La serie de películas que forman la saga de Pesadilla en Elm Street iba cuesta abajo y sin freno. Ya la quinta resultó bastante inferior a cualquiera de las anteriores, y con ésta de Pesadilla Final: la muerte de Freddy toca fondo. Con excepción de la primera y la tercera entrega, el personaje de Freddy Krueger se convertiría en un comediante muy alejado de lo que fue su esencia en la primera entrega. Está dirigida por Rachel Talalay, directora que prácticamente desarrollaría su carrera cinematográfica en la televisión salvo alguna excepción, además de Pesadilla final: la muerte de Freddy, El chip asesino (1993) y Tank girl (1995). Vuelve Robert Englund como Freddy Kruegger y en simples cameos aparecen Tom Arnold y Johnny Deep.
La valoración de la película es muy negativa. El argumento resulta tan sumamente inverosímil que el pobre espectador únicamente podrá seguir con tedio y aburrimiento. Como pone de manifiesto el título, parece que la película tendría que poner fin al personaje de Freddy Krueger. Además observamos como en los títulos de crédito finales se realiza un homenaje a toda la saga con sus mejores y más impactantes imágenes.
Rachel Talalay, directora de la cinta, estuvo involucrada en la realización de las anteriores entregas de la saga como ayudante de producción y aquí debutaba en la dirección cinematográfica. Su experiencia fue seguramente tan dramática que seguramente tomaría la decisión de desarrollar su carrera básicamente en la pequeña pantalla. La cinta a priori partía de una premisa interesante como era la muerte de Freddy, personaje mítico del cine de terror de los ochenta donde los haya, sin embargo la cinta acabó desarrollándose en el campo del surrealismo hasta el punto de que seguramente a Salvador Dalí le hubiera seducido sobremanera.
Como ya sucedía en la anterior entrega, esta cinta tiene muy poco terror. En cambio, como contrapartida, el lado cómico y burlesco de Freddy Kruegger se pondrá de nuevo de manifiesto, para disgusto de los espectadores. ¿Qué decir de la escena en la que Freddy Kruegger juega a un videojueco con una de sus víctimas se encuentra en el interior de la pantalla? ¿Dónde queda el suspense y la inquietud de la primera cinta? El trabajo de los guionistas en esta sexta entrega es de auténtico juzgado de guardia pues únicamente se limitan a destrozar el personaje de Freddy Krueger, además de aburrir al espectador. Me llama la atención el ritmo demasiado lento para una película de terror. Carece de de nervio y emoción y está repleta de gags, algunos de ellos parecen inspirados en el clásico de El mago de Oz (1939) de Victor Fleming. La película encadena escenas tras escenas con algunos elementos cómicos (que no provocan cinta) pero todo destila falta de profundidad y de interés. Ninguno de los actores destacan, unido a un argumento inexistente convierte la película en una de las perores de la saga, quizás después de Pesadilla en Elm Street V.
Ya he señalado que el guión es muy pobre y lo único que hace es repetir aspectos de otras películas pero ya de manera muy rutinaria. El culpable de este pobre guión fue Michael De Luca, guionista y productor, que fue guionista también de la notable En la boca del miedo (1994) de John Carpenter. Sin embargo, en nuestra película patina con un guión que para nada le hace justicia a Freddy Kruegger. Como hemos señalado, se muestra el lado del humor negro de Freddy al matar a sus víctimas, por ejemplo, cuando mete a una de ellas un videojuego y se pone a jugar contra ella en forma de personaje animado.
Pesadilla Final: la muerte de Freddy, siguiendo la línea trazada por las dos anteriores entregas, pretende fomentar cierta comicidad entre película y espectador, pero sin éxito. Lo único que puedo destacar de esta película es el flashback del pasado de Freddy Krueger. Además, la cinta introduce un elemento innovador dentro de la saga y que parece un último intento desesperado por reflotar la saga de Pesadilla en Elm Street: el efecto de tres dimensiones en el tramo final de la cinta. Se suponía que uno de los aspectos más destacables de la película serían los efectos especiales. Sin embargo estos efectos especiales en tres dimensiones resultarán muy pobres al espectador del siglo XXI.
¿Dónde se encuentra el terror que surgía de las cosas cotidianas que tan brillantemente explotó Wes Craven en la primera entrega de la saga? En cada una de las entregas se produjo un cambio de director. Esto provocó que cada película tuviera una personalidad distinta a la que Wes Craven creó en la primera entrega de 1984. Seguramente por ello la saga fue empeorando desde el punto de vista cinematográfico.
Wes Craven quedaría bastante decepcionado en lo que se había convertido la saga y decidió ya en 1994 escribir y dirigir una nueva entrega de la saga ya desde una perspectiva de metacine y recuperando algunos de los personajes de la primera entrega.
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