos que
acompañaron al deportista en su época de éxito desaparecieron o simplemente
dejaron de ser su amigo. Sencillamente, ya no les interesaba su amistad porque
no obtenían ningún beneficio. Y es que, como advertía Quevedo, poderoso
caballero es don dinero.
Una palabra muy
habitual en el texto de la LOMCE es emprendedor. Pretende construir un mundo de
emprendedores en el que más allá de los contenidos concretos de las materias lo
importante es que el alumno sepa desenvolverse con éxito en el mundo, un mundo
altamente globalizado y tecnológico donde su rasgo más distintivo es el cambio
permanente. Ante este cambio permanente el alumno tendrá que saber adaptarse
para tener éxito (aquí la palabra éxito no la empleo en el sentido habitual que
ha adquirido como ganar dinero sino para tener una vida plena y feliz). Para
ello, ¿no es necesaria la filosofía en el sentido de formar personas críticas,
autónomas y libres? Por ello, desde un punto de vista político no interesa en
absoluto que las personas puedan tener un criterio propio, que se despegue de
lo que piensan los demás, que sean críticos, sino todo lo contrario: que sean
dóciles, que sean fácil de manejar, que piensen lo que ellos les interesen que
piensen. Por este motivo, no interesa la filosofía en las aulas. También tiene
parte de razón los alumnos porque hay profesores de filosofía que presentan
nuestra materia como algo totalmente pasado y sin ninguna actualidad. Como la
vida misma, hay profesores y profesores, y es responsabilidad del profesor de
filosofía presentar la materia de manera atractiva, aunque para ello es
necesario también tener un conocimiento mismo de la misma.
¿Qué papel tiene
la filosofía en los planes de estudio en nuestro país? Con la LOMCE ha
perdido demasiado peso académico. Especialmente censurable ha sido lo ocurrido
con la materia de Historia de la filosofía que, dependiendo de la comunidad
autónoma, es una materia optativa ofertada por el Bachillerato de Ciencias
sociales y humanas y ya ni siquiera para el Bachillerato de ciencias y de
tecnología. ¡Cuánto se están perdiendo los alumnos! ¿Cómo puede ser que un
alumno termine el bachillerato y que no haya tenido posibilidad de estudiar el
mito de la caverna de Platón, la doctrina ética del término medio de
Aristóteles, el método cartesiano o el eterno retorno de Nietzsche?
Simplemente lamentable porque, sin duda alguna, percibirán el mundo de un modo
más pobre que aquél que haya estudiado tales cuestiones.
Por tanto, y
volviendo a la pregunta que se recogía al principio ¿Por qué filosofar?
sería más pertinente y reformularla como ¿Por qué no filosofar?