sábado, 30 de julio de 2022

La mano (1981), de Oliver Stone.

 La mano fue la segunda película, tras Seizure (1974), que dirigiera Oliver Stone y su primera oportunidad de dirigir una película de alto presupuesto. El resultado final puede calificarlo de muy positivo, aunque desgraciadamente en el momento de su estreno fuera injustamente vapuleada por la crítica especializada. Sin embargo, tal como ocurre con las grandes películas, el tiempo se encargaría de situarla en un lugar muy especial dentro del cine de terror. Muy bueno el trabajo de Oliver Stone detrás de las cámaras con secuencias muy cuidadas e impactantes. Desde una perspectiva global, analizando la carrera cinematográfica de Oliver Stone como director, observamos que tanto La mano como Seizure se alejan sobremanera de aquellas inquietudes que más le habían interesado con un tipo de cine altamente compromentido y con tintes políticos, bélicos, biográficos o sociológicos como Platoon (1986) Wall Street (1987), JFK: caso abierto (1991), Nixon (1955), Asesinos natos (1992) o Alejandro Magno (2004). En La mano Oliver Stone desarrolla un estilo que lo acerca bastante al cine de otros directores como Psicosis de Alfred Hitchcock, La semilla del diablo de Roman Polanski, Vestida para matar de Brian De Palma (cinta también protagonizada por Michael Caine) y La cosa de John Carpenter, plasmando una atmósfera muy absorbente y axfisiante y que logra mantener el interés hasta el final. Posee un fuerte componente psicologista que a modo de thriller nos lleva a descubrir la vida de un dibujante y cómo un fatídico accidente le cambiaría la vida. Se basa en una novela de Marc Brandel y presenta una premisa argumental muy común del cine de terror y cuenta con un final sorprendente. A destacar la interpretación de Michael Caine en un papel inquietante y que me recordó a Vestida para matar.

Respecto al argumento: Michael Caine interpreta a un dibujante y guionista de cómics de gran éxito llamado Jonathan Landsdale. Sin embargo, su carrera se irá a pique a partir de un accidente de tráfico en el que acaba perdiendo la mano. Su vida cambia diametralmente entonces. A todo ello se le suma una profunda crisis con su mujer y que le llevará a vivir separado y a ser infiel. No poder seguir con su trabajo le sumirá en una situación de depresión. El protagonista sufrirá alucinaciones en las que la mano amputada se encarga de asesinar a todo aquél que suponga un peligro para su vida. Precisamente, la película destaca por un intencionado carácter ambiguo pues se plantea siempre desde la perspectiva subjetivista del protagonista y que lleva al espectador a dudar de modo permanente quién es el responsable de los asesinatos. Desde este punto de vista la lectura de la obra psicoanalítica de Freud se encuentra muy presente a lo largo del metraje: la mano amputada representa el elemento inconsciente, el ello freudinao que mediante un ejercicio atroz de violencia destruye todo aquello que pudiera inquietar al protagonista. Como hemos señalado, la cinta posee una atmósfera inquietante y malsana que me recuerda en todo momento a Psicosis (1960) de Alfred Hitchcock en más de un sentido. En primer lugar, Norman Bates arrastraba una enfermedad mental que le provocaba una distorsión de su personalidad y que le impedía saber quién era realmente. Lo mismo ocurre con Jonathan Landsdale. El origen de la enfermedad mental de ambos personajes residía en un capítulo traumático en algún momento de su vida. En el caso de Norman la infancia y en el caso de Jonathan Landsdale un accidente de tráfico. Al igual que pasaba con Norman Bates, Jonathan Landsdale se vuelve cada vez más oscuro y terrorífico. Para algunos críticos de medio pelo consideran que la cinta presenta alguna trampa a nivel argumental pues, como he señalado antes, debido a su carácter subjetivista. Esto lejos de constituir defecto alguno es una herramienta más dentro del cine de terror. La dirección de Oliver Stone resulta contenida y sin fisuras, sin los excesos propios en los que podría caer un producto de este tipo en los años 80 y de su propio cine con Asesinos natos. Aunque es un producto ochentero, de 1981, se trata de una película todavía poco ochentera muy influida por el cine de suspense y de terror de los años 70, muy seco, impactante, cercano al drama y, en definitiva, muy alejado de ese cine de terror ochentero caracterizado por el gore y el sentido del humor.

¿Cuáles fueron algunas causas que motivaron el fracaso de La mano en taquilla Seguramente porque de cara al público y con el propósito de buscar un mayor impacto dentro de las taquillas, la película fue vendida exclusivamente como un vehículo de terror cuando realmente Oliver Stone quería rastrear las secuelas psicológicas que la amputación de una mano ocasionaba al protagonista de la cinta, todo ello desde una perspectiva psicoanalista y que provocaba un desdoblamiento en la mente del protagonista. En definitiva, se trata de una cinta muy recomendable para el amante del cine de terror, y que no le dejará en ningún momento indiferente al espectador. Es una película que con el paso de los años, lejos de perder, ha ganado mayor relevancia e interés.

martes, 28 de junio de 2022

El terror no tiene forma (1988) de Chuck Russell.

 El terror no tiene forma es una de las grandes películas del género fantástico, ciencia ficción y terror de la década de los ochenta, aunque lejos de ser una obra maestra. Tiene buenos efectos especiales y resulta sumamente divertida gracias a su ritmo. Es un remake bastante independiente respecto la cinta La masa devoradora protagonizada por Steve McQueen y dirigida por Irwin S. Yearworth Jr. en el año 1958. La cinta de Irwin S. Yearworth Jr era un buen ejemplo de la serie b de la década de los 50 pero para mi gusto la cinta de Chuck Russell logra superarla fundamentalmente por su gran calidad nivel visual, además de sus efectos especiales y su estilo ochentero. El terror no tiene forma formaría parte de un conjunto de películas de finales de los 70 y años 80 que se inspiraron en películas de los años 50 como La invasión de los ultracuerpos (1978) de Philio Kaufman que se basó en La invasión de los ladrones de cuerpos de Don Siegel (1956), La cosa (1984) de John Carpenter que se basó en El enigma de otro mundo de Chirian Nyby y Howard Hawks (1951), La mosca de David Cronenberg (1986) que se basó en La mosca de Kurt Newman (1958) o Invasores de Marte de Tobe Hooper (1986) que se basó en Invasores de Marte William Cameron Menzies (1953).

La acción de la película se desarrolla en un pequeño pueblo de la América profunda llamado Arborville cuya paz llegará a su fin con la llegada de un meteorito del que irrumpe una masa sin forma va creciendo en la medida en que va saciando su hambre engullendo a todo ser vivo que encuentre. La primera víctima de su hambre voraz será un vagabundo y a partir de aquí otras muchas más víctimas. El protagonista de la película, interpretado por Kevin Dillon, es un joven motoclista que nada a contracorriente frente a los convencionalismos sociales de una época autoritaria. En un principio sólo se preocupa por sí mismo, aunque poco a poco irá evolucionando convirtiéndose en el héroe.

Podría haber sido una rutinaria cinta de invasión extraterrestre en el típico pueblo americano perdido, sin embargo,se convierte en una película muy divertida a través de un estilo narrativo que lo aproxima mucho a la cinta de John Carpenter La cosa, aunque no por ello exento de originalidad.

Entre las virtudes de la cinta destacamos el buen hacer del director Chuck Russell detrás de la cámara, un director que había debutado un año antes con Pesadilla en Elm Street III: los guerreros del sueño (1987) y que se acabaría convirtiéndose en la mejor secuela de toda esa saga. También fue el responsable de dirigir La máscara (1994), una película muy de cómic con grandes efectos especiales y muy divertida que llevaría a Jim Carrey al estrellato. También dirigió a Arnold Schwarzennegger en Eraser (1997) trepidante película que recogía la esencia del cine de acción de los noventa con unos efectos especiales estupendos siguiendo el dicho hollywodiense de lo más difícil todavía. En 2000 dirigiría a Kim Basinger en La bendición, una cinta de terror sobrenatural muy propio de finales de los noventa y principios del 2000 al igual que otras cintas como Stigmata con Patricia Arquette, El fin de los días con Arnold Schwarzenegger o la versión extendida de El exorcista (2000). En 2002 dirigiría a Dwayne Johnson La roca en El rey escorpión en un spin off de uno de los personajes de La momia II de Stephen Sommers. A partir de entonces y de manera inexplicable la carrera de Chuck Russell comenzó una decadencia que los llevaría a hacer muy poco cine.

Chuck Russell, siguiendo las pautas del terror ochentero tiene como objetivo dirigirse a un público juvenil y adolescente de ahí la presencia de ciertos estereotipos con los que los jóvenes de la época podían identificarse más fácilmente. Hay escenas en las que gracias a los efectos especiales el espectador puede mostrar al monstruo engullendo a sus víctimas de modo muy realista, además de muertes muy originales.

Respecto al equipo de intérpretes hemos de señalar que, a pesar de que las interpretaciones resultan convencionales, aunque con un calado ligeramente superior a otros productos de la época como Viernes 13. Como hemos señalado antes el papel protagonista cae en manos de Kevin Dillon, hermano de Matt Dillon y que ya había actuado en películas como Curso del 65 (1985) de Michael Dinner, Delta Force (1986) de Menahem Golam o Platoon (1988) Ferdinand Fairfax. La actriz protagonista es Shownee, que años después aparecería en Saw y otros secundarios bastante reconocible para el público como Erika Eleniak y Paul McCrane.

Además de sus buenos efectos especiales podemos destacar el guión de la cinta en el que se plantea un origen al monstruo, aunque ciertamente tampoco va más allá ni realiza ninguna crítica de carácter moral o ética. Eso sí, desde el momento en que se nos muestra a la criatura y cómo ésta va matando a sus víctimas hasta finalmente engullirlos.

En definitiva, El terror no tiene forma posee todos los ingredientes necesarios para que el aficionado al género de ciencia ficción y de terror pueda disfrutar: un ritmo trepidante de principio a fin, los efectos especiales de recreación del monstruo y unos personales que rápidamente se ganan el cariño del espectador. En el momento de estreno la película fue un fracaso comercial, aunque tras su paso por los videoclubs y en el paso de los años se ha convertido en un título de referencia que todo buen aficionado al cine de terror debería visionar al menos una vez.


jueves, 9 de junio de 2022

El otro (1972) de Robert Mulligan.

 El otro es una maravillosa película de terror y suspense dirigida por Robert Mulligan en el año 1972. Está lleno de sorpresas y puede definirse como un cruce entre Matar a un ruiseñor (1962) dirigida por el propio Robert Mulligan y Psicosis (1961) de Alfred Hitchcock pero manteniendo una personalidad propia. Robert Mulligan había retratado el mundo infantil en la citada Matar a un ruiseñor donde se ponían de manifiesto el racismo y la discriminación en un pueblo de EEUU a través de los ojos de los niños protagonistas y el mundo de la adolescencia en Verano del 42 (1971). En El Otro sigue explorando el mundo infantil pero esta vez para centrarse en lo más oscuro y despiadado de la infancia.

Como es habitual en las grandes cintas de culto, El otro no obtuvo un gran éxito comercial, aunque si se llevó el premio al mejor director en el Festival de Sitges de 1972. Es digno de elogiar el mérito de Robert Mulligan de narrar una historia que podría parecer una fábula onírica y que acaba desembocando en el terror más absoluto. Pero no nos engañemos no se trata de cine gore como La matanza de Texas: no hay necesidad de recurrir a efectismos baratos de truculencia ni de sangre. Habrá situaciones que pudieran resultar viscerales y violentas pero que Robert Mulligan se limita únicamente a sugerir y no a mostrar. Es justamente lo contrario de lo que puede suceder en otras cintas de terror como por ejemplo Saw (2004) de James Wan una película notable que sin embargo se ve lastrada por su excesiva truculencia y sadismo. En El otro Robert Mulligan consigue dibujar un excelente clima de tensión, gran atención hacia el pequeño detalle, una fotografía muy colorida y que contrasta con la violencia latente.


La película que se basa en la novela del mismo título que escribiera en 1971 Tom Tryon y que él mismo llevará a cabo su adaptación cinematográfica, La película es de bajo presupuesto pero no por ello deja de ser una gran obra, como ocurre con cualquier historia basado en un guión en el que los personajes están muy trabajados desde el punto de vista psicológico, lleno de giros argumentales y sobresaltos varios. Es una película muy setentera y digo esto en el mejor sentido posible, resaltando las virtudes del cine de esa época. Quizás al espectador de hoy en día el ritmo de la película pudiera parecerle lenta, tan acostumbrado que están a películas como Los vengadores y otras del estilo. Sin embargo, atento lector, no se engañe, el ritmo de la película es justamente el apropiado, ni más ni menos. No se sentirá decepcionado en absoluto.

Siempre he sentido debilidad por esas películas de terror que se desarrollan a plena luz del día porque los terrores más grandes a los que se enfrentan el ser humano son los cotidianos, aquellos que permanecen ocultos bajo un halo de bondad. Por ello, no puedo evitar recordar otras películas como ¿Por qué lloras Susan? (1967) de David Greene, ¿Quién puede matar a un niño? (1976) de Narciso Ibáñez Serrador o la misma Psicosis II (1983) de Richard Franklin.


El argumento podría parecernos rutinario, pero no nos confundamos, es auténtico cine lo que rezuma cada uno de sus fotogramas: cuenta la historia dos niños gemelos de nueve años llamados Niles y Holland en una granja de la América profunda en la década de los 30. Cada uno de ellos posee un carácter antitético: Niles en un niño obediente y atento mientras que Holland es desobediente y travieso. Su abuela se encarga del cuidado de los niños pues su madre se encuentra imposibilitada debido a una crisis mental desde la muerte de su marido en un accidente tiempo atrás. La abuela constituye una figura esencial para los niños en la medida en que cuida a los niños e introduce al niño en un juego peculiar que lo denomina el Gran Juego. Esto permite al niño protagonista acceder a la mente tanto de animales como de personas y sentir lo que ellos están sintiendo. Lo que parecía ser un mundo repleto de felicidad el espectador será testigo como las travesuras de Holland se hacen cada vez más peligrosas hasta el punto de provocar grandes desgracias y muerte.


Me gusta mucho la atmósfera agobiante y opresiva que impregna a la cinta en todo momento. Los paisajes naturales son un elemento indispensable de la historia. El escenario es enteramente bucólico como si de un cuento de hadas se tratara, un intenso sol de verano está presente a lo largo de toda la trama. Esta luminosidad contrasta con la oscuridad en la que desemboca finalmente la historia. También destacamos la interpretación de los dos hermanos gemelos, Chris y Martin Udavarnoky que representan perfectamente la dualidad entre el bien y el mal.


El tema principal de la película es el bien y el mal encarnados respectivamente en los gemelos Niles y Holland, como si fuera Caín y Abel. En la cinta se pone de manifiesto la necesaria relación entre el bien y el mal, pues son dos polos indisolublemente unidos que únicamente pueden cobrar sentido en su mutua interacción. En todo momento, Niles, el hermano bueno respeta hasta límites insospechados la conducta negligente de su hermano. Desde un punto de vista filosófico esta cinta remite tanto a Hobbes, que expresaba nuestra tendencia innata al mal como a Rousseau que establece la bondad natural del ser humano. Esto está presente en Nietzsche con su contraposición entre lo apolineo y lo dionisiaco y en Freud con su distinción entre el superyó y el ello y entre eros y thanatos. En realidad el niño protagonista es el bueno y el malo desdoblándose su personalidad esquizofrénica y malvada que engaña a la gente que le rodea sin que nadie se percate de ello.


Un aspecto muy interesante de la película El otro, a diferencia de lo que ocurría por ejemplo en Psicosis, es que no da una explicación acerca del origen maligno del niño. Aunque es cierto que el espectador puede desarrollar su propia teoría a partir de lo que narra la cinta. Lo que menos me gustó de la película Psicosis fue justamente la escena final en la que se explicaba los motivos del protagonista. De esta forma se elimina el elemento interpretativo que cualquier espectador pudiera desarrollar y que indudablemente enriquece la historia.

Las cintas de terror protagonizadas por niños suelen inspirar mucha tensión e impacto pues pone de manifiesto como una criatura aparentemente inocente puede esconder gran maldad. Lo mismo ocurre en multitud de películas como El pueblo de los malditos, tanto la versión clásica de Wolf Rilla como la de John Carpender, Los chicos del maíz (1984) de Fritz Kierch

En definitiva, una gran película que merece ser reivindicada como una excelente película de terror de la década de los 70 bastante olvidada. A partir de esta película surgirán otras como La profecía (1976), ¿Quién puede matar a un niño? (1976) de Narciso Ibáñez Serrador. En la década de los 90 se estrenaría en 1993 la irregular El buen hijo con Macaulay Culkin y Elijad Wood y la estupenda El sexto sentido (1999) dirigida por M. Night Shyamalan y en 2001 Los otros de Alejandro Amenábar.


sábado, 9 de abril de 2022

Noche de miedo (1985), de Tom Holland.

Uno de los grandes títulos de los ochenta, una cinta que rezuma en cada uno de sus poros terror con grandes dosis de humor, con buenas actuaciones por parte del elenco de actores, con momentos delirantemente divertidos y que a pesar del tiempo transcurrido desde su estreno es un producto que a día de hoy no ha perdido un ápice de interés, Noche de miedo tiene el aroma de esas viejas cintas de video-clubs que la gente alquilaba en la década de los ochenta y noventa tomando como única referencia la portada del vhs. Se trata de un mundo muy alejado del que vivimos hoy en día tan saturado como nos encontramos de información a través de las redes sociales, Internet o televisión. La película gira en torno al personaje Charley Brewester, interpretado por un joven William Ragsdale, un gran aficionado al cine de terror que está plenamente convencido de que su nuevo vecino ,llamado Jerry Dandridge e interpretado por Chris Sarandon, es un vampiro y responsable directo de varios asesinatos cometidos en la ciudad. Ni su madre, interpretada por Dorothy Fielding, ni su novia, interpretada por Amanda Bearse, ni su amigo, interpretado por Stephen Geoffreys, le darán la más mínima credibilidad al asunto.

Se trata de un cine muy ochentero en el que el terror y la comedia van de la mano dando lugar a un producto muy disfrutable, muy en la línea de otros títulos de la época como Un hombre lobo americano en París (1981) de John Landis, Gremlins (1984) de Joe Dante, Los cazafantasmas (1984) de Ivan Reitman, De pelo en pecho (1985) de Rod Daniel, Reanimator (1985) de Stuart Gordon, Ghoulies (1985) de Luca Bercovici, House, una casa alucinante (1985) de Esteve Miner o Critters (1986) de Stephen Herek. Se trataba de un cine que resucitaba a los grandes personajes del terror clásico como Drácula, Frankenstein, el hombre lobo, fantasmas, mansiones encantadas, asesinos, extraterrestres o monstruos de cualquier tipo pero desde el prisma del humor, que no necesariamente obligaba al abandono del terror. Concretamente nuestra Noche de miedo se centrará del género vampírico con muchas gotas de humor. El guión, aunque simple, está muy elaborado en torno al tema del terror que suele encerrar los aspectos cotidianos de nuestra vida.

A destacar la dirección de un director como Tom Holland, especialista del cine de terror que no goza del reconocimiento que merecería. Y que fue director de otras obras importantes, además de Noche de miedo que nos ocupa Muñeco diabólico (1988) o Maleficio (1996), además de ser guionista de la infravalorada Psicosis II: el regreso de Norman (1983). La película respeta el canon clásico de las viejas películas de terror tanto de la Universal como de la Hammer aunque bañadas en una apreciable ironía dando lugar a un producto que no se toma realmente en serio, convirtiéndose esto en una de sus grandes virtudes gracias al talento del director la película opta por un punto intermedio entre la tensión y el humor en una línea de cine que nos recuerda a esa otra gran parodia dirigida del cine vampírico que dirigiera Roman Polansky como fue El baile de los vampiros (1967), y que en el cine de los ochenta tuvo una gran repercusión con cintas como la adaptación cinematográfica que en 1987 dirigiera Larry Cohen de la novela de Stephen King El misterio de Salen`s Lot en 1987 con el título de Regreso a Salen`s Lot o Los viajeros de la noche de Kathyr Bigelow de 1987, Jóvenes ocultos (1987) de Joel Schumacher o Besos de vampiro (1988) de Robert Bierman.

Otro aspecto destacable se encuentra sin lugar a dudas en unos sorprendentes efectos especiales y maquillaje que lucirán fundamentalmente en la parte final de la cinta con vampiros, hombres lobos, fantasmas o muertes especialmente sangrientas. Es cine de puro entretenimiento de alta calidad en la década de los ochenta. Y ésta es una película muy especial para los amantes de los recordados video-Clubs. Su ritmo es frenético desde el comienzo, apenas decae, con escenas que quedaran grabadas en la memoria de los espectadores, por ejemplo aquélla en la que Peter Vincent descubra la identidad del vampiro haciendo uso de un simple espejo. Todos los actores realizan un gran papel, pero a destacar a Roddy Mc Dowall , en el papel de Peter Vincent, un homenaje tanto a Peter Cushing como a Vincent Price, dos actores del terror clásico, en una especie de Van Helsing draculiano. Roddy Mc Dowall ya había aparecido en cintas tan importantes como la saga de El planeta de los Simios iniciada por Franklin Schaffner en 1968 con Charlton Heston en el papel protagonista, El juez de la horca (1972), dirigida por John Huston y con Paul Newman y Ava Gardner en los papeles principales y Curso 1984 (1982), dirigida por Mark L. Lester y protagonizada por Perry King. La química que se respira en pantalla entre William Ragsdale y el propio Roddy McDowall es grande dejando varios momentos muy divertidos. También muy digno de destacar el papel del villano interpretado por Chris Sarandon, uno de los rostros más populares del cine de los ochenta con títulos como La princesa prometida (1987), dirigida por Rob Reiner y la antes mencionada Muñeco diabólico del propio Tom Holland. Chris Sarandon acaba acaparando mayor protagonismo por su arrolladora personalidad y poder de atracción. Respecto al joven protagonista, el actor William Ragsdale ha seguido en la palestra tanto en cine como en televisión con títulos como Noche de miedo 2 (1988) de Tommy Lee Wallace o Algo pasa en Hollywood (2008) de Barry Levinson, aunque como secundario.

En definitiva, estamos ante auténtico cine de los ochenta, una cinta con un alto de contendido nostálgico especialmente para aquéllos que adoramos la década de los ochenta y noventa, y que a medida que avanza su metraje mantiene más enganchado al espectador. La película contaría, como hemos señalado, con una segunda entrega que en España se titularía Noche de miedo 2 (1988) dirigida por el especialista en cine de terror Tommy Lee Wallace. Se trata de una continuación lógicamente inferior pero nada desdeñable y que pasaría a convertirse en título de culto fundamentalmente por su paso en los video-clubs. En 2011 llegaría el remake de Noche de miedo dirigida por Craig Gillespie y con Colin Farrel en el papel del vampiro, y en 2013 una segunda entrega dirigida por Eduardo Rodríguez, títulos que no van más allá del simple divertimiento y que a ojos de servidor muy inferiores a las originales.


viernes, 1 de abril de 2022

¿Por qué lloras Susan? (1967) de David Green.

 Estamos ante una interesantísima cine de terror, con dosis de melodrama. Es una película británica que se estrenó en 1967. Por desgracia, a día de hoy es una película muy olvidada y que el amante del buen cine debería reivindicar. La película fue emitida en la madrugada de un verano de los 90 por Televisión Española. Su título original, al igual que el relato en el que se basaba, era The Shuttered Room (La habitación cerrada)y que en España se tradujo como como ¿Por qué lloras Susan?. Es la adaptación de un cuento del escrito August Derleth, que a su vez se inspiró en unas ideas inconclusas de Lovecraft. Tiene un gran reparto encabezado por Carol Lynley en el papel de Susan, Gig Young en el papel del marido de Susan, Oliver Red como el lugareño hostil y Flora Robson como la tía de Susan. Todas sus actuaciones resultan brillantes, aunque especialmente me gustó la interpretación de Oliver Reed.


Respecto al argumento: tras recibir como herencia la casa de infancia ubicada en el interior de su un molino Susan volverá a su pueblo natal llamado Dunwich junto a su marido Mike. Allí se revelarán secretos que habían permanecidos encerrados largo tiempo. Susan abandonó repentinamente su casa de infancia siendo todavía una niña después de la trágica muerte de sus padres en oscuras circunstancias. Será en el molino donde se esconde un oscuro secreto y un extraño ser aterroriza a los habitantes del lugar. Este ser vive en el granero y que aparentemente ataca sin escrúpulos a cualquier persona que se le acerque. La acción transcurre en una pequeña isla donde llamará la atención de espectador la mentalidad tan retrógrada de sus habitantes con extraños ritos y brujerías de medio pelo.


Habría sido interesante que Ken Russell, director inicialmente designado para la dirección de la cinta, hubiera finalizado la filmación. Sin embargo, lo sustituyó de manera muy eficaz David Green, un director que cimentó su carrera cinematográfica fundamentalmente en la te televisión y donde se prodigó muy poco en el cine en películas como Alerta roja: Neptuno hundido (1978) con Charton Heston y Hard country (1981) con Kim Basinger, además de nuestra ¿Por qué lloras Susan? Muchos críticos se cebaron con la cinta señalando que su guión era previsible y sin apenas sorpresas. No puedo estar más en desacuerdo. Es una historia rodada de manera pausada, con buen gusto, con un estilo sorprendentemente clásico. Los diversos hilos argumentales se van tejiendo pacientemente, hay un ambiente malsano, opresivo que transmite al espectador agobio y claustrofobia. Tiene momentos de tensión muy logrados. Destaco de manera especial una excelente fotografía que recoge perfectamente la luminosidad del día, además de los bellos paisajes en el mar. Esto es un aspecto que me gustó sobremanera: una historia de intriga y terror a pleno luz del día en un lugar en un lugar especialmente soleado. En el cine español Chicho Ibáñez Serrador repetiría esta fórmula en su perturbadora ¿Quién puede matar a un niño? (1976).


La cinta combina de manera muy armoniosa terror, intriga, melodrama, además de lo que en el cine de terror de los 80 se denominaría slasher. No se trata de una cinta menor sino, que tiene gran encanto y es bastante disfrutable. Destacan especialmente algunos personajes perturbadores especialmente Oliver Reed y Flora Robson. ¿Por qué lloras Susan? influirá en cintas posteriores como Perros de paja (1971) de Sam Peckimpah y Deliverance (1972) de John Boorman.

viernes, 25 de marzo de 2022

Freddy contra Jason (2003) de Ronny Yu.

Freddy contra Jason (2003) es un cruce entre dos de los grandes monstruos del cine de terror de los 80 como fueron Freddy Krueger de la saga de Pesadilla en Elm Street y Jason Voorhees de la saga de Viernes 13. La cinta está dirigida por Ronny Yu y protagonizada por Robert Englund en el papel de Freddy Krueger y Ken Kirzinger en el papel de Jason Voorhees. La película comienza resumiendo al espectador despistado la historia de Freddy Krueger en Springwood y su posterior muerte a manos de los adultos del lugar. Como el poder de Freddy Krueger sólo puede manifestarse a través de su recuerdo y el miedo que pudiera suscitar, ee ha pretendido olvidar por completo a Freddy Krueger para impedir que éste pudiera seguir asesinado a los hijos de Springwood a través de los sueños. Incluso aquéllos que pudiesen tener algún recuerdo del asesino de las cuchillas viven recluidos en psiquiátricos fuertemente medicados para impedir que puedan soñar y traerlo de vuelta.

Ante esa situación límite Freddy Krueger vaga por el infierno con el propósito de encontrar a alguien que haga recordar a la gente qué es el miedo. ¿A quién encontrará? Sí, al bueno de Jason Voorhees. Freddy Krueger convencerá a Jason para que asesine a los jóvenes de Springwood. Así Freddy Kruger matará de nuevo utilizando a Jason Voorhees. Sin embargo, cuando Freddy quiere volver a matar por él mismo comenzará la disputa entre ambos monstruos.

Freddy contra Jason desde el momento de su estreno fue ampliamente denostada por la crítica especializada. Curiosamente la película sí que cosechó un gran éxito a nivel de taquilla en el paso por los cines. Está dirigida y rodada de forma enérgica e intensa por un eficaz Ronny Yu que ya lograra revitalizar otra saga de terror como Muñeco diabólico con La novia de Chucky. El guión es muy correcto para una historia que busca el entretenimiento del espectador sin más pretensión, con buena fotografía y unos efectos especiales realmente sorprendentes.

La película se muestra respetuosa con los elementos distintivos de cada villano. Por ejemplo la banda sonora que acompaña a cada uno de los personajes. Sirve como continuación de ambas sagas, pero también como películas independientes. Como todo aficionado del cine de terror de los 80 Pesadilla en Elm Street y Viernes 13 constituyeron dos grandes hitos que vivieron su momento de mayor éxito en la década de los 80. Con la entrada de la década de los 2000 y ante una alarmante falta de ideas los productores americanos encontraron un filón uniendo personajes de las películas de los 80 como también ocurriría con la de Alien vs. Predator (2004) de Paul W. S. Anderson Alien vs. Predator 2 (2007) de Greg Strause y Colin Strause y Batman contra Superman (2017). De este modo se pretendía revitalizar sagas ochenteras que dejaron de ser rentables desde un punto de vista económico. Son películas de alto presupuesto y grandes efectos especiales. Aunque las sagas de los 80 siempre contaron con unos efectos especiales buenos, en Freddy contra Jason destacan sobremanera contribuyendo todo ello a la creación de una atmósfera muy terrorífica. Sorprende la cantidad de sangre y vísceras presente en la cinta, mucho más de lo esperable.

En el caso que nos ocupa de Freddy contra Jason el resultado es bastante positivo, incluso muy superior respecto a las previsiones iniciales. Los hay quienes afirman que la película contaba con miembros suficientes para hacer una mejor película. Pero, yo pregunto: ¿qué esperaban esos críticos de medio pelo? ¿Acaso aspiraban alcanzar una especie de catarsis cinematográfica como si fuera Ciudadano Kane de Orson Welles? No tienen ninguna justificación en cualquier caso. Además, si volvemos a ver la lista interminables de las secuelas tanto de Pesadilla en Elm Street como de Viernes 13 descubriríamos que pocas de ellas logran superar a Freddy contra Jason, tanto a nivel estético como visual

Un gran acierto de la cinta es que nunca se toma en serio, pues en la linea con las entregas IV, V y VI de Pesadilla en Elm Street. Aunque los guionistas no se esforzaron en absoluto por justificar cómo los universos de Freddy Krueger y de Jason Voorhees coincidan, siendo en este aspecto todo muy apresurado. A mi personalmente no me molesta en absoluto este último aspecto, incluyendo algunas licencias que se toman, a veces un tanto incomprensibles. Si somos justros, habremos de reconocer que la película cumple con las expectativas de una película slasher. Me gustan particularmente algunos homenajes y guiños cinematográficos a las dos sagas originales: la casa Nancy, o Jason Voorhees paseando por Elm Street y Freddy haciendo lo propio en Crystal Lake. Además, la película recrea la escena que se menciona en la primera entrega de Viernes 13 donde un grupo de niños se burlan del pequeño Jason tirándolo al agua. El vínculo que une ambas sagas se encuentra en la escena final de Viernes 13 IX: Jason se va al infierno en el que podíamos contemplar como el guante con cuchillas de Freddy emergía de la tierra para llevarse la máscara de Jason al infierno.

A destacar el contraste existente entre dos personalidades en principio tan distintos. La película no tomará partida de modo claro por ninguno de los personajes. Freddy Krueger es un asesino de bastante sádico y retorcida al ejecutar a sus víctimas. Por su parte Jason posee una fuerza más que humana y que actúa de forma muy contunde a la hora de asesinar a su víctimas. El humor negro de Freddy contrasta con la seriedad de Jason. La película tiene la virtud de entretener manteniendo al espectador interesado hasta el final hasta asistir al enfrentamiento entre ambos mitos del terror y saber quién es el vencedor. El metraje es de poco más de hora y media, cargado de acción, diálogos dinámicos bastante humor.

En definitiva, se trata de una cinta que hará las delicias para los amantes del cine de terror ochentero, especialmente a los seguidores de las sagas de Pesadilla en Elm Street y Viernes 13. Entretiene y respeta los universos de ambos icónicos personajes haciendo un slasher muy divertida. Sin ser una obra maestra la cinta homenajea a estos dos grandes iconos de Freddy Krueger y Jason Voorhees,

viernes, 7 de enero de 2022

Pesadilla final (1991) de Rachel Talalay.

     La serie de películas que forman la saga de Pesadilla en Elm Street iba cuesta abajo y sin freno. Ya la quinta resultó bastante inferior a cualquiera de las anteriores, y con ésta de Pesadilla Final: la muerte de Freddy toca fondo. Con excepción de la primera y la tercera entrega, el personaje de Freddy Krueger se convertiría en un comediante muy alejado de lo que fue su esencia en la primera entrega. Está dirigida por Rachel Talalay, directora que prácticamente desarrollaría su carrera cinematográfica en la televisión salvo alguna excepción, además de Pesadilla final: la muerte de Freddy, El chip asesino (1993) y Tank girl (1995). Vuelve Robert Englund como Freddy Kruegger y en simples cameos aparecen Tom Arnold y Johnny Deep.

    La valoración de la película es muy negativa. El argumento resulta tan sumamente inverosímil que el pobre espectador únicamente podrá seguir con tedio y aburrimiento. Como pone de manifiesto el título, parece que la película tendría que poner fin al personaje de Freddy Krueger. Además observamos como en los títulos de crédito finales se realiza un homenaje a toda la saga con sus mejores y más impactantes imágenes.

    Rachel Talalay, directora de la cinta, estuvo involucrada en la realización de las anteriores entregas de la saga como ayudante de producción y aquí debutaba en la dirección cinematográfica. Su experiencia fue seguramente tan dramática que seguramente tomaría la decisión de desarrollar su carrera básicamente en la pequeña pantalla. La cinta a priori partía de una premisa interesante como era la muerte de Freddy, personaje mítico del cine de terror de los ochenta donde los haya, sin embargo la cinta acabó desarrollándose en el campo del surrealismo hasta el punto de que seguramente a Salvador Dalí le hubiera seducido sobremanera.

    Como ya sucedía en la anterior entrega, esta cinta tiene muy poco terror. En cambio, como contrapartida, el lado cómico y burlesco de Freddy Kruegger se pondrá de nuevo de manifiesto, para disgusto de los espectadores. ¿Qué decir de la escena en la que Freddy Kruegger juega a un videojueco con una de sus víctimas se encuentra en el interior de la pantalla? ¿Dónde queda el suspense y la inquietud de la primera cinta? El trabajo de los guionistas en esta sexta entrega es de auténtico juzgado de guardia pues únicamente se limitan a destrozar el personaje de Freddy Krueger, además de aburrir al espectador. Me llama la atención el ritmo demasiado lento para una película de terror. Carece de de nervio y emoción y está repleta de gags, algunos de ellos parecen inspirados en el clásico de El mago de Oz (1939) de Victor Fleming. La película encadena escenas tras escenas con algunos elementos cómicos (que no provocan cinta) pero todo destila falta de profundidad y de interés. Ninguno de los actores destacan, unido a un argumento inexistente convierte la película en una de las perores de la saga, quizás después de Pesadilla en Elm Street V.

    Ya he señalado que el guión es muy pobre y lo único que hace es repetir aspectos de otras películas pero ya de manera muy rutinaria. El culpable de este pobre guión fue Michael De Luca, guionista y productor, que fue guionista también de la notable En la boca del miedo (1994) de John Carpenter. Sin embargo, en nuestra película patina con un guión que para nada le hace justicia a Freddy Kruegger. Como hemos señalado, se muestra el lado del humor negro de Freddy al matar a sus víctimas, por ejemplo, cuando mete a una de ellas un videojuego y se pone a jugar contra ella en forma de personaje animado.

    Pesadilla Final: la muerte de Freddy, siguiendo la línea trazada por las dos anteriores entregas, pretende fomentar cierta comicidad entre película y espectador, pero sin éxito. Lo único que puedo destacar de esta película es el flashback del pasado de Freddy Krueger. Además, la cinta introduce un elemento innovador dentro de la saga y que parece un último intento desesperado por reflotar la saga de Pesadilla en Elm Street: el efecto de tres dimensiones en el tramo final de la cinta. Se suponía que uno de los aspectos más destacables de la película serían los efectos especiales. Sin embargo estos efectos especiales en tres dimensiones resultarán muy pobres al espectador del siglo XXI.

    ¿Dónde se encuentra el terror que surgía de las cosas cotidianas que tan brillantemente explotó Wes Craven en la primera entrega de la saga? En cada una de las entregas se produjo un cambio de director. Esto provocó que cada película tuviera una personalidad distinta a la que Wes Craven creó en la primera entrega de 1984. Seguramente por ello la saga fue empeorando desde el punto de vista cinematográfico.

    Wes Craven quedaría bastante decepcionado en lo que se había convertido la saga y decidió ya en 1994 escribir y dirigir una nueva entrega de la saga ya desde una perspectiva de metacine y recuperando algunos de los personajes de la primera entrega.