Si usted no ha visto esta película ha de saber que el comentario posee
spoilers que revelan datos relevantes sobre el contenido del mismo.
Estamos
ante uno de los clásicos filmes de terror de la década de los 80,
la edad de oro del VHS. Hoy se encuentra ciertamente olvidado, pero
que en la época en la que se estrenó fue todo un gran impacto,
contando con una gran popularidad. La gente alquilaba este tipo de
películas en los videoclubs, auténticos lugares de peregrinaje, más
allá de su calidad cinematográfica o no, por su imaginativa
portada. El director fue Steve Miner, realizador con amplia
experiencia en el campo del terror con Viernes
13 2
y Viernes
13 3.
El productor fue Sean S. Cunningham, director a su vez de la primera
entrega de Viernes
13.
House,
una casa alucinante
gustará sobremanera a los nostálgicos del cine de los años 80,
pero quizás no tanto para las nuevas generaciones o aquéllos que
simplemente busquen una película seria de horror. Sus efectos
prácticos han quedado muy desfasados. Pero en esto reside en buena
medida su innegable encanto. Independientemente de su calidad
cinematográfica, es un producto altamente nostálgico por el tipo de
cine que se realizaba en los años 80. En este caso, para el que esto
escribe, los defectos de la película constituyen sus máximas
virtudes, de modo especial, su guión es especialmente fallido, tal
como analizaremos más adelante, con la introducción de escenas y
situaciones que no son acordes con la con el argumento de la, o que
son directamente inverosímiles. Pero ¿para
qué nos vamos a poner tan estrictos con películas como ésta cuando
en la década de los 80 constituía una de las principales señas de
identidad y que permitió al espectador soñar?
No es una historia sobre casas encantadas al uso, sino que posee su
propia personalidad gracias a la combinación de terror y comedia,
con extrañas criaturas y una historia bizarra. En esto sí que es
muy deudor de otras muchas películas de terror de los años 80. La
película nunca se toma en serio, donde más que la coherencia
argumental lo que el guionista pretende es dar rienda suelta a la
fantasía y a la diversión. La casa encantada posee el acceso a otra
dimensión poblado por malignos espíritus y cuyo único propósito
es acabar con el protagonista de la cinta. En realidad es un producto
totalmente de serie b basado en sustos y efectos especiales prácticos
y artesanales. Como filme de terror cumple perfectamente con su
cometido, pero sobre todo con la introducción del humor es lo que
coloca a la cinta en un peldaño superior. La combinación de humor y
de terror resulta una tarea ardua en el cine pero que era un rasgo
distintivo para buena parte de las películas de terror de los 80,
como es el caso que nos ocupa. Se trata de un humor preferentemente
negro en varias escenas muy divertidas, sin nunca abandonar una
atmósfera ciertamente inquietante y malsana que inunda a la casa en
su totalidad. Harry Manfredini fue el compositor de la banda sonora
del filme, que también es el responsable de la banda sonora de
Viernes
13,
creando una música que refleja perfectamente el espíritu de la
película. La película fue un tremendo éxito no sólo por su paso
en los cines sino también en el mercado del video doméstico, tanto
en alquiler como venta. Todo ello provocó que acabara convirtiéndose
en un título de culto. Sólo por el hecho de que la película tiene
varias escenas que quedaron grabadas en la memoria del espectador de
manera inevitable: una de las más recordadas es cuando el
protagonista de la cinta descuartiza el cuerpo de un monstruo,
mientras suena de fondo la canción You
are not good,
de Betty Everett. Por supuesto, la canción que suena en esta escena
resulta totalmente incoherente, pero en esto constituye el encanto.
La
película está interpretada por William Katt, famoso por haber
participado en la cinta Carrie
(1976) de Brian de Palma y sobre todo en la famosa serie El
gran héroe americano.
George Wendt interpreta al vecino Harold Gordon, Mary Stävin es
Tanya, la esposa de Roger, y Susan French la tía Elizabeth,
propietaria que lega su casa a Roger. Respecto a sus referencias
cinematográficas
de la cinta, vamos a señalar varias. Como hemos señalado, la
película no es, ni pretender ser, una obra maestra del cine, sino
que su propósito no es otro sino entretener. Su originalidad no se
encuentra ni en el argumento, ni en la temática ni en los personajes
sino precisamente en la combinación que realiza entre terror y
comedia, inspirándose, o literalmente copiando, otras películas. Ya
el argumento de la cinta, un escritor en crisis creativa, debido a la
desaparición de su hijo, un divorcio y los traumas de la guerra de
Vietnam que va a una enorme mansión para recuperar la inspiración
perdida nos recuerda inevitablemente al clásico de Stanley Kubrick
El
Resplandor
(1980), basándose a su vez en una novela de Stephen King. En la
película de Kubrick, el escritor Jack Torrance, interpretado por
Jack Nicholson, va a parar junto a su mujer y su hijo al Hotel
Overlock que durante el invierno debido al frío y fuertes nevadas
queda totalmente aislado. Su misión allí sería realizar labores de
mantenimiento, y encontrar la tranquilidad e inspiración necesarias
para escribir su nueva novela. Sin embargo, los espíritus que
pueblan el Hotel impiden que pueda cumplir con su cometido. Sin
embargo, House,
una casa alucinante
no se basa solamente en El
Resplandor,
porque si éste hubiera sido el caso, entonces en todas las
comparaciones habría salido perdiendo: no sería sino una mala copia
de El
Resplandor
pero con menos medios y sin el talento de Stanley Kubrick tras las
cámaras. La novedad se encuentra sin embargo, en la introducción de
humor,
Esto es lo que eleva el nivel de la película. ¿Hay
algo más humano que la risa acaso? No
se trata de una comedia en ningún caso, sino que el humor es
introducido en puntos determinados de la película. A pesar de que la
película esté dirigida y producida respectivamente por Steve Miner
y Sean S. Cunningham respectivamente, miembros activos de Viernes 13,
la película no aboga nunca por la truculencia ni de Viernes
13
ni de otras películas de la época como La
noche de Halloween
(1976) de John Carpenter, aunque en ésta en menor medida, La
matanza de Texas
(1974), de Tobe Hopper o Pesadilla
en Elm Street
(1984) de Wes Craven. Y esto es de agradecer en muchos casos. La
introducción de comedia y de humor era un aspecto que se introduce
en el cine de terror de los 80 realizando una revisión, a veces de
manera encubierta, de los grandes monstruos de la Universal. Así, la
película De
pelo en pecho
(1985), dirigida por Rod Daniel y protagonizada por Michael J. Fox,
actualiza el mito del hombre lobo, en plan de comedia, al igual que
Noche
de miedo
(1985), dirigida por Tom Holland y protagonizado por William Ragsdale
y Chris Sarandon con el cine de los vampiros, o Reanimator
(1985), de Stuart Gordon y protagonizado Jeffrey Combs con el mito
de Frankenstein. Lo que caracterizó a todas estas películas no es
que se convirtieran en joyas del cine sino en su encanto, acentuado a
su vez, como ya apunté más arriba, por la nostalgia hacia el cine
de los 80. Todas estas películas tuvieron continuaciones más o
menos afortunadas cuyo objetivo no era otro sino sacar tajada
económica tanto en la pantalla del cine como en el mercado doméstico
del VHS. House,
una casa alucinante
supone en este caso una actualización del tema de casas encantadas.
Respecto a clásicos de cine de terror que se ocupen del tema de las
casas encantadas, hay un clásico como La
casa encantada
(1943), de William Baudine, con Bela Lugosi y Ava Gardner, que
también combinaba terror y humor curiosamente y que resulta
divertidísima. Más allá de la película El
resplandor,
House
toma mucho de Posesión
infernal
(1981), de Sam Raimi, protagonizada por Bruce Campbell y Ellen
Sanweiss. Se trata ésta de una cinta de terror de serie b que trata
el tema de la invocación de espíritus malignos de modo cómico. Su
argumento gira entorno a unos jóvenes ingenuos que despiertan a una
fuerza malvada y cómo éstos tienen que luchar para liberarse de
ella. House,
una casa alucinante
y Posesión
infernal,
más allá del aspecto cómico que comparten son similares en la
forma de tratar la apertura a una nueva dimensión. Pero igual ocurre
con la película Poltergeist
(1982), dirigida por Tobe Hopper y protagonizada por Heather
O`Rourke, JoBeth Williams y Craig T. Nelson. En esta última
película, los malvados espíritus que acechan a la pobre familia se
encuentran en una dimensión cuya entrada se encuentra en un armario.
Todos estos elementos están en House,
una casa alucinante:
hay una puerta hacia la dimensión de esos ofendidos espíritus en el
botiquín del cuarto de baño y donde se encuentra secuestrado a su
vez el hijo del protagonista de la película.
El
argumento
es bastante típico, tal como hemos señalado más arriba a propósito
de la película de Stanley Kubrick, se centra en Roger Cobb, un
afamado escritor que sufre un bloqueo mental que le impide escribir
su nuevo libro. A todo esto se une el hecho de que tenga que lidiar
con la desaparición de su hijo en circunstancias sumamente extrañas,
además de su divorcio posterior y los traumas por haber participado
en la guerra de Vietnam. Tras la trágica muerte de su tía, Roger
Cobb se instala en la enorme mansión de ésta que ha recibido como
herencia, con el objetivo de encontrar la inspiración suficiente
para volver escribir. A medida que la película avanza Roger Cobb va
comprendiendo nuevos aspectos acerca de la trágica desaparición de
su hijo y que le llevan a concluir que su hijo está todavía vivo y
que se encuentra prisionero en algún lugar de la casa. Harold Gordon
es el pesado vecino de Roger Cobb, no tardará mucho en comprender
que el escritor no está completamente en su cabales. A nuestro
protagonista lo ataca el pez espada colgado en una pared, los
instrumentos de jardinería cobran vida para acabar con su vida,
aunque sin éxito. Finalmente la aparición de un monstruo que sale
de un armario de la casa. La película posee varios flasbacks del
protagonista en su traumática estancia en Vietnam, concretamente el
capítulo en que un compañero suyo muy malherido le pide a Roger que
lo mate. Sin embargo, Roger sale a buscar ayuda, mientras que su
compañero es secuestrado por los vietnamitas. El villano de la
película es el terrorífico y violento Big Ben, que es su compañero
en Vietnam que ha regresado de la tumba para busca venganza al
considerar a Roger como el culpable de su tortuosa muerte.
El
principal problema de la película es su guión, o mejor dicho, su no
guión.
Pero, como ya he señalado antes, constituye uno de sus grandes
encantos. La historia se estructura en dos partes que podemos
distinguir: tiene una parte en la que se ocupa de contarnos la
historia del protagonista de la cinta con sus problemas y traumas: la
extraña desaparición de su hijo, la experiencia traumática vivida
en Vietnam. La otra parte se decanta por lo fantástico con la
introducción de personajes terroríficos en la que el personaje se
va zambullendo cada vez más en una situación de locura cada vez
mayor. Será en este punto donde se explique la existencia de una
puerta dimensional que le llevará a enfrentarse con su miedos más
íntimos. Come he señalado las referencias tanto al Jack Torrance de
El
resplandor
como a la película de Poltergeist
están muy presentes. Toda la trama tiene lugar en la mansión donde
tiene lugar situaciones a la vez terroríficas con cómicas. No hay
coherencia ni credibilidad sino dar rienda suelta a la fantasía y a
la diversión. Todo aquél que se acerque a la visualización de esta
película ya sabe de antemano lo que va a encontrarse. Seguro que no
encontrará la poesía de Shakespeare.
La
apertura a la nueva dimensión nunca es explicada de manera
suficiente, ni quiénes son esas terroríficas criaturas. Las escenas
que tratan sobre la guerra de Vietnam parecen resultan inconexas y
desvinculadas al conjunto de la película. Igual ocurre con el
personaje de la tía del protagonista que no tiene un desarrollo
argumental completo. Una mayor explotación de este personaje,
sumamente inquietante por cierto, habría venido muy bien al filme.
¿Qué decir de ciertas escena o situaciones que son pocos coherentes
con la trama argumental de la cinta? Cuando el protagonista está
enterrando al monstruo que le atacó, se acompaña con la pegadiza
canción You
are not good,
resultando poco coherente. Tampoco se da muchas situaciones de la
inverosímil escena en la que el protagonista llena de cámaras para
grabar al monstruo que se esconde en el armario. También carece de
verosimilitud aquella escena en la que un par de agentes policiales
llegan a la mansión alertados por la llamada realizada por su vecino
al oír disparos. Sin embargo, una vez que los agentes policiales
identifican al protagonista de la cinta como el famoso escritor,
entonces el trato cambia radicalmente, incluso tomarán café en el
interior de la mansión junto al protagonista y el mismo vecino. ¿Qué
decir la introducción que se realiza de la vecina de la mansión? Se
conocen en cierta ocasión en que la vecina está realizando footing.
Más adelante, esta aparece bañándose en la piscina de la mansión
señalando que era lo que hacía cuando la difunta tía estaba viva.
¿Qué
decir de la escena en que la vecina le endosa el cuidado de su propio
hijo porque tenía una cita importante?
Finalmente, respecto a la presentación del villano, Big Ben, su
introducción en la trama argumental parece que no resulta todo lo
sólida que debería. El guionista ha querido desarrollar una
historia de vengaza pero no queda explicado cómo Big Ben pudo salir
de su tumba e ir a parar a esa mansión en concreto. Esta parte de la
historia se habría podido mejorar con la introducción de una base
explicativa que fundamentase la aparición de este personaje, por
cierto, lleno de carisma, a la vez que muy terrorífico.
Siguiendo
a Poltergeist,
como hemos señalado más arriba, en la mansión aparece una apertura
que conduce a una nueva dimensión desconocida poblada de espíritus
aterradores. Se localiza concretamente en un botiquín situado en el
propio cuarto de baño y en el fondo no es más que un subconsciente
que conoce los miedos del protagonista. La puerta que conduce a la
nueva dimensión que oculta la casa es una especie de subconsciente
de los miedos de sus habitantes. En este aspecto recuerda a la cinta
de Paul Anderson Horizonte
Final
(1997), protagonizada por Laurence Fishburne y Sam Neil cuya nave
conocía los miedos de los protagonistas y hacia posible su
materialización, enloqueciendo a los tripulantes. Roger logra vencer
a Ben no a través de una lucha violenta sino desde un punto de vista
psicológico: cuando decide enfrentarse en primera a sus miedos.
En
definitiva, House,
una casa alucinante
resulta un vehículo sumamente entretenido a través con una armónica
combinación entre humor y terror. Tiene terror y humor, efectos
artesanales y efectivos, buenas actuaciones y diversión en grandes
dosis. ¿Alguien
quiere más?
Daría lugar a tres continuaciones más irregular en conjunto pero
que todo aficionado al cine de terror de los años 80 tiene la
obligación de revisar. Esto constituye otro de los grandes encantos
de este tipo de producto de terror de los años 80: si la película
funcionaba bien comercialmente era casi seguro que tendría más
continuaciones. En este sentido, podemos recordar La
matanza de Texas
(1974), de Tobe Hooper, La
noche de Halloween
(1976), de John Carpenter, Viernes
13
1980) de Sean S. Cunningham, Poltergeist
(1982) de Tobe Hooper, Los
chicos del maíz
(1984) de Fritz Kiersch, Pesadilla
en Elm Street
(1985) de Wes Craven o Reanimator
(1985) de Stuart Gordon. Es la práctica habitual de Hollywood:
exprimir la gallina de los huevos de oro hasta el final. Se prioriza
el aspecto financiero sobre el artístico. Pero indudablemente, todas
estas continuaciones tienen un incuestionable encanto para todo aquél
que admira el cine de los años 80. Volviendo a nuestra película,
House
II, aún más alucinante,
llegaría un año después, en el año 1987 que continúa con el hilo
conductor de la primera entrega. La película es inferior porque
pierde su elemento sorpresa pero puede hacer pasar un buen rato al
espectador poco exigente. House
III
llegó a las pantallas el año 1989, es una película que se desmarca
de las dos primeras entregas y trata la historia de un asesino que es
ejecutado pero cuyo espíritu se encuentra en el interior de una
casa. Una película que tiene mucho de Pesadilla
en Elm Street
y que, en general, es muy desconocida pero muy reivindicable.
Finalmente en 1992 se estrenaría la que, por ahora, es la última
entrega y que se tituló House
IV.
Ésta es sin duda la más floja de las entregas. Intenta realizar un
retorno a los orígenes de la House
de 1986, incluso recupera, aunque brevemente, al protagonista de la
primera entrega. Sin embargo, se trata de una película fallida, una
muestra en fin de que la historia de House
estaba prácticamente agotada.