jueves, 22 de octubre de 2020

El final de la escalera (1980) de Peter Medak.

 

Al final de la escalera es una cinta de terror del año 1980 dirigida por Peter Medak y protagonizada por George C. Scott, Trish Van Devere, Melvyn Douglas y Roberta Maxwell. Es una cinta que el tiempo se ha encargado de situarla dentro de los clásicos del cine, en una referencia para el género del terror venidero, que no ha perdido ni un ápice de interés a pesar de los años transcurridos. Y es que 1980 marcó el inicio de un nuevo tipo de cine de terror con dos grandes obras como fueron El resplandor de Stanley Kubrick y ésta de Al final de la escalera. Por cierto, ambas películas tienen muchos aspectos en común, en concreto el hacer del entorno un personaje más con vida propia: en la cinta de Kubrick sería el hotel Overlook y en la de Peter Medak la mansión que el protagonista alquila.

Peter Medak, a pesar de su gran talento, no tuvo una carrera como cineasta tan destacable como hubiera cabido esperar después de esta maravillosa cinta. Apenas podemos destacar la dirección de la discreta Species II (1995) en cines y capítulos de famosas series de televisión como House, Breaking Bad y Hannibal. Peter Medak dirigió una película que aglutina numerosos patrones que han sido una referencia para el cine posterior y, por supuesto, copiados hasta la saciedad. Para el espectador primerizo, podría parecer Al final de la escalera a día de hoy una cinta un tanto desfasada pues su fórmula ha sido copiada sin ningún tipo de pudor por el cine posterior. Pero en 1980 constituyó todo un estallido de originalidad. Se ha convertido por mérito propio en un título de culto y contiene varias escenas que se han convertido en icónicas dentro del cine de terror. La combinación entre efectos sonoros, trucajes, músicas e imágenes que simplemente sugieren construyen una atmósfera opresiva y agobiante, es decir, toda una muestra de lo que debe ser una cinta de terror.

La época en la que Peter Medak rueda Al final de la escalera, el género de terror se caracteriza por la presencia de psicópatas como sucedía en La matanza de Texas (1974) de Tobe Hopper, La noche de Halloween (1978) y Viernes 13 (1980) de Sean S. Cunningham, películas de zombies como Zombi (1978) de George A. Romero o exorcismos con El exorcista (1973) de William Friedkin. Aquí se prescinde de todo gore o violencia, con pocos efectos especiales y donde lo realmente importante es el terror psicológico. Y en esto se encuentra la principal virtud de la cinta.

El inicio de la película está rodado de manera excelente: el espectador siente la tensión desde el inicio y tiene que acabar por convencerse de que nada bueno puede pasar. Es todo muy opresivo y siniestro. Frente a lo que es habitual en las películas de este tipo, por ejemplo, que llegue a la mansión una familia feliz, aquí sucede todo lo contrario. John Russell, interpretado por George C. Scott, se encuentra muy hundido debido a la muerte de su familia. No tiene ningún interés por la vida y está convencido de que a estas alturas no tiene nada que perder pues lo ha perdido todo. Esto explica su falta de miedo ante lo desconocido y hacer frente al misterio sin huir del lugar. Por supuesto que también se atemorizará pero acepta la realidad tal como se le presenta sin cuestionarla en absoluto pues en el fondo no es más que un fantasma que encuentra a otro para saciar sus ganas de venganza.

La gran virtud de la película, tal como ya es señalado, es que narra una historia propia de la vida cotidiana pero que, a medida que se desarrolla el argumento, se introducen elementos sumamente tenebrosos. A todo ello se le une una música terrorífica que no hace sino meter el miedo en el cuerpo del pobre espectador. Igual ocurre con la película de El exorcista (1973) de William Friedkin que empieza siendo un drama a partir del divorcio de unos padres y una hija con problemas psicológicos. En el caso de que nos ocupa, Al final de la escalera comienza siendo un drama: un afamado compositor tiene que lidiar con la trágica muerte de su familia. Peter Medak resalta la soledad del personaje principal en varias escenas como aquélla en que abandona su casa. Está realizando la mudanza y el espectador puede observar muchos espacios vacíos, que no son sino una metáfora del interior del protagonista sin ninguna esperanza para enfrentarse a la vida. Poco a poco va introduciendo el terror, pero un terror psicológico, nada visceral ni violento, siguiendo los cánones del cine clásico de los años cincuenta y sesenta. La genialidad estriba precisamente en que la cinta transmite terror e inquietud solamente sugiriendo, nunca mostrando, con elementos mínimos: por ejemplo, cuando una pelota cae por la escalera, una tecla de piano que suena cuando aparentemente no hay nadie presente. Esta forma de elaborar el suspense capaz de convertir lo cotidiano en terror, pero de una manera muy sutil y pausada. Esto es lo que distingue a esta película de la mayoría de cintas de terror. Y es que es mucho sugerente para el amante del cine aterrorizar con una simple sugestión que a través de la violencia. Es muy habitual en el cine de terror y de ciencia ficción desde Psicosis (1960) de Alfred Hitchcock a Depredador (1987) de John McTiernan pasando por Alien, el octavo pasajero (1979) de Ridley Scott. La película nos habla sobre la imposibilidad del crimen perfecto, la avaricia humana, la venganza, la imposibilidad de curar ciertas heridas a pesar del paso del tiempo. La primera hora de metraje es de auténtico terror psicológico. La obsesión de John Russell por alcanzar la verdad ha sido inspiradora en otras cintas como Poltergeist (1982) de Tobe Hooper, Los Otros (2000) de Alejandro Amenábar, Insidious (2009) de James Wan o Expediente Warren (2013) también de James Wan.

El uso de la cámara es realmente sorprendente, especialmente con la introducción del plano subjetivo donde el espectador puede observar en primera persona como un personaje más. La cámara se mueve libremente por los rincones más recónditos de la casa atemorizando al pobre espectador. Un ejemplo de ello es aquella escena en la que la cámara realiza una panorámica hacia atrás para ver como misteriosamente se pulsa una tecla del piano. Otro aspecto destacable es la música que suena a lo largo de todo el filme, genera terror con los coros infantiles y un transfondo sumamente sórdido..

Muchos críticos afirman que la cinta queda cerca de la perfección debido a la parte final es la más débil de la cinta, resulta más rutinaria y para mantener la tensión recurre a efectismos y un montaje paralelo. Para el que esto escribe no está nada de acuerdo con esa afirmación pues el final está bien resuelto, con gran maestría. ¿Qué esperaban esos críticos? Es una cinta que se circunscribe dentro del género del terror y ha de seguir unas ciertas reglas, ni más ni menos.

Cualquier película de género de casas encantadas toma Al final de la escalera como referente y en el caso de que diga que no, miente. Lo que distingue a esta cinta de esta cinta de muchas otras que la copian es que lo realmente importante no son los sustos sino la atmósfera, la cámara subjetiva, los efectos de sonido, todo ello acompañado por el ritmo siempre adecuado al momento de la película. A pesar de ser compleja argumentalmente pues hay drama, terror y venganza todo ella está perfectamente ensamblado.

En definitiva, Al final de la escalera es un filme de terror aroma clásico, como tiene que ser, sin recurrir a trucos efectistas. Hay inquietud y tensión pero mediante la sugerencia y no mediante la violencia. Es una película que todo amante del cine de terror debe visionar de manera necesaria.

sábado, 10 de octubre de 2020

Comentario de Cuenta conmigo (1986), de Rob Reiner.

Cartel de Cuenta conmigo

 Cuenta conmigo es una película dirigida por Rob Reiner en 1986, poco antes de ser mundialmente conocido por su buen hacer en el cine en la dirección de grandes títulos que quedaron grabados en la mente de todo buen aficionado al cine. El tema principal sobre el que gira el filme es la pérdida de la inocencia que se produce de manera inevitable en el tránsito que se produce desde la niñez hasta la edad adulta. Resulta nostálgica y evocadora, su narración es sencilla y de gran naturalidad que lejos de ser un defecto es toda una virtud, consiguiendo que el espectador retorne a su infancia. Sin embargo, se trata de un retrato amargo y repleto de claroscuros pues en la infancia de toda persona de forma inevitable ase producen acontecimientos que, lo queramos o no, marcarán nuestro destino.

La película es la adaptación de un cuento de Stephen King llamado El cuerpo perteneciente al volumen titulado Las cuatro estaciones donde, además se incluyen las historias de Cadena Perpetua y Verano de corrupción. Se cuenta las aventuras y desventuras de cuatro chicos de 12 años de una pequeña ciudad ficticia llamada Castle Rock, en Oregón, que en Septiembre de 1959 deciden emprender la búsqueda del cadáver de un niño que previsiblemente se encuentra cercas de las vías del tren. Con esto tienen la ilusión de convertirse en auténticos héroes y salir en la televisión. Se trata en el fondo de un relato de iniciación, una historia sobre la pérdida de la inocencia y la llegada al mundo de los adultos bajo la mirada de los cuatro niños protagonistas. Para los seguidores del maestro de la literatura de terror Stephen King llamará la atención que pudiera escribir esta pequeña pero deliciosa historia con tintes autobiográficos donde da a luz sus propias vivencias de infancia. Y todo ello con una grandísima sensibilidad y nostalgia por un tiempo pasado y que no volverá.

Como hemos señalado antes, la cinta está dirigida por Rob Reiner que fue el comienzo de una sólida carrera como director repleta de grandes títulos como La princesa prometida (1987), Cuando Harry encontró a Sally (1989), Misery (1990) y Algunos hombres buenos (1992). Desarrolla una película a la vez a la vez profunda pero sumamente cotidiana donde, como la vida misma, la comedia y el drama van de la mano. Hay una sencilla puesta en escena en el que se prioriza en todo momento las interpretaciones de todos los actores, así como a los espacios naturales de gran belleza.


Rob Reiner reflexiona sobre la finitud de la vida y su carácter tan efímero. Es en la infancia donde se detiene, un período mágico donde la preocupación principal es pasarlo bien. A diferencia de otras películas que se centran más en el aspecto amoroso, Cuenta conmigo posee un tono lúgubre y oscuro, aunque no exento de optimismo y de ganas de superación a través de la toma conciencia de la muerte como destino humano necesario unido también a la conciencia de la existencia personal como ser único en el mundo. Se centra en el valor de la amistad como un factor que permite superar todo tipo de dificultades como padres alcohólicos que no se preocupan por ellos, o ser víctimas de las atrocidades de unos gamberros. Rob Reiner muestra un dominio absoluto a la hora de retratar la inocencia propia de la infancia y lo hace de modo que muchos nos sintamos identificados con la historia que nos cuentan como con sus personajes. Las relaciones entre los personajes se caracterizan por una intensidad tremenda y la confrontación de caracteres que nos les lleva a la separación sino que contribuye a que su unión se enriquezca. Y no es para menos porque lo que nos quiere transmitir Rob Reiner es la necesidad de vivir nuestro momento presente como si fuera el último y como ya de adultos tomamos consciencia del enorme tesoro que fue la infancia y a la que es imposible volver.


Cuenta conmigo arranca en 1985 cuando el adulto Gordie Lachance, interpretado por Richard Dreyfuss, lee en la prensa que su mejor amigos de la infancia ha muerto tras apuñalado. Mientras lee la información, dos niños pasan en bicicleta y esto le sirve de hilo conductor para remontarse a su infancia. Su infancia transcurre en Oregón, en el imaginario pueblo de Castle Rock al final del verano de 1959. Gordie es un niño de 12 años que pasa eltiempo con sus tres inseparables amigos: Chris Chambers, Teddy Duchamp y Vern Tessio. Buena parte del tiempo lo pasan en la cabaña de un árbol donde los jóvenes se evaden de sus problemas, que no son pocos, hablando sobre programas de televisión, dibujos animados y chicas. Cada uno de ellos representa un cierto tipo de estereotipo: Chris es el líder del grupo y tiene una familia sumamente problemática debido a la adicción al alcohol. Tiene fama de ladrón a partir del momento en que cometió un pequeño robo en el colegio. Nadie tiene ninguna esperanza en que pueda prosperar en la vida, ni siquiera él mismo. Se muestra protector con sus amigos ante cualquier amenaza. Teddy intenta ser el graciosillo del grupo cuando en el fondo no es más que una máscara de su fragilidad mental como consecuencia de los malos tratos que sufre de su padre, hasta el punto de sufrir una quemadura en una oreja. Su padre padece graves problemas mentales y se encuentra ingresado en una clínica mental. A pesar de ello, cuando alguien insulta a su padre no duda nunca en defenderlo por encima de todo. Gordie es el más sensible e inteligente de todos los amigos pero no está suficientemente atendido por su padres que se encuentran muy deprimidos tras la muerte de su hermano mayor. El ser comparado permanentemente con su hermano mayor constituye un pesado lastre para él lo que le impide desarrollar de modo pleno sus grandes talentos. Sin embargo, Gordie sentía auténtica adoración por él, pues fue la primera persona que confió en su talento. Finalmente Vern: no procede de ninguna familia problemática como en el caso del resto de amigos, por ello es el más ingenuo y soñador del grupo. Sufre de sobrepeso y por ello es objeto de burlas y bromas.

La trama de la cinta es como sigue: Vern escucha prácticamente sin querer el diálogo entre su hermano mayor y otro amigo sobre la muerte de un niño que todavía no ha sido localizado y cuyo cadáver se supone que debe estar por las vías del tren. Los cuatro amigos fantasean con la posibilidad de descubrir el cadáver y así hacerse famosos apareciendo en los periódicos y en los programas de televisión. Así que deciden iniciar una aventura que los conducirá al descubrimiento del cadáver. A lo largo de este viaje, que apenas durará un par de días, los niños se plantearán cuestiones nuevas relativas a la muerte y al paso del tiempo que les hará madurar haciendo posible el tránsito de la infancia hasta la edad adulta. Y éste es el tema principal de la película. Lo que comenzaba como un viaje repleto de aventuras y de diversión acabó derivando en un complicado viaje interior que los transformará totalmente a los protagonistas, especialmente a Gordie y a Chris, obligándoles a crecer antes de tiempo.

El tema principal de la película no es la desaparición de un niño sino la historia de la pérdida y del crecimiento personal donde la amistad es un valor sumamente importante para afrontar las dificultades que la vida nos depara. Aunque los amigos vayan y vengan a lo largo de la vida, siempre aportan una huella imborrable que permanece para siempre, sobre todo las amistades que tenemos a lo largo de la. La búsqueda del cadáver del niño es la metáfora perfecta de la pérdida de la inocencia y la iniciación de un camino nuevo que conducirá a los protagonistas hasta la vida adulta. Los niños adquieren una vez finalizada la película la conciencia de su lugar en el mundo y de su inevitable finitud. El tiempo es el responsable de que los que fueron niños y grandes amigos una vez se conviertan en adultos distantes y sin apenas relación entre ellos. Observamos que cuando parten del pueblo lo hacen entre cánticos y alegría pero que al volver lo hacen en silencio pues han cambiado su mentalidad.

En el largo viaje por la vía del tren descubrirán que son más fuertes si van unidos y que únicamente así se puede afrontar las dificultades de la vida. Pero el paso del tiempo es inevitable y todo lo cambio hasta el punto de aflojar esos lazos de amistad que fueron muy fuertes en la amistad y que por desgracia se desvanecen con el paso del tiempo. Y nos convertimos en una persona adulta: A veces los amigos entran y salen de la vida de una como camareros en un bar. La película termina con las siguientes palabras: Nunca he vuelto a tener amigos como los que tuve a los 12 años. Dios mío, ¿alguien los tiene?


Destaca de modo muy especial la química entre River Phoenix y Will Wheaton. River Phoenix en su interpretación de Chris hace el papel de alguien duro duro pero a la vez sumamente sensible. También es muy protector, como hemos señalado más arriba, especialmente con Gordie al que aconseja y le motiva siempre para que haga uso de sus grandes talentos, sobre todo ahora tras el duro palo de la muerte de su hermano mayor. Chris representa la voz de la conciencia de Lachance diciéndole todo aquello que no quiere escuchar con la intención de que abra los ojos y se dé cuenta de todo el potencial que tiene y que debe explotar para no ser un fracasado como ellos.Por su parte Will Wheaton en el papel de Gordie representa el papel de un niño que sufre sobremanera debido a la muerte de su hermano. En dos escenas podemos ver como los dos jóvenes se revelan sus grandes miedos y cómo se ayudan para superar sus problemas. Es su primera experiencia fuerte de amistad, ambos se confiesan que necesitan de la amistad del otro ya que éste les da una fuerza especial. Gordie, tal como nos cuenta la película ayudó a Chris en su carrera de Derecho lo que le permitió ser finalmente abogado.

En definitiva Cuenta conmigo es una película muy recomendable pues es una mirada al corazón en toda regla, una reflexión acerca de lo doloroso que resulta la imposibilidad de volver atrás y como el tiempo sigue su curso de manera inevitable. Todo ello unido a unas grandes interpretaciones y un guión realmente brillante que hace obligatorio que todo buen aficionado al cine tenga la obligación de visionarla a lo largo de su vida.