martes, 17 de agosto de 2021

Pesadilla en Elm Street III: Los guerreros del sueño (1985) de Chuck Russell.


La tercera entrega de la saga de Pesadilla en Elm Street se estrenaría un año después de Pesadilla II, que había supuesto una gran decepción. Wes Craven, creador del personaje de Freddy Krueger y director de la primera entrega, volvía a la saga aunque en este caso no como director sino como productor y guionista. Todo ello acabaría repercutiendo muy positivamente en la cinta dotándola de la calidad cinematográfica de la que careció la segunda entrega. De este modo, la saga de Pesadilla en Elm Street se recondujo perfectamente más allá de Pesadilla II. La cinta recupera a la actriz protagonista de la primera entrega, Heather Langenkamp, que interpretaría de nuevo a Nancy Thompson, la chica que se enfrentó a Freddy Krueger en la primera entrega. También aparece John Saxon que vuelve a interpretar al padre de Nancy, además de, por supuesto, Robert Englund en el papel del terrorífico Freddy Krueger. Wes Craven eligió al debutante Chuck Russell como director de la cinta, una decisión bastante acertada pues supuso un nuevo enfoque de la saga bastante original desde la fantasía y la acción.


La acción tiene lugar años después de los sucesos de la primera entrega, donde aparece de nuevo el sanguinario Freddy Krueger irrumpiendo en la vida, más concretamente en los sueños, de unos jóvenes problemáticos que están internados en un centro psiquiátrico.


Como he señalado antes, la película tiene una gran dirección por parte de Chuck Russell. Chuck Russell, posteriormente conocido como Charles Russell, destacó durante la década de los 80 y de los 90 que adelanta en esta Pesadilla en Elm Street III muchos de sus constantes a lo largo de su carrera cinematográfica: los efectos especiales, la fantasía, la acción o su amor hacia el mundo de las viñetas, que posteriormente mostraría en El terror no tiene forma (1988) con Kevin Dillon, La máscara (1994) con Jim Carrey y Eraser (1996) con Arnold Schwarzenneger. En Pesadilla III Chuck Russell, más allá de los límites lógicos que Wes Craven le impondría en su labor productora y como guionista, logró trasladar a la saga de Pesadilla en Elm Street una visión muy propia transformando el mundo onírico de Freddy Krueger en una especie de cómic, con mucha acción e imaginación en la resolución de escenas que parecen en ocasiones más próximos al cine fantástico que al de terror. A destacar los efectos especiales en algunos stop motion con el esqueleto de Freddy Krueger ciertamente muy realistas. Lástima que la carrera de Chuck Russell decayera ya en el inicio del siglo XXI con títulos cada vez más olvidables y con menos repercusión.


Pesadilla III rompe con la mala dinámica de la segunda entrega para explorar, esta vez si, el mundo de los sueños del que Freddy Krueger forma parte. No sólo eso, sino que el director conjuga sabiamente diversos géneros cinematográficos como son terror, suspense, acción e incluso comedia. Es bien cierto que el sentido del humor está introducido con cuentagotas y en su justa medida, sin que el personaje de Freddy Krueger se convirtiera en el cuentachistes que acabaría siendo en las siguientes entregas. El tiempo, ese supremo juez, acabaría por convertir a esta Pesadilla III en una de las muestras más destacables del cine slasher ochentero, aunque lógicamente sea inferior a la original de Wes Craven de 1984. En este sentido, no resulta tan aterradora como la primera entrega, aunque si que recupera ese tono pesadillesco y oscuro.


Como he señalado, un aspecto a destacar de la cinta son sus efectos especiales de muy alto nivel, sin embargo, su uso excesivo acaba por restar a esta Pesadilla III un poco de ese halo inquietante. Y es que Pesadilla III debió ser la primera secuela de Pesadilla en Elm Street, ya que a diferencia de la anterior Pesadilla II supone una lógica evolución de muchos de los aspectos de la cinta original que permitirá al espectador conocer más acerca del origen de Freddy Krueger y cómo se desarrolló la vida de Nancy posteriormente.


Llama sobremanera la atención que la escritura del guión, además de Wes Craven, fuera desarrollada por Frank Darabont, gran seguidor de Stephen King y director de Cadena Perpetua (1994) con Tim Robbins y Morgan Freeman, La milla verde (1999) con Tom Hanks y La niebla (2006) con Thomas Jane. Se trata de un guión muy volcado a la acción, la fantasía y las aventuras.

Como hemos señalado, las nuevas víctimas de Freedy Krueger son unos jóvenes que están ingresados en un psiquiátrico. La cinta reflexiona, aunque a modo de apunte, sobre el mal trato que se les da a los enfermos internos en algunos centros. Esto nos lleva en cierta medida a la película de Alguien voló sobre el nido del cuco (1975) de Milos Forman. Estos enfermos internos curiosamente poseen sus propios poderes aunque restringido al ámbito de los sueños con los que intentarán hacer frente a Freddy. De ahí el nombre que aparece como subtítulo a la cinta: los guerreros del sueño. En este mundo de los sueños, estos jóvenes poseen aquellas características de las que carecen en su propia vida cotidiana. En este aspecto, la cinta ya preludia ese cine de superhéroes que tan en boga en el cine desde el 2000. En esta tercera entrega se nos da a conocer ciertos datos de interés sobre el origen de Freddy Krueger: su madre fue salvajemente violada por los internos de un psiquiátrico.

En definitiva, estamos con la mejor de las películas que continuaron a la cinta original donde encontramos con un Freddy Krueger en plena forma. Como he señalado, esta Pesadilla III no alcanza el nivel de la primera entrega, algo muy lógico y razonable, pero que, además de ser una cinta muy entretenida, profundiza en la historia de Freddy Krueger, aspecto que había soslayado Pesadilla II. Pesadilla III consolidó definitivamente a Freddy Krueger como un personaje de peso dentro del cine de terror al nivel de los grandes clásicos de Drácula o Frankenstein.