viernes, 10 de abril de 2020

El show de Truman (1998), de Peter Weir.


El show de Truman es una película que lleva al espectador a una honda reflexión filosófica sobre qué sea la realidad. Está disfrazada de comedia amable pero que lleva a cabo una mordaz crítica a la sociedad actual tanto al consumismo desmesurado e irresponsable así como a la falta de capacidad crítica y autonomía de las personas. Fue dirigida por Peter Weir, director de películas como El club de los poetas muertos de 1989, con Robin Willians, y Master and Commander de 2003, con Russell Crowe, en el año 1998 y protagonizada por Jim Carrey. El guionista es Andrew Niccol que en 2002 dirigiría la película Simone con Al Pacino.
Destacamos en primer lugar la gran actuación de su actor principal, Jim Carrey, haciendo el papel de Truman Burbank, en una de las mejores interpretaciones de su carrera. Jim Carrey cimentó su fama a partir de comedias como La máscara, Dos tontos muy tontos, Ace Ventura o Mentiroso Compulsivo. Aunque también ha hecho otras película de mayor calado como Man on the moon, Número 13 o ésta que nos ocupa. El resto del reparto está igualmente excepcional: Ed Harris, interpretando a Christof, el despiadado director del programa de televisión, Laura Linney, como Meryl, esposa de Truman, Natascha McElhone como Silvia, el verdadero amor de Truman y Noah Emmerich como Marlon, el amigo de Truman.
El show de Truman es una ácida comedia con elementos dramáticos que crítica de forma demoledora la sociedad consumista en que vivimos que instrumentaliza de manera cruel al ser humano anulando su dignidad. La industria del espectáculo se retrata como un lugar terrible en el que, con el propósito de alcanzar las más elevadas audiencias televisivas, cualquier medio es válido. La película trata la historia de Truman Burbank, un agente de seguros, que vive una vida aparentemente apacible en un pueblo rodeado por un mar. A partir de una serie de sucesos, Truman comienza a sospechar de que lo que consideraba como máximamente real en su vida no lo es sino una farsa: su esposa, amigos y compañeros de trabajo... Truman luchará lo indecible por saber quién es y qué está pasando con su vida.
La sociedad a la que critica la película no hay lugar para valores como el respeto, la dignidad y la empatía. ¿Qué empatía podría tener una serie de personas que engañan de manera permanente a una persona con el objetivo de enriquecerse y otros solamente para entretenerse? Y no me refiero solamente a los guionistas, técnicos, director y el resto de actores sino todos los espectadores que son testigos de todo pero que incapaces de hacer nada.
La película nos presenta a Truman atrapado en una realidad impuesta y ficticia, creada por un director y un conjunto de guionistas y de técnicos de la televisión sin escrúpulos, siendo su vida no más que un espectáculo al servicio de las masas. Desde el comienzo de la cinta se informa al espectador que Truman es el protagonista de un reality-show seguido por millones de personas. El director del programa, Christof  señala que todo lo que expresa Truman a lo largo de la cinta es auténtico: sus emociones, sus acciones y no fruto de ningún guión escrito. Al respecto Christof señala: Estamos cansados de que los actores nos muestren emociones falsas, estamos cansados de los fuegos pirotécnicos y de los efectos especiales. Mientras que el mundo en que vives es en algunos aspectos falso, no hay absolutamente nada falso en Truman. No hay guiones. No hay trucos. No se trata de Shakespeare pero es genuino.
Sin embargo, el resto de personajes de la cinta, ya sean aquéllos con los que se relaciona Truman de manera directa (su esposa, sus amigos, sus vecinos…) como los que no tiene trato directo, son simples actores o extras que fingen La premisa de la que parte la cinta resulta estremecedora ¿Puede ocurrir que toda tu vida sea falsa? Platón describía en el famoso Mito de la Caverna, del Libro VII de La República la búsqueda de la verdadera realidad por parte del filósofo. En el mito, una serie de personas se encuentran encadenadas desde el momento en que nacieron contemplando las sombras procedentes de unos objetos que sobre una pared se proyectan a partir de un fuego. Cuando se le pregunta a Christof sobre la causa de por qué hasta ese momento Truman no se haya cuestionado la naturaleza del mundo en el que vive, contesta lo siguiente: Aceptamos la realidad del mundo tal y como nos lo presenta. Así de sencillo Es muy habitual en el mundo en el que vivimos no cuestionar en absoluto la realidad y aceptarla tal cual es. En todo caso, solo cuando surgen problemas salimos de nuestro lugar de confort y comenzamos a cuestionar todo lo anterior. Esta actitud crítica es propia del filósofo Truman: a partir de una serie de sucesos inexplicables (la desaparición de su amor, la aparición repentina de su padre tras años de ausencia después de que todos pensaran que había muerto…) de modo racional dentro de la ficción del mundo en el que vive, se cuestionará su realidad poniendo en duda su veracidad. Platón señalaba que cuando el filósofo se libera de sus cadenas, sale al exterior de la caverna para contemplar la verdad. Ese camino lo llamó Platón Dialéctica. Sin embargo, el filósofo no puede ser un individuo que pueda vivir en la soledad sino que tiene la obligación de retornar al interior de la caverna para informar a sus compañeros sobre cuál es la verdadera realidad. Aquí Platón ponía de manifiesto de manera clara la intencionalidad política que cruza el conjunto de su filosofía. En la película, a diferencia del mito de la Caverna, aparentemente sólo Truman vive en un mundo de sombras, mientras que el resto de personajes, al ser en realidad actores que saben distinguir entre lo real y lo ficcional, saben que la verdadera realidad es la que ellos viven más allá del programa de televisión, con sus familiares y amigos reales. Sin embargo, tal como hemos señalado antes, Truman dentro de la ficción del mundo de sombras en el que vive es mucho más real y más auténtico que el resto de personajes pues todo lo que expresa es auténtico y no simulado. En el mito de Platón todos los prisioneros vivían engañados, igual que el filósofo. Y era el filósofo el que hacía lo posible para regresar otra vez a la caverna y ayudar a sus compañeros. Sin embargo, este retorno del filósofo a la caverna resultaba muy peligroso: el resto de prisioneros no le iban a tomar en serio sino que lo considerarían un loco, incluso estarían muy tentados en matarlo, como efectivamente sucedió con Sócrates. Sin embargo, en la película, todos saben la verdad excepto Truman y ninguno de ellos se molestan en ayudarlo, salvo Silvia, la mujer de la que Truman verdaderamente se enamora. Resulta especialmente doloroso el caso de los personajes que se mueven en el círculo de Truman, ya sea su esposa Meryl, su amigo Marlon y sus padres que fingen un amor que no sienten realmente y, lo que es peor, le hacen ver que su comportamiento es propio de un loco y que debería seguir su vida como hasta entonces. El personaje clave que hace posible el tránsito de Truman desde las cadenas de la ignorancia a la luz del saber es precisamente Silvia. Cuando Truman y Silvia se enamoran  de modo real, más allá de la ficción de la serie, supone un elemento novedoso que escapa al argumento previsto por el director. Esta distinción entre realidad y apariencia ya fue tratada de manera brillante en otras películas de la época como Dark city, película dirigida por Alex Proyas  en el año 1998, y Matrix de Lana y Lilly Wachowski de 1999. En Dark City John Murdoch, protagonizado por Rufus Sewel, es una persona que se da cuenta que todos los habitantes de la ciudad en la que vive son sometidas a experimentos secretos por unos seres extraterrestres llamados  los ocultos, con el propósito de evitar su extinción y que carecen de una identidad individual. Solamente Murdoch, a quien persigue la policía, y un policía desequilibrado son conocedores de todo lo que acontece realmente. Sin embargo, nadie les presta atención. En Matrix, Neo, protagonizado por Keanu Reeves, se plantea que toda nuestro mundo no es real sino una simulación de realidad virtual.
En El show de Truman Silvia será expulsada porque su destino era la ser una simple extra y no ser la novia de Truman, papel destinado a Meryl. Todo elemento novedoso que resulte perturbador y que sale del redil de lo que cabía esperar debe ser eliminado sin ningún tipo de miramientos. Y aquí entra en juego otra vez la distinción entre realidad y apariencia: el amor de Silvia es auténtico mientras que el de Mery fingido. Silvia pretende advertir a Truman que toda su vida es una farsa. Es aquí  donde todo cambia: Truman comienza a notar sucesos y comportamientos extraños por parte de las personas que le rodean. Los personajes que forman parte de la realidad cotidiana de Truman hacen lo posible para persuadir a Truman para que se quede como está y que no evolucione. Antes de desaparecer, la familia de Silvia cuenta a Truman que se mudan a Fiji. Fijo se convertirá en el objeto de deseo de Truman y hará todo lo posible para ir a ese lugar. Sin embargo, a pesar de que, de acuerdo con el destino que le había diseñado Christof, Truman acabó casándose con Meryl nunca olvidó a Silvia. Es más, Truman compra revistas para recortar de las fotografías de mujeres aquellos rasgos que más le recuerdan a Silvia, Truman, como buen filósofo, niega aceptar esta situación y lucha por conocer la verdad cueste lo que cueste.
¿Cómo es la reacción de los espectadores del show dentro de la ficción del filme?
El show de Truman es una película que también reflexiona sobre lo fácilmente manipulable que es el ser humano. La audiencia que sigue el programa de Truman sería telespectadores cuyo papel quedaría reducido a ser un mero consumidor satisfecho, sin ningún protagonismo en su propia vida y que proyectan sus vacías existencias en la vida de Truman. ¿Cómo algo tan normal como la vida de otra persona puede suscitar tanto interés no solo en la ficción de la película sino en nuestra propia vida? Este consumidor satisfecho vive en búsqueda del entretenimiento, y cuando lo encuentra, una vez exprimido al máximo, lo desecha como si no hubiera existido antes. Esto nos convierte en objetos y dejamos de ser sujetos. Nos convertimos en seres fácilmente manipulables pues no nos cuestionamos nada sino que solamente asentimos. Por eso hay que tomar conciencia de quiénes somos. Estos espectadores son el fondo un voyeur de lo ajeno, que únicamente se interesan por el morbo. ¿A qué dedican buena parte de su tiempo los jóvenes hoy en día? Pues a jugar con los videojuegos y conectarse a las redes sociales. Las vidas que muestran muchas personas en sus redes sociales son totalmente ficticios, no serían sino un tipo de vida ideal donde las personas son felices, con coches caros, grandes casas… Además, las redes sociales nos invaden constantemente con falsas informaciones, las llamadas fake news que por el mero hecho de ser difundidas muchos de nosotros la aceptamos de modo acrítico, sin ninguna confirmación. La película critica el uso abusivo de la publicidad de manera encubierta. A través de la publicidad se orienta  la sociedad hacia determinados patrones que uno haya prefijado de antemano. Nosotros mismos somos testigos de ello cuando vemos la televisión, escuchamos la radio, leemos la prensa o nos conectamos a Internet. En la cinta, observamos que en una escena de gran hondura dramática en la que Truman pregunta a su esposa por qué desea tener un hijo con él cuando realmente ninguno de los dos se soportan, Meryl propone hacerle un vaso de leche con cacao de una determinada marca publicitaria, ante el desconcierto de Truman y del espectador. De manera muy sutil y encubierta se introduce la publicidad, sin que el espectador se percate apenas.
Silvia se plantea que lo que están haciendo a Truman no es correcto recriminando a Christof su actitud: ¿Y tú quién crees que eres para coger un bebé y convertir su vida en una farsa? ¿No sientes la más mínima culpa? Christof le contesta: Le he dado a Truman la oportunidad de llevar una vida normal. Y considera que: Puede marcharse cuando quiera. Si tuviera algo más que una mínima ambición. Si estuviera absolutamente decidido a descubrir la verdad, no podría impedírselo .La cuestión que plantea la cinta es: ¿Seríamos felices con una vida así aún sabiendo que es falsa?
Christof es el gran creador de la vida de Truman y ha determinado cada uno de los detalles de su vida incluso, lo que resulta más perverso, sus grandes miedos. Truman desde pequeño soñó con ser explorador e ir más allá de la ciudad  pero por una u otra circunstancia nunca pudo cumplir su sueño.  En un capítulo de su infancia su padre muere ahogado después de haberle insistido a su padre que quería ir a navegar. Esto creó en él un sentimiento de culpabilidad que le impide navegar. Todo ello con el pretexto de que Truman jamás descubriera la verdad. Eso es algo con lo que vivimos muchos jóvenes: nuestros familiares, nuestros amigos o la suerte impiden que se puedan cumplir nuestros sueños y deseos. Hacemos cosas que no nos gusta hacer, solamente por agradar a los demás, en lugar de pelear por lo que queremos realmente.
En el mundo de Truman todos sus elementos debían estar determinados y toda improvisación debe ser eliminada. Cuando Truman no cumple con alguna de sus rutinas, por ejemplo, no ir a trabajar, creaba un elemento de indeterminación que desorienta al resto de actores. Christof se asemeja mucho a aquellos padres autoritarios que manipulan a sus hijos para que éstos estudien una determinada carrera, o aquellas personas que ignoran a su pareja con el propósito de ejercer un poder y un control sobre él. Obviamente en la vida humana no existe una determinación absoluta sino que el ser humano siempre posee un cierto margen de libertad sobre su vida. Tal como señala José Luis López Aranguren, mientras que la vida de los animales está hecho pues existe una adecuación absoluta entre dicho animal y el medio, a través del mecanismo del instinto, la gran tragedia del ser humano, y también su máxima virtud, es que su vida no está hecha, existe una esencia falta de adecuación entre su vida y el mundo, tiene que hacerla mediante el ejercicio de su libertad. Sin embargo tampoco es cierto que nuestra vida sea absolutamente libre sino que, como decía Ortega y Gasset, no elegimos la circunstancia en la que vivimos sino que nos encontramos arrojados en una sin previo aviso. La vida, aunque lo queramos con todas nuestras fuerzas, no somos completamente dueños de ella. Además, siempre existe la posibilidad de que nos manipulen desde el exterior y no lo sepamos.
Cuando Truman logra vencer todos sus temores ignorando a todos aquéllos que pretenden disuadirlo, decide tomar las riendas de su vida y aún sabiendo los riesgos que conlleva quiere cumplir sus metas. Hasta entonces todos los intentos por salir de la ciudad fueron baldíos. Truman se echa al mar en un barco que curiosamente se llama Santa María, igual que el de Cristóbal Colón como emblema de un nuevo mundo. Cuando Truman llega al final del decorado, después de haber salido con vida de una cruenta tormenta, busca una salida y encuentra una puerta. En el momento en que decide salir, Christof habla con él e intenta disuadirle de su idea para que no marche. Es una escena que al modo de Blade Runner de Ridley Scott tiene un diálogo el Dios Christoff y su hijo Truman. Christof queda simbolizado a modo de Sol, muy parecido a la película de Dark City, donde el Sol estaba totalmente ausente de la cinta, salvo al final. Es el momento en que Truman deja atrás la oscuridad de la caverna y asciende al Mundo Verdadero: Escucháme Truman, ahí fuera no hay más verdad que la que hay en el mundo que he creado para ti, las mismas mentiras, los mismos engaños, Pero en mi mundo tú no tienes nada que temer(…).  Tienes miedo. Por eso no puedes marcharte. Está bien Truman, yo te comprendo. Llevo observándote toda tu vida: te observé al nacer, te observé cuando distes tu primer paso, observé tu primer día de colegio y el capítulo en el que se te cayó tu primer diente. No puedes irte Truman. Éste es tu sitio, conmigo.
Se plantea una dicotomía por parte de este Dios Christof: por un lado podemos escoger lo sencillo y permanecer en un mundo en que podemos ser felices viviendo en una docta ignorantia, sin asumir riesgos y llevar una existencia placentera, vacía y sin asumir riesgos; por el otro elegir realmente nuestro destino, ser el protagonista de nuestra propia existencia, conseguir lo que siempre quisimos. Curiosamente s el mismo planteamiento que el mismo  director Peter Weir hizo en El Club de los poetas muertos. Cuando Truman decide desoír las indicaciones de Christof entonces se ha producido lo que Nietzsche ya avisaba en su Gaya Ciencia y que repitió en Así habló Zaratustra: Dios ha muerto. ¡Qué fácil es no asumir responsabilidades y que otro tome las decisiones por nosotros! ¡Atrévete a saber! proclamaba Kant en ese opúsculo llamado ¿Qué es Ilustración? Sartre señalaba que La libertad consiste en elegir el propio ser, pues Dios no existe. Y añade Sartre No es sólo que Dios no exista sino que aunque existiera nada cambiaría.
La película que nos ocupa es altamente recomendable para todos los aficionados al buen cine y amantes de la filosofía. La película no sólo cumple con el mero fin de entretener, que lo hace sobradamente, sino que lleva al espectador a un nivel superior y a plantearse profundas cuestiones sobre quién es y sobre qué es la realidad.