Recientemente llegó a las salas españolas la última película dirigida por
Quentin Tarantino cuyo título es Érase
una vez en Hollywood, un grandísimo título que homenajea a Sergio Leone y
su Érase una vez en América. Está
protagonizada por Leonardo Di Caprio, Brad Pitt, Margot Robbie, Al Pacino, Dakota
Fanning, Kurt Russell, Bruce Dern y Luke Perry. El guión está firmado por
Quentin Tarantino.
¿Cómo realizar la crítica de una
película cuyo director se ha convertido en sí mismo en un género y que por el
mero hecho de ser un genio tendrá siempre detractores independientemente de la
calidad cinematográfica de las películas que haga? Estamos ante su novena película que según comenta
el mismo director será su penúltima película. Esperemos que no sea así y que
continúe rodando nuevas películas. No se entiende la postura de aquéllos que
por definición criticarán a Tarantino haga lo que haga. Concretamente Érase una vez en Hollywood es una gran
película que supera con mucho a la mayoría de las películas que llegan a las
carteleras a lo largo del año. La cinta posee los rasgos característicos del
cine de Tarantino, diálogos muy logrados, una gran banda sonora, el humor, un
reparto de lujo y el uso de la violencia explícita, que llega incluso a
sorprender por su exageración.
En la trama de la cinta se encuentran hiladas varias líneas argumentales: por
una parte relata la amistad entre Rik Dalton, (Leonardo Di Caprio), y Cliff
Booth (Brad Pitt); por otra parte la historia protagonizada por Sharon Tate
(Margot Robie) una actriz que comienza en Hollywood y su relación con el
director Roman Polansky (Rafał Zawierucha); y en último lugar la secta de Charles Manson (Damon
Herriman) y como al final estos tres elementos confluyen en un espectacular y
sangriento final.
Tarantino retrata con gran respecto y amor a sus personajes, con
independencia de cuáles fueran sus motivaciones. Es especial emotivo el modo en
que retrata la decadencia de Rik Dalton que en otro tiempo contó con una enorme
fama protagonizando westerns para la televisión y cómo esto acaba por afecta a
Cliff Booth que es precisamente su doble para las escenas más peligrosas.
Debido a ello, y siguiendo las recomendaciones de su agente Marvin Schwarz,
protagonizado por Al Pacino, ha de ganarse la vida en cintas baratas de apaguetti-western
italianos. Nuestro protagonista está convencido de que su talento está muy por
encima de la calidad de estos filmes de serie b pero aceptará protagonizarlos
estoicamente con la intención de recuperar su estatus de estrella otra vez.
Además, muy poco común en Hollywood y en la vida en general, siempre
permanecerá fiel a su compañero sin traicionarle jamás. Son temáticas que están
muy presentes en la propia vida de Tarantino. Estamos ante un director dotado
de un saber enciclopédico del mundo del cine. Tiene unas referencias cinéfilas
bien definidas y que no abarcan solamente las grandes producciones del cine
clásico sino también películas de bajo presupuesto de serie b y z y series de
televisión, aprendizaje que adquirió a partir de la experiencia acumulada de su
trabajo en un video-club y que ha sabido amortizar perfectamente en su carrera
cinematográfica. Además, en su carrera ha sido responsable de resucitar actores
que habían quedados olvidados como John Travolta para Pulp Fiction, David Carradine
para las dos películas de Kill Bill o
Kurt Russell en Death Proof.
Precisamente el personaje de Leonardo Di Caprio representa a todos aquellos
actores que pudieron ser grandes y al final no lo fueron. Rik Dalton fue un
actor que triunfó en el mundo televisivo y pero que se encuentra olvidado. Hay
escena de gran hondura dramática en la que se muestra lo torturado de este
personaje: una inicial protagonizada junto a Al Pacino y otra junto una niña
con la que está protagonizando una película. Otra destacada escena es aquélla
en la que se explica que Rik Dalton estuvo muy cerca de protagonizar el clásico
del cine bélico La gran evasión de
John Sturges en un momento cuyo actor inicialmente propuesto Steve Mc Queen
dudó en protagonizarla. Cliff Booth es totalmente distinto a Rick Dalton: no le
preocupa el hecho de no haberse convertido en una estrella del cine, y es feliz
con lo que tiene. Hay varias secuencias protagonizadas por Brad Pitt a lo largo
de toda la película que brillan con luz propia: todas las que comparte con
Leonardo Di Caprio son brillantes o junto a su perro. Hay dos que podemos
destacar: una cuyo personaje tiene un enfrentamiento con Bruce Lee repleta de
humor; y otra que es realmente estremecedora que es cuando entra en la mansión de George
Spahn (Bruce Dern) ocupada por la familia hippie de Charles Manson. Ésta nos
recuerda a lo mejor del cine de terror clásico comenzando por Psicosis de Alfred Hitchkock, siguiendo
por La noche del cazador de Charles
Laughton y finalizando con El resplandor
de Stanley Kubrick. Respecto a Margot Robbie también deja escenas en el
recuerdo: una de ellas es en la que
asiste al estreno de su propia película y es testigo directo de las reacciones
del público y en concreto de su actuación, en una especie de juego de cine
sobre cine,
La película se ubica en el año 1960 y Quentin Tarantino retrata con suma
maestría el mundo de entonces caracterizados por el auge del movimiento hippie,
la guerra del Vietnam, las drogas, el pacifismo y todo ellos al unísono de una
banda sonora con canciones de la época. En definitiva una película compleja
argumentalmente y sobre todo un testamento del amor que el director Tarantino
profesa al cine en sentido amplio. En ella encontramos al Tarantino más genuino
con grandes actuaciones, el guión perfectamente estructurado, la música… de
modo que las casi tres horas de metraje se pasan rápidamente. Quizás el final
de la película resulte excesivamente violenta y suponga un contraste con lo que
había sido la película hasta ese momento. Pero a Tarantino se lo perdonamos
todo.