viernes, 31 de enero de 2020

El caso de los ERE en Andalucía.


Manuel Chaves y José Antonio Griñán.
Recientemente salió por los medios de comunicación la sentencia de un tribunal de justicia de Sevilla sobre el famoso caso de los ERE fraudulentos que afectaba la PSOE andaluz y a su cúpula de poder cuando ocupaba la Junta de Andalucía. El veredicto dictado fue de culpabilidad por delito de malversación y de prevaricación. Esto nos lleva a la siguiente cuestión: ¿cuál es la ética del político? o mejor dicho, ¿Cuál es la no ética de los políticos?
El juicio se ha prolongado poco más de un año, y todavía está sin finalizar porque hay otros casos que se siguen del anterior y que están todavía por juzgar. Según la prensa, quedan aproximadamente doscientos juicios para que se pueda finiquitar el caso. La juez instructora María Núñez Bolaños, sustituta de la juez Mercedes Alaya, debido a la complejidad del caso decidió dividir la causa en varias subcausas. El PSOE andaluz ha sido condenado de manera ejemplar: Manuel Chaves y José Antonio Griñán, ambos ex presidentes de la Junta, además de otros veinte ex altos cargos de sucesivos gobiernos socialistas en Andalucía como Magdalena Álvarez, Francisco Vallejo o Lourdes Medina. La sentencia indica que, según leemos en prensa, a lo largo de un período de aproximadamente diez años el PSOE andaluz hizo un uso fraudulento de unos 860 millones de euros y cuyo objetivo inicial no era otro que el de revitalizar empresas en crisis y trabajadores en paro. Los socialistas acusados hicieron lo posible, tal como señala la sentencia del tribunal, aunque no todos tuvieron el mismo grado de participación, por desarrollar una herramienta administrativa tramposa sin control alguno que hiciera posible un reparto caprichoso del dinero.
Nos preguntamos ¿dónde fue a parar ese despilfarro de dinero? El dinero se repartía en función de los intereses personales y partidarios del Partido político. Hubo quienes utilizaron parte de esas ayudas para pagar fiestas y drogas. Todo ello nos lleva al siguiente pensamiento: se ha producido una escisión entre ética y política. Esto contrasta con la concepción de la política que se tenía en la Grecia clásica y en los contractualistas modernos. Es evidente que la llamada casta política sale aun más debilitada ante casos de corrupción política. A partir de este caso y otros casos de corrupción, ¿qué confianza pueden los ciudadanos depositar hacia los políticos?¿Cómo fue posible que unos políticos que seguramente ingresaron en política por vocación y con el objetivo de procurar el bien común olvidaron tan pronto su deber?
La confianza de los ciudadanos hacia los políticos es totalmente nula. O, al menos, debería serlo. Aunque hay quienes se encaprichen por pura tozudez en defender la falsa ejemplaridad de nuestros políticos. Si hay algo que debería molestar a la ciudadanía respecto a la clase política es el deseo de alcanzar el poder por el poder mismo. ¿Por qué os consideráis muchos de ustedes impunes ante la ley? Muchos sois de vosotros sois auténticos tramposos porque elaboráis vuestras propias leyes o, en su caso, por un grupo de personas allegadas. ¿Por qué no desarrolláis para variar los procedimientos jurídicos pertinentes que permitan controlaros? Muchos de vosotros no teníais ninguna responsabilidad de rendir cuentas ante nadie.
El ejemplo de estos señores de la corrupción política en Andalucía que es extrapolable a muchos otros casos de corrupción tanto en otras comunidades autónomas como a nivel nacional. ¿No os dais cuenta que no podéis perpetuaros en el poder? En algún momento de vuestra trayectoria política olvidasteis que fuisteis elegidos por la población, algunos ni siquiera eso, y os creísteis propietarios de vuestro puesto. Ese puesto os podrá pertenecer pero sólo durante un breve período de tiempo. Os sentisteis, parafraseando la obra de Nietzsche, más allá del bien y del mal. Habéis ejercido el poder y sólo podíais ser controlados por vuestros propios amigos que habían conseguido previamente sus puestos gracias a vuestra maligna influencia.
¡Que bien les habría venido a los corruptos haber tenido cierto conocimiento de los autores clásicos como Platón y Aristóteles! Para Platón y Aristóteles existía una íntima relación entre la política y la ética: había que gobernar con justicia y con moderación. Había que alcanzar y conservar el poder siempre de una manera legítima. Para Platón la justicia era una virtud general de carácter ético y político que pregonaba que cada clase social debía desempeñar una única función que era aquélla para la que estaba más preparado por naturaleza. El político era el virtuoso en el sentido del griego areté: desempeñar su tarea de un modo excelente. Así, el político debía tener los atributos de sabiduría y de moderación. Asumía el poder político no como un bien supremo sino como un mal necesario que debía guiar al resto de la ciudadanía hacia la rectitud.
Al igual que pensaba Maquiavelo, parece que nuestros políticos han olvidado ese vínculo entre política y ética, no buscan la legitimidad sino los medios más eficaces para seguir ostentando el poder. Una vez que alcanzan el poder hacen lo posible por seguir conservándolo. En la medida de lo posible procurarán actuar siempre de manera virtuosa pero, cuando sea necesario no dudará en saltarse los principios de la ética para garantizar su poder.
Ante esa ruptura entre la política y la ética, la filosofía política de la modernidad planteó la cuestión de ¿por qué debemos someternos al poder? ¿Por qué debemos obedecer la ley? Autores como Thomas Hobbes, John Locke y Rousseau pretendieron, aunque de modo diferente, recuperar ese vínculo afirmando que la sociedad surge a partir de un pacto o contrato social entre los individuos que la compone. Thomas Hobbes pretendió fundamentar un modelo absolutista de estado porque consideró que únicamente un estado absoluto, fuerte e indivisible podría garantizar el mantenimiento del Estado. Además, desarrollaba una concepción muy pesimista sobre la naturaleza humana: homo homini lupus, es decir, el hombre es un lobo para el hombre. A través del pacto los individuos cedían al soberano todo su poder porque únicamente así es posible mantener el orden y la paz. Se trata de un pacto irrevocable. Este planteamiento que defiende Hobbes no sería recomendable que se aplicaran en nuestro mundo actual debido a la incapacidad de nuestros políticos. ¿De verdad podemos dar a nuestros políticos un poder absoluto en el que los ciudadanos no podamos hacer nada? Rotundamente no.
Mejor nos vendría con los planteamientos de Locke y de Rousseau. Para Locke los individuos a través de un pacto ceden ciertos derechos al soberano pero éste se compromete a que los individuos puedan gozar de una vida digna y pacífica. Pero se trata de un pacto revocable, es decir, existe el derecho de rebelión por parte de la población en el que caso de que el soberano exceda los límites acordado por el pacto. En esta línea se sitúa el suizo Rousseau cuyo planteamiento supone una fundamentación del estado democrático. El contrato social auténtico es la Voluntad General que no tiene un carácter cuantitativo, es decir no se reduce a la mayoría, sino cualitativo: representa a todos los individuos porque cuando nos sometemos a esa ley no obedecemos a ningún poder sino a nosotros mismos.
Los planteamientos anteriores son meramente teóricos y no prácticos, incluso utópicos. En cualquier caso, es necesario que haya un control consciente sobre las decisiones de nuestros políticos. Es más, siguiendo a Hume, debemos suponer en todo momento que son unos bellacos y que en cualquier momento pueden engañarnos. Sólo así será posible que el fundamento de nuestra sociedad no sea la aparente bondad del gobernante, porque como bien sabemos no todos son justos. Popper señalaba que todo gobernante puede ser criticado y que debía existir procedimientos para que los gobernantes fueran sustituidos en caso necesario sin derramamiento de sangre. Puede ocurrir también, que un dirigente político no se haya enriquecido necesariamente a partir su posición de privilegio pero sí que se haya beneficiado otra persona. En este caso el dirigente político es igualmente culpable porque no tomó las medidas oportunas para que eso no sucediera o, lo que es peor aun, miró hacia otro lado.
¿Qué solución tiene este cúmulo infinito de despropósitos y de corrupciones pertenecientes a las altas esferas políticas? Espero que el tiempo a partir de su inevitable paso provoque nuestro olvido ante tales hechos y que se avecine una nueva generación de políticos que se encuentren realmente comprometidos con la ciudadanía y no tanto con el poder y el dinero. Habrá que tener mucha paciencia para aguardar ese día.

viernes, 24 de enero de 2020

Crítica de Joker, de Todd Phillips.


Joker es una película perteneciente al género fantástico, dirigida por Todd Phillips, y protagonizada por Joaquin Phoenix en el papel de Joker,  Robert de Niro, en el papel de Murray Frankly y Frances Conroy en el papel de Penny, madre de Joker. Trata la génesis del enemigo de Batman, Joker. Según cuenta la película, Joker es Arthur Fleck en un principio, un joven que padece serios trastornos mentales y que vive con una madre profundamente inestable. En el cómic La broma asesina de Alan Moore ya se presentaba un origen y al final de la historia el propio Joker decía que cada vez que recuerda su origen lo hace de un modo distinto. Esta película se toma la libertad, siguiendo en esto a La broma asesina, de presentar el origen del personaje de modo un poco ambiguo, que podría ser verdadero o no. No es una obra positiva ni optimista ni mucho menos sino muy desgarradora, incluso desagradable que lleva al espectador a indagar las oscuras profundidades del alma atormentada de ese ser llamado Joker para poder comprender qué se rompió en él para convertir en el señor de la anarquía y del caos. Es una reflexión sobre la violencia de la sociedad y como ésta puede hacer engendrar monstruos, como por ejemplo Joker. El resultado de la película es muy positivo, con unos personajes atormentados con unos conflictos internos que cogen por dentro al espectador y que nos conmueve de manera irremediable. Se encuentra Joker sin duda alguna entre lo más destacado de la cosecha cinematográfica del año 2019, junto a Erase una vez en Hollywood de Quentin Tarantino. y El Irlandés de Martin Scorsese. De hecho, la película ha sido nominada hasta a once Oscars, además de ser premiada en el festival de Venecia.
La película recoge todos los rasgos definitorios del personaje de Joker, incluida su inquietante risa como su filosofía nihilista, y explica cómo el protagonista llega a semejante situación. Tiene claros paralelismo con lo que realizó Christopher Notan con Batman Begins pues narra de la forma más realista cómo un hombre normal con sus miedos y demonios interiores podía llegar a ser Batman. Joker es una película muy cuidada desde un punto de vista visual y narrativo y que está muy por encima de todo lo que había hecho hasta entonces Todd Phillips. De hecho, Todd Phillips es aquí un descubrimiento, o al menos para el que escribe esto. Sus únicas credenciales en el mundo del cine hasta entonces fue la serie de películas de Resacón en las Vegas, que si bien es cierto que dicha película estaba muy cuidada desde un punto de vista visual, poco podía esperar que el director evolucionase hasta alcanzar la brillantez de la película que nos ocupa. Pero es más habitual de lo que podemos suponer en una primera aproximación. A veces ocurre que muchos grandes artistas para ir ganando peso en la industria del cine hicieron películas mediocres en los que no podía manifestar su enorme talento. Hasta que le llegó la película adecuada. Igual ocurrió a Francis Ford Coppola que empezó trabajando en películas de serie b de Roger Corman por ejemplo Dementia 13, hasta que su enorme talento se puso de manifiesto con El Padrino.
Joker se cimienta en referencias a muchas películas, de modo especial al cine de Martin Scorsese. Hay quienes han criticado ese aspecto, aunque sin fundamento. Pero para aquél que esto escribe lejos de ser un defecto es toda una virtud. La película de Joker lejos de copiar la personalidad de las muchas referencias en las que se basa presenta una personalidad muy propia. Pero algo muy habitual no solo en el mundo del cine, sino en música y en todas las artes en general. Lo mismo hace Quentin Tarantino con sus películas que incorpora a su propia visión otras referencias cinematográficas sin el menor pudor. Hemos señalado que el cine de Scorsese está muy presente en Joker. De hecho, Scorsese estuvo involucrado al principio en el proyecto de Joker en labores de producción, que posteriormente abandonaría. En este sentido, la presencia de Robert de Niro en la película puede entenderse como un efecto de lo anterior. Los guiños a Taxi Driver, del año1975 y El rey de la comedia de 1982 son constantes en la película. La película de Taxi Driver, mostraba una ciudad muy sucia a todos los niveles, con altos índices de criminalidad y explicaba cómo de toda esta podredumbre surgía el personaje Travis interpretado por Robert de Niro, una especie de salvador. Aquí, Joker asume la esencia de Taxi Driver, pues se ubica en una ciudad destruida física y moralmente y cómo a partir de aquí surgía el personaje de Joker. Es una sociedad inhumana que trata constantemente de humillar al protagonista. Uno de los méritos de la película es que siendo una ciudad tan real, como cualquiera que podamos encontrar en nuestro mundo, es también Gotham. Tiene todo el sentido del mundo que en un mundo así surja personajes como Joker o el propio Batman. También está muy presente El rey de la comedia, concretamente el tema de cómo él proyectaba imaginativamente lo que a él le gustaría vivir. Todo eso lo utiliza para una película que tiene, como hemos señalado antes, una personalidad propia y que cuenta su propia historia.
La película es también deudora del cine de la década de los setenta que era un tipo de cine muy combativo socialmente. Esta película denuncia la deshumanización en la que cae la sociedad y cómo maltrata a sus habitantes. Arthur era una persona cuyo sueño era hacer feliz a la gente. Pero es la sociedad la que acaba empujando a Arthur hacia la locura y el crimen. Es lo que le describió Stanley Kubrick con La naranja mecánica, que se llegó incluso a prohibir en el Reino Unido pues se consideró que el director estaba haciendo apología de la violencia. Lo cual no es cierto porque el protagonista de la película era un joven que le apasionaba Beethoven y se reflexiona sobre el hecho de que si el protagonista hubiera vivido en otra sociedad con otro tipos de valores, quizás habría tenido un camino distinto. Igual pasa con Arthur en la película de Joker. La película presenta mucho de William Friedkin,  en concreta de la escena de las escaleras de El exorcista,  que prácticamente constituyen una imagen icónica de la misma. En Joker las escaleras revelan el estado de ánimo del personaje protagonista: cuando las sube presenta un carácter deprimido y decaído; por el contrario, al subirla, se manifiesta una estado de euforia y confianza. Tiene mucho también de French Connection, especialmente del retrato que hace de las calles de la ciudad, presentando todo mucha veracidad y realismo.
La película incide en la ambigüedad de forma consciente, por ejemplo cuando en ningún momento llega realmente a aclarar si Thomas Wayne es el padre o no de Joker y en consecuencia hermanastro de Batman. Para el espectador de la película puede resultar atractivo suponer que Batman y Joker sean hermanos, aunque no tanto para los seguidores fieles al cómic. Se deja abierto el interrogante en cualquier caso. Después de visionar la película, es muy legítimo pensar que Arthur es hijo de Thomas Wayne, por mucho que se presente a la madre de Arthur como una mujer trastornada psicológicamente y que estuviera internada en un psiquiátrico. Podría haber ocurrido que Thomas Wayne lo hubiera planeado todo. Además, es muy extraño que la mujer adoptara un niño cuando estaba en plena relación con Thomas Wayne. Podría ocurrir que la adopción fuera un documento falso creado Thomas Wayne. La ambigüedad presente en la película provoca que ambas interpretaciones sean correctas. El encuentro entre Thomas Wayne y Joker se produce en un cine donde se está proyectando la película Tiempos modernos de Charles Chaplin. Es una escena rodada con suma maestría: Joker entra él en el cine y empaliza rápidamente con Chaplin. Respecto al encuentro entre Joker y Bruce Wayne, el futuro Batman es bastante elocuente. El destino de ambos personajes está unido de manera irremediable.  Hay quienes han criticado esta película refiriéndose a que la película podría haberse llamado de otra manera y el mensaje de la misma habría variado. Pero esta interpretación no es correcta. La película cuenta la historia de Joker y solo de Joker  a partir de su relación de interdependencia con el futuro Batman. En el encuentro entre ambos, Joker intenta que Bruce Wayne sonría porque es un niño con un semblante muy serio. Y en el caso de que Joker y Batman fueran hermanos realmente tendría muchas implicaciones. Uno sería el hijo legítimo y el otro el no legítimo separados por una reja. Ahí se encuentra la dualidad entre Batman y Joker, al que nos referiremos más adelante.
La interpretación de Joaquin Phoenix de ese ser atormentado llamado Joker resulta espectacular, al igual que su carcajada. El personaje de Arthur va evolucionando hasta convertirse en Joker. Es cierto que no será hasta el final de la película cuando se manifieste Joker en su totalidad. Para ser el Joker Arthur necesita cortar con todas las figuras paternas y los vínculos que tiene con su realidad anterior: su madre y sus figuras paternas que son Thomas Wayne y Murray Franklin. Arthur creció sin un padre y necesita una figura paterna que identifica con Murray en primer lugar y luego con Thomas Wayne. A poco de comenzar la película hay una secuencia en la que se imagina que Murray le dice le habría gustado tener un hijo como él. Y será en ese momento en el que Murray queda marcado como figura paterna. Igual ocurre con Thomas Wayne que la película deja indicios evidentes de que pudiera ser realmente su padre.
Hay una escena en el vagón de metro que finaliza con el asesinato de tres personas por parte de Joker, y ya aquí empezamos a vislumbrar a Joker, aunque todavía sigue siendo Arthur.  La escena está excelentemente rodada donde la tensión se palpa en el ambiente y que va aumentando en la medida en que Joker ríe. Es el momento en que el espectador puede incluso a llegar a empatizar con Arthur. En principio mata a unas personas en el vagón de metro en defensa propia pero se trata de una defensa propia desmedida. Pero, cuando uno de ellos se escapa, y Arthur, ya no en caliente, va detrás de él, incluso calculador escondiéndose detrás de la puerta para ver sí sale. Ya no es posible sentir ninguna comprensión por el protagonista porque acaba matando a sangre fría.
Otra escena en la que se da un paso hacia Joker fue la del asesinato de su madre. Y resulta un giro inesperado para los espectadores pues habría cabido esperar otras opciones narrativas: lo previsible sería suponer que moriría por la enfermedad y esto le sumergiría en la depresión y que culparía de la situación a otra persona. Sin embargo, este giro sorpresivo tiene sentido en la medida en que la madre le ha decepcionado. Y la madre es una de los últimos vínculos que tiene con el viejo Arthur.  La madre de Arthur está obsesionada por Thomas Wayne, candidato a la alcaldía de Gotham. Revisando unas cartas, Arthur concluye que su madre mantuvo una relación con Thomas Wayne y que él es fruto de esa relación. Por tanto, el padre que nunca conoció resulta que es el hombre más rico de la ciudad. Finalmente parece  indicar la película que Thomas Wayne no era realmente su padre. 
Destacamos  la escena del show de Murray Franklin. Es el momento en que Arthur es casi Joker y donde se libera de modo pleno. Anteriormente se había mostrado a Arthur a punto de suicidarse metiéndose en una nevera. Sin embargo, la llamada repentina de una compañera de Murray para que asistiera a su programa le da esperanzas. Es curioso que lo primero que planea Joker es suicidarse en directo, hasta que de repente descubre que ese nihilismo en el que ha caído es lo que da forma a la otra personalidad que tiene dentro de sí que es el Joker. Joker cambia de opinión, concretamente cuando coge su libro de chistes y lee aquella frase en que señala que espera que su muerte tenga más sentido que su vida. Entonces se preguntará qué sentido tiene morir en ese momento. La escena es todo un duelo interpretativo entre Joaquin Phoenix y Robert de Niro. Parece que Murray se reviste de Batman y trata de quitar justificación pero al final Joker se lo rompe todo cuando le recrimina que él le ha traído aquí para reírse de él. Es una escena muy bien construida y termina por dar un sentido completo a la película. La fuerza de la escena es el dolor y la rabia de Joker y cómo lo concentra en el discurso que comunica. Todavía en el show, aparecen ciertos rasgos de Arthur, pues casi llorando recrimina a Murray que éste le haya traído para reírse de él. Esta vulnerabilidad es propia de Arthur y que luego no lo va a tener Joker.  Este discurso de Joker a Murray enlaza perfectamente  con el que le suelta Joker a Dos Caras en el hospital en El Caballero Oscuro: ¿Por qué la sociedad establece cuando algo es gracioso o no, o cuando es bueno o malo?
Un guiño a El Caballero Oscuro es la escena del accidente que supone el renacimiento de Arthur pero esta vez como Joker de modo completo. Pero el plano dentro del coche de policía tiene una gran reminiscencia a Heath Letger. El propio Phoenix señaló en diversas entrevistas que durante el rodaje de la película tenía muy presente a Heath Letger. Es muy habitual tanto en el cine como en la literatura que sólo es posible alcanzar una transformación plena cuando el protagonista por una experiencia próxima a la muerte. En el accidente los manifestantes sacan a Joker como si hubiera muerto. Pero cuando él despierta será aclamado, y es en ese momento cuando nace Joker. Es una escena que se desarrolla de modo simultáneo con el asesinato de los Wayne. De este modo nacen Joker y Batman como fuerzas enfrentadas e íntimamente ligadas. Joker ha sido el responsable indirecto de la muerte de los padres de Bruce Wayne. En Batman Begins Christoper Nolan presentaba a Thomas Wayne como un personaje  responsable y positivo. Sin embargo, en Joker ocurre lo contrario, aunque haya que tener en cuenta que la película está contada desde el punto de vista de Joker. Es más, Thomas Wayne llama payasos a los habitantes de la ciudad. Pero la sociedad que se describe tanto en Batman Begins como en Joker es la misma y los hechos narrados idénticos: los Wayne fueron asesinados por la desigualdad que se produjo. No son películas lejanas pues ambas describen los mismos síntomas sociales, aunque uno asuma la perspectiva del héroe y, por tanto, tendrá un enfoque más positivo y la otra sobre el villano, que tendrá un enfoque más negativo.
Joker simboliza el nacimiento de tragedia en la ciudad de Gotham. En Joker se nos muestra una génesis completa de la figura de Joker: su familia, la relación con su madre, con los vecinos, su trabajo. Es un ciudadano como otro cualquiera, no es un millonario, ni un científico pero se encuentra sometido a la explotación de la sociedad que acabará desencadenando en el surgimiento de Joker.
Joker es la antítesis pura, pura contradicción y que se manifiesta de modo palpable, entre otros aspectos, en la  risa. La carcajada de Joker es una mezcla entre reír y llorar, como si llorara riendo. Y esto le da un tono dramático y oscuro a la película. Observamos que a partir de esta enfermedad no puede socializar, se ríe a carcajadas en situaciones inoportunas y lo hace con gran intensidad y que descoloca al espectador. Esto provoca el aislamiento de Arthur respecto a la sociedad. Hay una secuencia en un autobús en el que Arthur a modo de tarjeta explica a una señora su enfermedad. El asilamiento en el autobús del personaje es palpable. El resto de personajes quedan en las sombras. Joker rompe el orden que está establecido e introduce el desorden y en consecuencia el miedo porque no sabemos a qué atenernos. Como dijo Heráclito la esencia de la realidad es el cambio permanente, el enfrentamiento y la lucha entre elementos contrarios donde la realidad no tiene ninguna identidad y si lo tiene es meramente transitoria. Si queremos establecer un orden dentro del caos acabará en la destrucción más absoluta. David Fincher en la película El Club de la lucha desde el momento en que intenta establecer un orden a través del proyecto Mayhem será precisamente cuando comenzará a desestructurarce. La esencia de Joker es el caos pues no le podemos dar forma, al igual ocurría con la película de John Carpenter La cosa. Pero la antítesis de Joker es Batman. Batman es siempre un hombre enmascarado que intenta dominar el caos. Gotham es el ámbito donde se produce el encuentro entre el orden y el caos. Igual ocurre con la naturaleza que impone sus reglas y engendra el caos pues destruye aquellos que creemos que es un orden. En la misma filosofía presocrática se trataba la lucha entre elementos contrarios en el mismo Heráclito, en el pitagorismo o en Anaximandro. De igual modo no podemos entender a Joker sin Batman, ni Batman sin Joker. La ciudad de Gotham tiene un orden, pero desde el momento en que se introduce el caos, el orden desaparece. Esta sucesión bipolar de la realidad resulta incómoda y siempre inconclusa pues una tensión permanente. Nos equivocamos cuando pensamos que la realidad tiene un orden. Necesitamos encontrar un orden y una estabilidad que nos oriente, pero sería una mera ilusión. Todos nosotros nos encontramos sometidos al caos, por ejemplo, cuando sufrimos una enfermedad o tenemos un accidente. Hasta el propio Bruce Wayne necesita del caos. En el cómic Año 1 de Frank Miller, Bruce Wayne tiene la visión del murciélago. Desde entonces quiere establecer un intento de orden. En La broma asesina es donde vemos a Bruce Wayne realmente sonreír cuando precisamente Joker cuenta un chiste. En cierta medida Joker y Batman son la misma persona. Y todos nosotros participamos de esta contradicción. Llega un momento en que necesitamos penetrar en nosotros mismos y contemplar nuestros demonios interiores, pues dentro de nosotros a Joker. A veces necesitamos rastrear nuestros miedos internos pero con sumo cuidado, pues como Nietzsche afirmó en Así habló Zaratustra que si miras fijamente al abismo, el abismo te devuelve la mirada.

viernes, 17 de enero de 2020

¿Por qué la filosofía?

Sócrates (470-400 a. C.).
Vivimos en una época de retroceso de la filosofía hasta el punto de encontrarse arrinconada tanto en los planes de estudio como de la vida cotidiana y presentarse como un elemento extraño dentro de esa fábula llamada mundo. La filosofía ya no está de moda, pregonan unos, otros que ha dejado de ser útil y, en consecuencia, innecesaria. Otros advierten que la filosofía ha muerto. En definitiva, una disciplina como la filosofía donde la pregunta es más importante que la misma reflexión, donde se avanza en forma de bucle y sin resultados apreciables parece que no tiene razón de ser en nuestro mundo actual. Me gusta preguntar a los alumnos su opinión sobre este retroceso de la filosofía y sus respuestas suelen coincidir. Consideran que es una disciplina anquilosada que trata sobre las teorías de unos extraños seres llamados filósofos muy antiguos y que no tienen un significado hoy en día. Además suelen utilizar una terminología muy compleja de entender. Se trata una visión inadecuada de la filosofía, aunque no por ello menos extendido.
Esta concepción del saber filosófico ha ido extendiéndose y generalizándose cada vez más. Ello ha dado lugar a una falsa imagen del filósofo como una persona alejado de las preocupaciones cotidianas con su mirada puesta hacia el cielo y el horizonte, intentando buscar la respuesta más allá de la mera apariencia. Parece como si los filósofos hablasen un lenguaje altamente técnico e inteligible y que tratan de problemas pertenecientes al pasado y que hoy en día carecen de cualquier tipo de actualidad.
Todo lo anterior ha desembocado en un retroceso de la filosofía a nivel académico gracias en buena medida a la incompetencia de nuestros políticos. Esto es consecuencia en buena medida de la politización que en nuestro país sufre la educación de modo que, cuando se produce un cambio político de gobierno, se anula o se modifica la ley educativa anterior y se desarrolla otra. En la educación estamos en un período en el que la llamada LOE va siendo sustituida por la LOMCE. Parece que el futuro de nuestra querida filosofía va a depender de los políticos y del apego o desapego que éstos pudieran sentir sobre ella. Recuerdo que no hace mucho tiempo cierto ministro de educación aconsejaba a los jóvenes estudiar aquellas carreras que tuvieran salida. Supongo, interpretando sus palabras que las carreras que tenían salida eran aquéllas que se vinculaban con el área de las ciencias, las tecnologías o la informática. Por el contrario, aquellas carreras que se relacionasen con las humanidades debían ser evitadas. Suponga, además, que las salidas a las que hacía referencia nuestro atrevido político tendría que ver con un criterio económico, es decir, de ganar más dinero. ¿Qué tipo de sociedad es aquella en la que todo lo que hacemos se justifica finalmente para conseguir más dinero? ¿Acaso el dinero lo es todo? Se trata de una sociedad capitalista y profundamente deshumanizada donde el fin justifica los medios y ese fin es el dinero. ¿De verdad que para eso sirve la educación?
La filosofía es algo demasiado grande para dejársela a los políticos. El problema de fondo que encontramos en esta politización de la educación sería el siguiente: ¿qué hacer cuando la vida las personas dependen de las arbitrarias decisiones de personas que ostentan un cargo pero para las que, por el contrario, no demuestra competencia alguna? Habrá que hacer lo posible para denunciarlo. Vosotros políticos preocuparos por resolver los problemas del país, que son muchos y variados, por ejemplo, el paro de los jóvenes y el precio desorbitado que pagamos por los alquileres de viviendas. Pero, por favor, aparten sus tentáculos de la educación y en concreto de nuestra querida filosofía. El filósofo no tiene ningún afán hacia la política, señalaba Platón en su obra La República. Pero todos nuestros problemas se resolverían, señalaba Platón, si los dirigentes políticos fueron realmente filósofos, o los que hoy son políticos decidiesen filosofar de modo verdadero. Sin embargo, este rey-filósofo no tiene la intención de gobernar porque para él sería más fructífero y cómodo permanecer al margen procurando el conocimiento y la felicidad propia, pero lo asume como una tarea de responsabilidad para ayudar a sus compañeros.
Para contestar a nuestro político, citaremos a Tales, el padre fundador de la filosofía occidental. Al igual que ocurre hoy en día, a Tales se le reprochaba que la filosofía no era útil porque no servía para ganar dinero. Incluso, en cierta ocasión, Tales fue objeto de burla porque estaba tan absorto en sus pensamientos que no se dio cuenta de la presencia de un pozo en el que cayó. Estaba tan abstraído en sus pensamientos que olvidaba lo que tenía más cerca. Tales, quizás movido por el orgullo, quiso demostrar a los demás que con la filosofía se ganaba también dinero, aunque este fin no sea el mas importante para la filosofía. Predijo una gran cosecha a partir de sus conocimientos sobre los cielos. Compró unos terrenos a precio muy barato y las alquiló posteriormente, y después de cierto tiempo ganó mucho dinero.
Conozco las reacciones de los alumnos cuando se enfrentan por primera vez a nuestra filosofía. A muchos no les motiva ni les interesa pues la consideran como una materia densa, abstracta, que trata cuestiones que quedan totalmente anquilosadas y que sería necesario que fuera sustituida por más horas de otras materias realmente importantes como la física o las matemáticas. Éstas últimas sí que serían realmente útiles para su futuro laboral, opinan muchos de ellos. Hoy en día hay deportistas, de políticos o personas pertenecientes al mundo del espectáculo que inventan todas las trampas legales posibles para evadir impuestos y llevar su dinero a paraísos fiscales. Incluso entre muchos de nosotros no encontramos censurables estos comportamientos, especialmente en el mundo deportivo donde deportistas de élite al comparecer al tribunal de justicia fueron aclamados por la gente y que exigían que les declarase inocentes de manera inmediata. ¡Ay, lo que puede hacer la ignorancia, siempre tan atrevida!
Pero yo le pregunto al alumno, ¿qué significa la utilidad? Intuyo que contestaría más o menos que adquirir aquellos conocimientos, habilidades y destrezas que les permita ejercitar su trabajo de manera provechosa en el futuro. ¿Acaso nuestra vida sólo se reduce al ámbito laboral? El ámbito laboral es necesario en la vida de las personas para adquirir el sustento económico básico que nos permita vivir. Pero la vida es mucho más compleja que todo eso. Tenemos familia, amigos, tenemos que relacionarnos con personas, algunas de ellas pretenden hacernos daños, y tenemos que tomar decisiones importantes acerca de nuestra vida, y debemos tomarlas con total responsabilidad.
Cuando explico a los alumnos qué es eso de la filosofía me gusta compararlo con la ciencia. Mientras que la ciencia es un tipo de conocimiento parcial de la realidad, pues su objeto de estudio es limitado: los seres vivos, las estrellas, los seres físicos… la filosofía es un tipo de saber globalizador. Porque pretende ir más allá de las propias ciencias encontrando una base común. Pero no sólo eso, sino que, además es radical en la medida en que busca el sentido último de nuestra vida. La tarea última de la filosofía es, como decía la famosa sentencia, Conócete a ti mismo, pues únicamente así será posible encontrar nuestro lugar en el mundo. ¿Acaso hay algo más útil que todo eso?
La educación, y de manera especial la filosofía, nos prepara para la vida en su sentido más amplio. Es cierto que consideramos que la filosofía es algo muy inactual, trata cuestiones que a los jóvenes no interesan. Pero esta valoración no es cierta. Hay autores de la Historia de la filosofía, como Platón o Aristóteles que son considerados clásicos justamente porque trata cuestiones sumamente actuales: la política, la felicidad. Además, sus vidas constituyen un perfecto ejemplo para todo aquél que quiera llevar a cabo una vida plena. Los filósofos y, en definitiva, toda persona que asume la famosa frase del ensayo de Kant ¿Qué es Ilustración? ¡Sapere aude! (¡Atrévete a pensar por ti mismo!, son consideradas peligrosas porque no se amoldan al patrón de pensamiento de la época. Eso fue justamente lo que le pasó a Sócrates en Atenas cuando fue condenado a la pena capital debido a su cuestionamiento de las ideas  de la sociedad. Es más, tal  fue la honestidad de Sócrates que se le ofreció la oportunidad de ser desterrado y seguir con vida, como asumiendo que estaba equivocado. Sócrates, prefirió no huir y aceptar la muerte, pero siempre de acuerdo con sus ideas. Y este es un aspecto que define a nuestra sociedad: el seguir pensando como piensan los demás, dejar de ser uno mismo, incluso anularnos como persona.
Nuestra sociedad considera que el dinero lo compra todo. Y las personas que tienen mucho dinero constituyen el ejemplo a seguir. Son famosos el caso de deportistas que a lo largo de su vida profesional amasaron importantes cantidades de dinero pero que debido a su desconocimiento de la vida no supieron invertirlas de forma eficaz o fueron aconsejados de mala manera. Obviamente, muchos de los amigos que acompañaron al deportista en su época de éxito desaparecieron o simplemente dejaron de ser su amigo. Sencillamente, ya no les interesaba su amistad porque no obtenían ningún beneficio. Y es que, como advertía Quevedo, poderoso caballero es don dinero.
Una palabra muy habitual en el texto de la LOMCE es emprendedor. Pretende construir un mundo de emprendedores en el que más allá de los contenidos concretos de las materias lo importante es que el alumno sepa desenvolverse con éxito en el mundo, un mundo altamente globalizado y tecnológico donde su rasgo más distintivo es el cambio permanente. Ante este cambio permanente el alumno tendrá que saber adaptarse para tener éxito (aquí la palabra éxito no la empleo en el sentido habitual que ha adquirido como ganar dinero sino para tener una vida plena y feliz). Para ello, ¿no es necesaria la filosofía en el sentido de formar personas críticas, autónomas y libres? Por ello, desde un punto de vista político no interesa en absoluto que las personas puedan tener un criterio propio, que se despegue de lo que piensan los demás, que sean críticos, sino todo lo contrario: que sean dóciles, que sean fácil de manejar, que piensen lo que ellos les interesen que piensen. Por este motivo, no interesa la filosofía en las aulas. También tiene parte de razón los alumnos porque hay profesores de filosofía que presentan nuestra materia como algo totalmente pasado y sin ninguna actualidad. Como la vida misma, hay profesores y profesores, y es responsabilidad del profesor de filosofía presentar la materia de manera atractiva, aunque para ello es necesario también tener un conocimiento mismo de la misma.
¿Qué papel tiene la filosofía en los planes de estudio en nuestro país? Con la LOMCE ha perdido demasiado peso académico. Especialmente censurable ha sido lo ocurrido con la materia de Historia de la filosofía que, dependiendo de la comunidad autónoma, es una materia optativa ofertada por el Bachillerato de Ciencias sociales y humanas y ya ni siquiera para el Bachillerato de ciencias y de tecnología. ¡Cuánto se están perdiendo los alumnos! ¿Cómo puede ser que un alumno termine el bachillerato y que no haya tenido posibilidad de estudiar el mito de la caverna de Platón, la doctrina ética del término medio de Aristóteles, el método cartesiano o el eterno retorno de Nietzsche? Simplemente lamentable porque, sin duda alguna, percibirán el mundo de un modo más pobre que aquél que haya estudiado tales cuestiones.
Por tanto, y volviendo a la pregunta que se recogía al principio ¿Por qué filosofar? sería más pertinente y reformularla como ¿Por qué no filosofar?

viernes, 3 de enero de 2020

Vieja y nueva política.

Pedro Sánchez y Pablo Casado.
A lo largo del año 2019 se ha celebrado hasta dos elecciones generales. Si nos remontamos hasta el año 2015, observamos que desde los últimos cuatro años se han celebrado hasta cuatro elecciones generales y con el gran gasto económico que ello supone. ¿De verdad ha sido necesario? De las elecciones no han salido mayorías claras y los partidos vencedores han tenido que pactar con otros partidos en negociaciones que no han sido nada fáciles. De estos pactos han salido gobiernos débiles e inestables. Los partidos políticos pretendían alcanzar acuerdos con el propósito de engrosar el mayor número de personas del propio partido en el gobierno, sin preocuparse por lo general de que estuviesen realmente capacitados.
¿A qué se debe este nuevo panorama poco común desde el inicio de la democracia española? Hasta hace relativamente poco la realidad política se circunscribía en un bipartidismo político claro compuesto por dos partidos políticos mayoritarios como fueron PSOE y PP que se alternaban el poder periódicamente. Existían otras opciones políticas como Izquierda Unida pero que no representó realmente una clara alternativa. Es lo que lo conocemos hoy en día con la manida denominación de vieja política. La vieja política se caracterizaba por un modus operandi similar que se asemeja al de niños mimados enrabietados: si un partido político a lo largo de una legislatura desarrollaba una ley, cuando dicho partido abandonaba el poder y era sustituido por el otro, se encargaba de derogar dicha ley, o al menos modificarlo de manera sustancial. Esto ya pone de manifiesto el egoísmo de estos pseudogobernantes porque anteponían siempre los intereses personales o del partido a los generales. Cuado una ley es cortada de raíz sin que haya tenido un recorrido razonable entonces todos sus posibles beneficios quedan esterilizados. Un ejemplo claro lo encontramos en el campo de la educación y vemos numerosas leyes educativas que han sido creadas para posteriormente ser derogadas sin ningún tipo de contemplación. A principios de los noventa el PSOE concretamente Rubalcaba desarrolló la LOGSE. Esta ley mantuvo su vigencia hasta que el PP decidió eliminarla por la LODE, que a su vez no tuvo existencia alguna porque el PSOE la anuló. Posteriormente se implantó la LOE, por parte del PSOE y finalmente Wert desarrolló la LOMCE. Con esta arbitrariedad educativa provoca un cierto desencanto por parte de los docentes porque pensamos que no se nos toman en serio por parte de los señores que están en situación de tomar decisiones.
Cuando había un problema de cualquier tipo, el modo de proceder era idéntico: cada partido echaba la culpa al otro y se lavaban las manos y en ningún momento reconocía sus propios errores o incapacidades. Eso sí, prometían resolver el problema de raíz desde el momento en que alcanzaran el poder. En los períodos de campaña electoral los partidos presentaban sus puntos del programa que supuestamente implantarían a lo largo de la legislatura, y muchos de ellos no se cumplían quedan en aguas de borrajas.
Y de este modo, en el año 2008 estalla la crisis económica en España. Los viejos partidos pretendieron justificar la crisis, tal como lo habían hecho hasta entonces: echándose la culpa los unos a los otros: unos decían que no había crisis, los otros que habían gastado mucho dinero en gastos superfluos, otros contestaban que la crisis se remontaban a la burbuja inmobiliaria que fue propiciada en buena medida por los banqueros. Estaba claro, en cualquier caso, tanto para uno como para otro, la prioridad de todo era los bancos por encima de las personas y del bien común de las personas y se procedió a su rescate a través del dinero público de los ciudadanos. Las personas quedaban desahuciadas, sin trabajo y sin esperanza. Pocos cayeron en la cuenta de que la crisis no era un aspecto puntual del caso español sino mucho más global que acabaría afectando a todas las naciones como EEUU, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Grecia o Portugal.
En 2011 llegó al poder el PP que alcanzó la mayoría absoluta y Mariano Rajoy se erigió en presidente. El nuevo presidente consideró que la culpa de la crisis era de José Luis Rodríguez Zapatero y de su incapacidad. Además, él era el único que tenía la llave para superar la crisis económica: se comprometió a salvar a los españoles de la crisis económica porque habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades y que ahora tocaba apretarse el cinturón y realizar importantes sacrificios por nuestra patria. Sin embargo, cuando llegó a la Moncloa, descubrió que había numerosas facturas sin pagar que el partido anterior dejó de forma mezquina y sin avisar. En definitiva, la situación era peor de lo que en principio creyó. Hizo creer a la población que era una situación tremendista y alarmante y que él tenía carta blanca para tomar las decisiones que fueran necesarias para solucionar los problemas que habían provocado los incautos socialistas. Por tanto, tuvo que pedir mayores sacrificios a los españoles de los inicialmente previstos y, contrariamente a lo que había anunciado durante el periodo electoral, tuvo que subir los impuestos a las clases medias trabajadoras. Se justificaba afirmando que era lo que se tenía que hacer. Además, de realización de numerosos recortes fundamentalmente en educación y en sanidad. Todo lo anterior se tradujo en una bajada salarial para los funcionarios, el aumento de horas lectivas en el horario de los profesores unido al despedido masivo de profesores interinos, aumentó las ratios, es decir, el número de alumnos por aula lo que se tradujo en aulas masificadas. Esto provocó que la atención a la diversidad por parte del profesorado se dificultó sobremanera. Igual pasó en sanidad con la reducción de personal sanitario y la privatización.
A nivel social las medidas lejos de arreglar la situación se acentuó aún más desapareciendo las clases medias y originando una dualidad social donde había gentes muy ricas y gentes muy pobres. Todo lo anterior se incrementó, además de la situación de crisis económica, con el descubrimiento de innumerables casos de corrupción: el caso Gurtel del PP, los trajes de Camps, el ático de Marbella de Ignacio González, el caso de los ERE en Andalucía, las tarjetas Black por parte de Bankia, el depósito de dinero en paraísos fiscales como el caso de Andorra por parte de Jordi Pujol… Tal era el número de casos de corrupción se popularizó el término chorizo en política, y no precisamente para designar un tipo concreto de embutido. El modo viejo de hacer político pretendía solucionar los problemas de manera poco eficaz. En primer lugar afirmaban que no le constataban ningún caso de corrupción entre los suyos, y que nadie sabía nada. Cuando el caso de corrupción era más o menos evidente entonces todos los miembros del partido hacían piña respecto a la persona acusada y se pedía que se respetara la presunción de inocencia. Cuando la persona era acusada de manera formal por un tribunal de justicia entonces se consideraba que ese caso era únicamente un manzana podrida dentro de un sistema impoluto. Esa persona quedaba desligada del partido y entonces ya se consideraba el caso resuelto. Afirmaban que esos casos eran de personas que afortunadamente ya no estaban en el partido. En muchos casos, el modo de afrontar los casos de corrupción por parte e la vieja política era simplemente escondiendo la cabeza, esperar a que escampara y una vez que la gente lo había olvidado seguir haciendo política. Pero el no querer ver los problemas y mirar siempre hacia otro sitio no solucionaba los problemas.
Como el tiempo avanzaba y a pesar de las medidas tomadas no se solucionaban los problemas surgieron los adanes de la política. Primero surgió Podemos con Pablo Iglesias que se gestó en las manifestaciones por parte de muchos ciudadanos en la Puerta del Sol en mayo de 2014. Aquello fue vivido por muchos como el comienzo de una nueva forma de hacer política, la nueva política en contraposición a la vieja política representada por PSOE y PP que habían quedado anquilosados. Paralelamente surgió a nivel nacional el partido de Ciudadanos con Albert Rivera como secretario del partido, que ya tenía una tradición en Cataluña. Ambos partidos se presentaron como el azote de la vieja casta política y pretendieron enseñarles cómo se hacía política y se presentaban ante el resto de la ciudadanía como gente ejemplar. La nueva forma de hacer política se relacionaba con las redes sociales y en salir en debates televisivos y platós de televisión pretendiendo acercar la política a todos. Hacían discursos encendidos sobre lo mal que estaban las cosas, los casos de corrupción y, en definitiva, renovar de modo profundo la política.
Sin embargo, los adanes de la política pronto demostraron no ser muy distintos de la vieja casta política pues compartían con ellos los mismos intereses egoístas, en especial alcanzar el poder o, al menos, colocar en los diversos gobiernos municipales, autonómicos y a nivel nacional el máximo número de personas de los suyos. No dudaron en pactar y en convertirse en compañeros de gobierno de aquéllos a los que habían criticado con tanto ardor. Incluso había partidos que se movían dentro de una marcada indefinición ideológica y política y no les daba ningún tipo de pudor al intentar alcanzar un acuerdo con un partido de izquierda o de derechas. Pronto se hizo público numerosos casos de corrupción y de amiguismos por parte de los adanes de la política. Podemos enriquecía sus arcas con dinero manchado de sangre procedente de Venezuela gracias a trabajos y conferencias impartidas en ese lugar. También había personas integrantes indistintamente en filas de cualquiera de los partidos anteriores que engrosaban sin pudor sus curriculums añadiéndose méritos académicos inexistentes. Los había también que realizaba másteres presenciales sin necesidad de asistir ni realizar exámenes, aunque ambos elementos era necesarios para superar los créditos. Además, no alcanzaban un simple aprobado sino sobresaliente en muchos casos. Incluso los hubo que eran capaces de hacer años de carreras en pocos meses.
Este año se consolidó de manera definitiva un partido ultraderechista llamado Vox y tiene como secretario a Abascal. Viene a constituir una reivindicación de los valores más caducos y casposos de este país, y constituye en muchos casos un retroceso en materias como la lucha contra la discriminación de las mujeres. Es un partido que ya constituyó una de las sorpresas en las pasadas elecciones autonómicas en Andalucía en 2018 y que se alió con el PP de Juan Manuel Moreno y Ciudadanos de Marín y que sirvió para que el primero arrebatase la presidencia a la socialista Susana Díaz. Está claro que en los períodos de crisis y de indecisión los partidos más radicales experimentan un boom. Pero no por sus propios méritos sino por la necesita que tiene la gente de novedades.
¿Qué lecturas podemos sacar de esto? Pues que la casta política sigue siendo unos de los principales problemas de nuestro país. O quizás el principal. En períodos de hastío y cansancio político por parte de la población florecen nuevos partidos y con ellos nuevas esperanzas de renovación política. Sin embargo, los inventores de la nueva política demuestran que tienen poco que aportar. Bajo la apariencia de renovación y de novedad por parte de los adanes de la política en el fondo siguen siendo más de lo mismo, pero con distintos nombres. Los políticos son una especie egoísta: ansían alcanzar el poder, se presentan como la solución de los problemas del país. Sin embargo, viendo el debate electoral entre los candidatos de los principales partidos políticos que aspiran alcanzar la política, ¿de verdad crees que alguno de ellos está realmente preparado para hacerse cargo del gobierno del país y solucionar los problemas? ¿O quizás Gabriel Rufián? ¿Por qué no Puiigdemont? ¿De verdad estos señores de la nueva política están capacitados para poner como principal objetivo el bien común más allá de sus intereses personales?
Los políticos siguen siendo un problema fundamental porque no sólo estamos tratando con ignorantes sino con ignorantes con poder. Éstos lo hace una especie muy peligrosa. Me encantaría vivir en un lugar solitario en el que me sintiera libre de sus caprichosas decisiones. ¿Qué ocurre con nuestras vidas dependen de personas incapacitadas para desempeñar semejante puesto de responsabilidad? ¡Señores, déjense de tonterías y asuntos superfluos que no nos conducen a ningún lado! ¡Mejoren la sanidad, la educación, las pensiones de nuestros mayores, rebajen el paro del país! ¡Procuren que haya más igualdad! ¡Qué se juzgue del mismo modo a toda persona con independencia de su DNI o su riqueza!
Abrigo la esperanza de que en el día de mañana la inteligencia artificial pueda desarrollarse de manera plena. Así podría fabricarse robots desprovistos de intereses personales, diseñados de modo que pudieran actuar siempre de manera objetiva y, en consecuencia, pudieran dirigirnos.
Pero mientras no suceda eso, en la medida en que la política esté en manos de las personas, los ciudadanos debemos estar siempre encima de ellos y exigirles en cada momento qué esté a la altura de las circunstancias y de los tiempos presentes.